«Libertarismo de origen ultraliberal»: la insólita descripción de un intelectual K sobre Milei
Ricardo Forster reconoció que el economista libertario es un "fenómeno", pero lo explica con curiosas palabras y descabelladas teorías.
A Ricardo Forster el público en general tal vez lo recuerde por frases como “la inflación es producto de la felicidad de la gente, ya que, en su alegría, están dispuestos a pagar más”. Sin embargo, el “intelectual” kirchnerista, pertenece al grupo de iluminados ilustrados predilectos de Cristina Fernández. El filósofo y escritor, tiene el talento de decir muchas palabras juntas sin dejar cuestiones conceptuales en claro. Cuando sí habla algo concreto (sobre todo en materia política o económica), delira y divaga. No por eso es menos divertido. Esta semana nos dejó sus reflexiones sobre lo que considera “libertarismo de origen ultraliberal”.
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De esa entelequia surgiría el diputado Javier Milei. Un fenómeno posterior al “neoliberalismo”, que en la opinión de Forster vendría a ser algo peor: “La expresión de la derecha radicalizada que es ultraliberal, autoritaria, ultradarwinista, que expresa la idea misma del final de lo común”.
A pesar de sus títulos y rótulos pretenciosos, que tanto les gusta a los intelectuales de izquierda, Forster debería saber que el liberalismo no tiene absolutamente nada que ver, ni con el descarte de los más necesitados (lo que busca dar a entender con su manifestación de “ultradarwinismo”), ni tampoco el final de “lo común”.
De lo que sí se tratan las ideas liberales, es de la libre asociación y la posibilidad de lo común desde la libertad. A diferencia del Estado que ha mostrado un histórico fracaso en sus redes de contención social, la Argentina liberal, que tanto cuestiona el peronismo y la izquierda, sí tiene logros para mostrar y recuperar.
Antes de la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia, todas las colectividades en el país tenían sus hospitales, clubes y organizaciones sociales. Incluso eran famosas por su espíritu colaborativo, ya que no se dejaba de lado a nadie. Los mismos socios y estatutos preveían que si alguien caía en desgracia, el colectivo, libremente, se hacía cargo. Aquellas instituciones fueron prácticamente erradicadas con la estatización del primer peronismo. El libro “En defensa de los más necesitados” de Martín Krause y Alberto Benegas Lynch (h) es de lectura obligatoria para el que desconozca lo que ocurrió en el país y se interese por soluciones alternativas a esta corriente de pensamiento que ha terminado por vapulear a esta nación.
En contra de lo que pretenden los intelectuales como Forster, cuando el Estado se extralimita de las funciones básicas, se multiplican, no solo la pobreza, sino los peores incentivos que llevan a las oligarquías a los lugares de poder y a los necesitados a la postergación. Los marcos institucionales basados en la libertad, además de mejorar las oportunidades de crecimiento mediante los propios medios, también dan el margen para las mejores organizaciones sociales benéficas. Insistir con que las ideas individualistas son la garantía de falta de empatía es falso. La única solidaridad es voluntaria y libre. Cuando el que hace beneficencia es el Estado, además del gasto inútil de los intermediarios, se multiplican los incentivos para la corrupción y el clientelismo.
Además de lo que se planteó anteriormente y aparte de mentir o equivocarse sobre lo que representan y generan las ideas liberales, los intelectuales K parece que tampoco están dispuestos a hacer ninguna autocrítica sobre la aceptación que hoy tienen las ideas opuestas a las que ellos defienden.
El fenómeno de Milei, para Forster, se trata de una cuestión internacional, que llevó a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y a Jair Bolsonaro a la de Brasil. En otras palabras, el referente K omite todo mérito que pueda haber cultivado el diputado liberal, ni tampoco considera que haya discernimiento por parte de sus votantes. En su opinión es una especie de profecía autocumplida que sucede y listo. Una explicación bastante simplista para alguien que se las da de intelectual. Evidentemente, en lugar del pensamiento crítico (tan necesario en el liberalismo), en la izquierda hay justificaciones ad-hoc cuando las cosas no son como a ellos les gusta.
«Las derechas extremas muestran que tienen capacidad de apropiarse de un modo más creativo de las tecnologías y las formas actuales de culturización que los sectores progresistas”, es lo único que tiene para decir Forster cuando ve en las encuestas el derrumbe de su espacio político.
De consolidarse electoralmente lo que todos los estudios de opinión adelantan, lo más probable es que la intelectualidad kirchnerista, al ver la paliza que podrían recibir el año próximo en las urnas, terminen por manifestarse en contra de la democracia. Todo por el bien común, claro. Es que para ellos, el pueblo es pueblo solamente cuando eligen sus ideas.
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