Santería en Cuba: el precio de un ritual
En Cuba la santería no es barata. Los numerosos productos y artículos necesarios para efectuar los ritos son sumamente escasos en el mercado y muchos se venden en divisa o son enviados del exterior
LA HABANA, Cuba. — En las últimas tres décadas, se ha hecho cada vez más frecuente entre los cubanos la práctica de las religiones de origen africano, la llamada santería.
En los tiempos difíciles que se viven en la Isla, son muchas las personas que recurren a esos ritos por problemas de salud o judiciales, buscando el bienestar económico, por conflictos familiares y amorosos o para que se les facilite la ida del país.
Prefieren la santería por la inmediatez de los resultados y soluciones que ofrece, a diferencia de las iglesias cristianas, que prometen una vida paradisíaca, pero solo después de la muerte y si se ha tenido un comportamiento virtuoso.
Pero la santería sale cara. Los numerosos productos y artículos necesarios para efectuar los ritos son sumamente escasos en el mercado y muchos se venden en divisa o son enviados del exterior por familiares o amigos.
El asunto más difícil para la iniciación, luego de determinarse el santo que se recibirá, son los exorbitantes precios que implica el ritual y su seguimiento,
Debe hacer como inicio una simple ceremonia llamada “recibir la mano de Orula” (Cofá, en el caso de las mujeres). Solamente el derecho que se paga por recibir la mano de Orula cuesta unos 500 pesos, como promedio.
La iniciación propiamente dicha (hacerse iyabó) dura una semana. La persona tiene que permanecer en el lugar donde efectúa el rito rodeado de otros iniciados —que ayudan en todas las labores — a los que hay que pagarles.
Entre las personas más importantes que trabajan en dicho protocolo están: la madrina o el padrino, que cobra unos 8 000 pesos; el Obba (santero mayor) 5 000; las siete santeras (iyalochas), cada una de las cuales percibe 500 pesos; la Yubbona (segunda madrina) 4 000 pesos; tres o cuatro babalawos, que reciben 3 000 pesos per cápita; y la cocinera de los alimentos que se ofrendan, que cobra 2 000 pesos.
La cantidad de alimentos y bebidas que se usan para la ceremonia depende del santo al que se le rinda culto, pero siempre es elevada.
Los productos requeridos más usados son frijoles (garbanzos, negros, colorados) arroz, azúcar blanca, café, leche en polvo, mantequilla, aceite, mayonesa, viandas, frutas, harina de maíz y aguardiente.
El número de animales sacrificados, ya sean de cuatro patas o con plumas, según el santo al cual se ofrendan, elevan de forma considerable el costo de la ceremonia. Los animales más comúnmente usados para los sacrificios son gallos, patos, chivos y carneros. Pueden costar en conjunto unos 40 000 pesos como promedio.
Más elementos sumados al rito que encarecen el costo total son la ropa y los zapatos blancos, cuyo uso es obligatorio durante un año; los recipientes donde se guardan los santos, collares, manillas y demás accesorios para la liturgia, y las velas (una sola cuesta entre 35 y 40 pesos).
A los tres meses de la iniciación, se hace otra ceremonia conocida como “hacer ebbo”, para la confirmación del santo. Implica “darle de comer al santo” animales de plumas (preferiblemente palomas), y coco. También resulta caro. En estos momentos, solamente un coco cuesta entre 40 y 60 pesos, y una paloma 350 pesos (si es blanca cuesta más).
Para celebrar un tambor (añá), que es otro de los rituales que se hacen después de la iniciación, hay que pagarle 30 000 pesos a los tres tamboreros que se encargarán de tocar para los santos.
El precio total de hacer iyabó, está hoy, según santeros con experiencia, entre 115 000 y 120 000 pesos.
Para los extranjeros que se inician en la santería, el costo de las ceremonias es muy superior y se paga en moneda dura.
Estos procedimientos nunca se acaban una vez que se empieza en la santería. Cuando la persona iniciada tiene algún problema o dificultad, debe regresar a ver a su padrino o madrina, para buscar solución al conflicto. Ir a verse con el padrino o la madrina se hace tan común como ir al médico.
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