Jerson Moreno, un tachirense que ha recorrido casi toda Venezuela en bicicleta
- “Travesía de la fe en Dios por Venezuela”, es el nombre con el que Moreno identifica su viaje en bicicleta y con el que añora recorrer cada rincón de su país pedaleando sobre dos ruedas
Jerson Yvan Moreno tiene 45 años de edad, nació el 4 de julio de 1976 en El Piñal, estado Táchira, y hace un año aproximadamente tomó la decisión de emprender un viaje por toda Venezuela a bordo de su bicicleta. Su aventura lleva por nombre “Travesía fe en Dios por Venezuela” y le faltan solo cuatro estados del país para culminarla. Actualmente se encuentra en Carúpano, estado Sucre.
Jerson realizó un primer recorrido el 13 de abril del año 2021 desde Guacara, estado Carabobo hasta Táchira. En su trayecto recorrió varios estados del país como Lara, Trujillo y Mérida. Su intención era llegar hasta Puerto Vivas, en el municipio Fernández Feo (Táchira), para visitar a su mamá y al cabo de unos días partir hacia San Cristóbal con el objetivo de despedir a sus hijos que estaban próximos a emigrar a Chile, a su vez reponerse del viaje en el que estuvo unos tres meses pedaleando.
“Empecé mi travesía por toda la costa del Cabo San Román, Península de Paraguaná. Pedaleé varias semanas, no fue fácil pero disfruté el camino y la aventura”, contó Jerson en exclusiva para El Diario.
Luego de esa primera experiencia como ciclo viajero (nombre que reciben las personas que viajan largas distancias a bordo de una bicicleta), Moreno prometió recorrer toda Venezuela de esa forma y así fue.
Lo único que lleva consigo –aparte de su bicicleta– es una mochila donde guarda lo indispensable para él.
Aparte de todo eso, va coleccionando los recuerdos que le regalan en los sitios por donde transita. De hecho, admite que ya tiene lista una caja de 40 kilogramos que enviará próximamente al estado Táchira porque no puede cargarla consigo.
El inicio de un sueño
Jerson tenía una vida que consideraba normal y un empleo común. Trabajó por más de 27 años como funcionario motorizado del Instituto Nacional de Tránsito Terrestre (INTT) en el estado Táchira y sus labores se centraban en levantar accidente viales diariamente. Se definía a sí mismo –en aquel entonces– como una persona “rutinaria”. Hace dos años sintió que era momento de darle un giro a su vida.
Allá era el encargado de un negocio familiar y aunque cambió por completo su rutina, aún no pasaba por su mente la idea de viajar en bicicleta por todo el país. Esa ilusión llegó después.
“Mis hijos se iban a Chile, ahí decidí hacer ese primer viaje a Táchira para despedirme de ellos”, aseguró.
A Jerson siempre le gustó el ciclismo. Desde niño se declaró fanático de ese deporte, pero no era una práctica frecuente para él. Con los años comenzó a ver a otros ciclos viajeros a través de las redes sociales y se motivó a seguir sus pasos.
“No tengo patrocinantes, ni dinero. Dios es mi mayor sponsor y es quien me ayuda con lo que me proveen día a día en el camino”, precisó Jerson.
Cree que la separación con su pareja (una etapa difícil de su vida pero que ya considera superada) fue crucial para estar donde se encuentra hoy en día, porque piensa que de tenerla a su lado no estaría viajando por toda Venezuela sobre dos ruedas.
Por suerte no se ha topado con mayores obstáculos en la vía, considerando que rueda entre 60 y 80 kilómetros diarios. Su bicicleta está en perfecto estado y a excepción del cambio de cauchos obligatorio debido al desgaste, no ha presentado otro tipo de problemas.
“Lo único por ahí que me ha pasado, y que no veo como inconveniente, han sido las veces que me he deshidratado por rodar tanto y me toca parar y recuperarme. Pero eso lo veo como una oportunidad para descansar, no como algo malo”, indicó.
Lo que sí ha tenido pausada es su actividad en redes sociales. Las horas montado en su bicicleta, las fallas con las telecomunicaciones y el tiempo que dedica a recorrer y conocer nuevos lugares y personas le impiden mantener comunicación constante con sus seres queridos y compartir con sus seguidores parte de la aventura.
“El teléfono se me partió y no he podido tomar fotos de muchos sitios hermosos (…) tengo como un mes sin publicar nada, llego agotado, me acuesto a dormir y realmente me cuesta estar en contacto constante con la gente”, expuso Moreno.
Recuerdos inolvidables
Jerson siempre soñó con conocer el Salto Ángel y jamás imaginó que la aventura que emprendió hace un año a bordo de su bicicleta lo llevaría a cumplir uno de sus mayores anhelos.
“Fue bastante bonito ir a Roraima, La Gran Sabana, ha sido una experiencia gratificante. Soy bastante llorón y llegar allá me llenó tanto de emoción que solté algunas lágrimas”, admitió.
Inició la travesía hacia el Parque Nacional Canaima sin saber cómo llegar o qué camino tomar. Varias personas le sugirieron rutas, otras –en redes sociales– le dijeron que jamás llegaría con su bicicleta pero él le pidió a Dios que le diera claridad y pusiera ante él los medios y la guía para llegar a su destino.
Primero lo intentó por El Manteco (Bolívar) junto a dos viajeros más de Puerto Ordaz y Upata, pero al llegar la vía ya no estaba habilitada y tuvieron que desistir.
“De regreso pasé por el aeropuerto y un muchacho me llamó para tomarse una foto conmigo, ahí pasó un avión de carga y me dio la cola desde El Manteco hasta La Paragua. Allí estuve 10 días y me iban a prestar el apoyo”, aseveró.
Una vez más el intento fue fallido. Cada vez que trataban de despegar el avión presentaba fallas, así que Jerson tuvo que buscar otras opciones.
“Ahí me recomendaron irme por ‘los toyoteros de Paul’, una ruta que usan unos conductores de Toyota rústicos; y eso hice”, añadió Jerson.
Admite que fue una aventura lenta pero hermosa. Rodaban unos seis kilómetros diarios debido a la fangosidad de la zona y al cabo de 10 días ya estaban en su destino. Jerson llegó con su bicicleta a Canaima. Y aunque recuerda que “fue más lo que él la cargó a ella que viceversa”, logró su cometido al lado de su compañera de viajes.
Hasta ahí todo le parecía de película, pero faltaba algo para que su alegría fuese completa: conocer el Salto Ángel.
Casualmente ese mismo día que él estaba de visita en el campamento, llegó un grupo de turistas provenientes de Caracas y lo adoptaron en su equipo. Junto a ellos subió a la cascada más alta del mundo y vivió esa experiencia en primera persona.
Ahí sintió que todo había valido la pena y pese a tener pensamientos negativos que lo empujaban a desistir, cree que su valor y fe en Dios fueron mayores y le permitieron hacer realidad su sueño.
¿Qué viene después?
A Jerson le faltan solo cuatro estados de Venezuela para terminar su recorrido (Nueva Esparta, Anzoátegui, Distrito Capital y Aragua). Durante casi todo el mes de abril estuvo en Carúpano, estado Sucre, y el domingo 1° de mayo partirá con destino a la isla de Margarita. Al terminar su viaje planea volver a Carabobo, donde todo comenzó pero con una nueva visión y un objetivo claro en mente. Le gustaría hacer viajes turísticos en Táchira hacia sitios que ha conocido y que considera hermosos.
Eso no significa que deje la bicicleta a un lado. De hecho, quisiera que su próximo viaje pedaleando sea hasta Chile, donde se encuentran sus hijos. Aún no tiene muy claro si será pronto o no. Para él los planes de Dios son perfectos y prefiere no apresurarse demasiado en cuanto al futuro se trata.
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