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Rectificadores y rectificaciones, por Douglas Zabala
Twitter: @douglazabala
Como era de esperarse en estos confines de nuestro mundo opositor, la reacción de quienes todavía se mantienen tercamente en el campo del extremismo no podía ser de otra manera. De “traidores a la Democracia” y ser “parte del sistema y del problema” han sido las perlitas con las que han adornado su discurso calificador, contra quienes en actitud rectificadora resolvieron impulsar rectificaciones en la errática estrategia del desaparecido gobierno interino.
Cuando se produjo la primera incisión entre quienes entraron en el dilema absurdo de participar o abstenerse en las parlamentarias del 2019, estos reductos extremistas y en ese momento apoyados por los hoy vapuleados “agentes del madurismo” arremetieron con tanta fuerza contra quienes levantaron las banderas de la participación electoral, que impusieron un nuevo término en la política nacional, al descalificar a sus antiguos compañero con el remoquete de alacranes.
Todos los actores de la oposición deberían entrar en un proceso de diálogo y negociación entre ellos mismos. Revisar todas sus decisiones y acciones políticas; las del pasado reciente, y las que pretenden desplegar por haber sido acordadas ya. Superar la inútil confrontación que se viene manteniendo es tarea vital. Enfrentar en unidad y con nuevas estrategias, al hoy más fortalecido Gobierno de Nicolás Maduro, debe ser el compromiso de vida en estos años 2023 y 2024.
La oposición toda, a pesar de sus contradicciones y descalificaciones mutuas, debería reinventarse para bien de todos los venezolanos, quienes deseamos salir cuánto antes de este gobierno. Algo mal no ha salido bien en nuestra estrategia política en estos últimos años, porque Maduro sigue gobernando y la población sigue apartada de las convocatorias políticas de esta fragmentada oposición.
Que el 2023 nos de la sabiduría a todos, y nos permita ir hacia el encuentro del ciudadano y del ejercicio de la ciudadanía. Ese debe ser el reto de todos nosotros hacia el futuro, después de haber andado y desandado desde nuestro último triunfo electoral del 2015. Es necesario que los rectificadores de ahora avancen en sus rectificaciones, para bien del país y de esta vapuleada democracia.
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