Por la libertad y la democracia, por Oscar Arnal
Twitter: @OscarArnal
La primera y fundamental crítica al marxismo tiene que ver con el ateísmo que consagra. Para Marx los seres humanos somos tan solo la forma más evolucionada de la materia. En Marx se produce una negación del hombre como ser espiritual y para Marx “la religión es el opio del pueblo”. En la Grecia antigua y en Aristóteles entre otros se plantea el tema del hombre como ser material y espiritual. También se habla del motor inicial o creador.
El mundo no ha podido surgir de la nada, y en caso de haberlo hecho ¿quién creó la nada?. Mucho más adelante otros pensadores como por ejemplo Teilhard De Chardin, definen al ser humano como un ser espiritual teniendo una existencia material. Otros pensadores contemporáneos hablan del hombre como ser material, espiritual, social y libre. Superando con creces los postulados de Marx, que se quedan en el materialismo histórico y dialéctico. Es una contradicción ser un marxista dogmático y creyente en Dios.
Marx predijo que el comunismo surgiría en los países donde la revolución industrial estuviera más avanzada. El error fue grande, surgió en un país agrícola e industrialmente atrasado como era Rusia. No previó Marx el fenómeno de las clases medias, ni que a pesar de que la brecha entre pobres y ricos sigue creciendo, cada día más gente va saliendo de la pobreza y los pobres a pesar de todas las inequidades hoy viven mejor.
El pensamiento marxista tuvo una gravitación tan extensa que se impuso en dos terceras partes de la humanidad, donde convergieron la URSS y China.
Los resultados en lo político llevaron a violaciones a los Derechos Humanos y a brutales autocracias como la de Stalin y Mao, y en lo económico a grandes hambrunas, ruina y atraso.
La revolución marxista por lo demás apela a la lucha de clases y a la violencia como comadrona de la historia. La propiedad privada de los medios de producción debe ser abolida, así como el derecho al que se denomina «burgués». No se dio cuenta Marx que la evolución natural y progresiva es la mejor fórmula para avanzar, y que muchos de los cambios a través de los tiempos se han conquistado no con el odio, sino a través del amor. Tampoco entendió por su falta de formación jurídica, que el derecho desde tiempos inmemoriales estuvo vinculado al ideal de justicia. Es más surgió de la separación de leyes religiosas, que buscaban además de la justicia el bien común, y el orden.
Marx a la vez lanza la tesis del paraíso comunista para la etapa definitiva. Una utopía irracional. Una sociedad donde no iba a ser necesaria la presencia del Estado. Anarquistas y marxistas se encuentran en esta concepción. En esta etapa final paradójicamente se paraliza la historia.
Con relación a Venezuela, Marx puso un desaguisado muy grande cuando se refirió al Libertador. Al escribir una semblanza de Bolívar lo presentó como un oligarca, tirano y cobarde al que comparó con un rey haitiano llamado Solu Luque, rodeado de una corte de aduladores muy corrupta. Marx nos definió como pueblos bárbaros, y explicó que nuestras independencias no se hubieran podido realizar sin la participación de Inglaterra y la legión británica.
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Lo trágico es que en Venezuela muchos oficialistas tengan todavía al marxismo como norte y doctrina, cuando es un pensamiento anacrónico y superado. El ejemplo más palpable lo tenemos en las dos Coreas, que fueron un solo país. La del Sur vive en democracia y libertad y es uno de los países que sin recursos naturales más se desarrolla. Mientras tanto, Corea del Norte vive sumergida en un tiránico nepotismo donde todos son esclavos del Estado y del jefe supremo, y viven en medio de la ruina y la oscuridad.
El reto más que nunca sigue siendo gobernar en libertad, con independencia y autonomía de poderes, con contrapesos que sirvan de balance. Churchill ya afirmó que la democracia es de todos los sistemas políticos conocidos el menos malo y por eso el que hay que adoptar.
La democracia tiene defectos, pero es el único sistema perfectible. Cuando en Venezuela se nos arrebató la democracia. Cuando no hay espacio para las libertades públicas. Cuando se han robado elecciones y revocatorios. Cuando los poderes están postrados ante una autocracia, es hora de volver a intentar restablecerla.
Los marxistas que nos gobiernan ven las elecciones planteadas en la Constitución como «burguesas». No creen en ellas. Eso sí mientras las puedan manipular para perpetuarse lo harán. De perderlas no reconocerán la derrota. Lo hicieron en Barinas, porque era una gobernación y no la presidencia. La oposición venezolana tiene que regresar al espíritu de unidad que hubo «el 23 de enero». El rechazo a Maduro está cuando menos según la gran mayoría de los sondeos de opinión en un 70% y el deseo de cambio después de más de 22 años de mal gobierno está representado en más del 80% de la población.
Desde que llegó Maduro al poder la pobreza según la investigación Encovi de las universidades creció en alrededor del 60%. El 2024 se acerca peligrosamente para Maduro. En cualquier caso frente a un gobierno sin legitimidad de origen, ni de ejercicio, la propia Constitución en sus artículos 350 y 333 propone la necesidad de la restauración democrática. De todos y de cada uno depende y se trata de no andar con ingenuidades. Todo aquel que pueda aportar para luchar por la libertad y la democracia es bienvenido…
Oscar Arnal es profesor de Constitucional de la UCV
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