Venezolanos con VIH llegan a Cúcuta desnutridos y golpeados emocionalmente buscando salvar sus vidas
“Los migrantes venezolanos que viven con VIH llegan en condiciones precarias, no traen ni siquiera ropa y en alto grado de desnutrición”, expuso Ricardo Villamizar, presidente de la Fundación Oasis, quien describió que además las personas llegan emocionalmente destruidas, porque deben cruzar la frontera tras no conseguir medicamentos ni buena alimentación en Venezuela. Cuando llegan a Cúcuta con la ilusión de rescatar su vida, se dan cuenta de que tampoco es fácil allí.
Por Anggy Polanco
Villamizar detalló que si las personas no cuentan con regularización es complicado que accedan a tratamientos en sistemas de salud pública. Sin embargo, a través de la organización AHF los pacientes reciben un apoyo con los tratamientos y los ayudan a realizarse todos los exámenes diagnósticos básicos, pero algunos ya llegan con enfermedades oportunistas como cáncer, sarcomas, tuberculosis, hepatitis, entre otras. Y algunos mueren tratando de salvar su vida.
En la Fundación Oasis reciben 100 personas migrantes con VIH cada mes. Allí les brindan acompañamiento en la ruta de atención para conseguir los medicamentos, en vista de que muchos llegan con un récipe sin membrete ni sellos que le den veracidad.
También ofrecen ayuda alimentaria solo durante tres meses, a pesar de que el Programa Mundial de Alimentos tiene estipulado que se les brinde alimentación por un mes.
“Nosotros nos damos cuenta de que las personas migrantes con VIH, llegan a Cúcuta buscando alimentos, porque no tienen una buena alimentación. Tras cruzar el puente internacional, sin posibilidades de trabajo, ampliamos la ayuda alimentaria un poco a tres meses, para darles apoyo en cuanto a hospedaje y alimentación”, refirió Villamizar.
Peligros con el Covid-19
La fundación tiene dos casas hogares en la capital nortesantandereana, donde con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), brindan abrigo a mujeres y niños. También donan ropa, útiles de aseo personal, kit de dormida que incluye colchoneta, sábanas, kit de cocina que incluye platos, cubiertos, utensilios de cocina a personas que han llegado a ocupar espacios de la ciudad.
A algunos migrantes que consumen sustancias psicoactivas base de coca y heroína, y se han infectado el virus por compartir agujas, les brindan acompañamiento para la ruta de atención médica y así puedan tratar el VIH y la desintoxicación a través del Programa Sustitución de Heroína por Metadona en el Hospital Mental Rudesindo Soto de Cúcuta.
“Acuden a buscar medicamentos antirretrovirales, porque allá no hay medicamentos”, expuso Villamizar y recalcó que de no tomarlos, las personas pueden ser atacadas por enfermedades oportunistas y llegar a la fase de Sida. El principal motivo que impulsa a las personas para llegar a Cúcuta es preservar la vida, manifestó el representante de la fundación.
En el albergue dispuestos para adultos de la Fundación Oasis también se han enfrentado a la difícil situación de la pandemia, pues han llegado personas asintomáticas con Covid 19, ocasionando brotes del virus.
Durante el mes de noviembre, tres personas murieron por causa del coronavirus, dos de ellos son hombres sin documentos de identificación, con edades aproximadas de 30 años y 70 años, de los cuales se presume que son migrantes venezolanos. Sus cadáveres siguen en la morgue desde hace 25 días, pero por no tener identificación, no han podido darles sepulturas. Tras varios meses de recibir ayuda en la fundación, estas personas nunca supieron dar información de sus familias ni sus nombres por causa de problemas mentales.
Sin antirretrovirales ni reactivos
En Venezuela, el régimen chavista no compró más nunca medicamentos antirretrovirales ni reactivos para ningún tipo de diagnóstico a las personas con VIH. En el estado Táchira, Fundasidarta registra entre 12 y 13 nuevos ingresos de personas al mes, que llegan buscando pruebas y antirretrovirales.
Raiza Parra, presidente y fundadora de Fundasidarta, expuso que los casos han venido en aumento desde el año 2020, en medio de la pandemia y tras años difíciles para las personas con VIH.
Parra precisó que en el año 2016, el régimen suspendió la compra de antirretrovirales y de reactivos para el diagnóstico y pruebas especializadas de seguimiento virológico e inmunológico, como son el contaje CD4 CD8, la carga viral y las pruebas de diagnósticos de diversas infecciones oportunistas que afectan a las personas.
Medicamentos vencidos
La falta de medicamentos obligó a muchas personas con VIH, tanto del Táchira como de otras zonas aledañas, a dirigirse a Cúcuta desde 2017 y 2018, cuando la crisis por los medicamentos antirretrovirales fue terrible en todo el país, narró la representante de Fundasidarta.
“Las personas acudían a la Fundasidarta en busca de tratamientos con desesperación”, recuerda Parra. Incluso, se vieron en la necesidad de entregar medicamentos que estaban ya vencidos. Se dieron cuenta de que los antirretrovirales con hasta tres años de vencimiento se podían utilizar y hacían efecto en los pacientes.
“En 2018, entregamos medicamentos con fecha de vencimiento del año 2014 y 2015, porque las personas no podían comprar sus medicamentos en Cúcuta, y esas personas se salvaron, gracias a que el medicamento vencido hizo su efecto”, rememoró.
Los que podían ir a Cúcuta, los compraban allá, pero fueron años tan difíciles que quienes no pudieron adquirir los medicamentos ni siquiera vencidos, murieron, relató Parra.
En la actualidad, gracias a las acciones coordinadas por organizaciones de la sociedad civil como Fundasidarta, que funciona en todo el país, enmarcada dentro de lo que se conoce como Red Venezolana Gente Positiva, ONUSIDA y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), levantan información y la elevan al Fondo Global de Poblaciones, organismo que desde el año 2019 dona los medicamentos antirretrovirales que son distribuidos por el programa nacional.
Los reactivos para pruebas rápidas que utilizan en Fundasidarta son donados por el Fondo Global de Poblaciones y distribuidos por Onusida y Acnur, que canalizan la distribución a las fundaciones, en vista de que, “el gobierno se desentendió y se olvidó, pero ello no tienen nada que ver con la compra”, expuso la fundadora de Fundasidarta.
Primeros casos en Táchira
Raiza Parra recordó que los primeros seis casos del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) se detectaron en Táchira a mediados de 1987, y todas las personas murieron en aquel entonces.
“Continúan aumentando el número de personas infectadas, en algunas regiones con mayor número de casos como en el Distrito Capital, por el movimiento y la cantidad de población”, dijo. Unas 3.000 personas con VIH han atendido en la fundación desde el 23 de agosto de 1995 cuando fue creada.
Desde Fundasidarta siempre han tratado de recordar que existe la condición de personas con VIH en la región. Por eso, también ayuda en la prevención con la entrega de preservativos, porque el VIH sigue siendo un riesgo para quienes no se cuidan.
“Requerimos de la voluntad de mucha gente y de la sensibilización, y que cada quien se vea hacia adentro, asuma su responsabilidad y se haga su prueba de diagnóstico para que comience una vida muy responsable previniendo cualquier infección de transmisión sexual, especialmente VIH”, exhortó la presidente de Fundasidarta.
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