PDVSA compra dos buques a Irán para burlar sanciones
El régimen de Nicolás Maduro destinará 67 millones de dólares para la compra de los tanqueros de fabricación iraní bautizados como India Urquía e India Mara, que usará PDVSA para despachar crudo a través de terceros
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) pagará 67 millones de dólares a la empresa naval Iran Marine Industrial Company por la compra de dos nuevos buques tanqueros que le permitirán burlar las sanciones estadounidenses que limitan sus despachos al extranjero.
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Las embarcaciones ya tienen nombre. Una será bautizada como India Urquía y la otra será identificada como India Mara. El costo de cada una asciende a 33,77 millones de dólares, según un documento interno de PDVSA divulgado por la agencia Reuters.
Los buques serán construidos «muy pronto» en el astillero de Bushehr de la empresa iraní que ya entregó a PDVSA los aframax Arita y Anita (un tipo de buque petrolero de menos de 120.000 toneladas métricas). Sin embargo, el inicio de la fabricación de los dos nuevos buques depende del cumplimiento del envío de combustible desde Venezuela a los puertos iraníes para saldar el contrato.
Las intenciones del régimen
Con el encargo de los buques India Urquía e India Mara, el chavismo registraría un desembolso de 157 millones de dólares por los cuatro tanqueros construidos por Irán que forman parte del acuerdo con el régimen islámico que selló en 2006 el fallecido Hugo Chávez.
La intención de PDVSA no sólo es ampliar su envejecida flota, compuesta por unos 30 petroleros propios que permanecen en aguas venezolanas por falta de reparaciones, sino además ceder las operaciones a terceros para mover su crudo en medio de las sanciones que impiden a la estatal petrolera renovar el seguro y la clasificación de sus buques que los certifica para navegar.
Esa es la gran apuesta del régimen de Nicolás Maduro para reducir los descuentos en la venta de hidrocarburos y el pago de sobreprecios en los fletes de transporte –hasta siete veces más– cuando datos de la Cámara Petrolera de Venezuela calculan estas pérdidas en 18 millones de dólares diarios, que equivalen a 6.570 millones de dólares anuales.
Desventaja geográfica
La decisión de comprar dos buques a Irán también es estratégica, considerando que la guerra de Rusia contra Ucrania complica las maniobras de PDVSA para exportar petróleo, ya que ahora Moscú compite con la estatal chavista en el mercado asiático para colocar sus derivados.
La ventaja geográfica de Rusia no sólo le permite negociar a mejores precios que Venezuela –que está del otro lado del mundo– sino también pactar modalidades de pago convenientes. PDVSA no puede hacerlo porque 60 % de los ingresos que generan las exportaciones de petróleo venezolano pasan por el sistema financiero ruso sancionado, lo cual obliga a Miraflores a vender en efectivo y con un descuento adicional.
«El petróleo venezolano no se puede vender ni en EE. UU. ni en Europa. Encontrar nuevos mercados impone descuentos de hasta 17 dólares por barril sobre el precio de referencia Brent, más el sobreprecio que aplican las navieras para transportarlo», explica el portal Banca y Negocios.
Negociaciones por la borda
Aunque el plan de PDVSA con la compra de los dos buques a Irán parece claro, el historial de adquisiciones marítimas de la estatal acumula un desperdicio de recursos sin precedentes, una corrupción sostenida y un fracaso institucional incomparable, tras echar por la borda 3700 millones de dólares en la construcción de 18 buques.
El monto equivale a más de la mitad de las reservas internacionales declaradas por el Banco Central de Venezuela (BCV) en octubre de 2020, ubicadas en 6.455 millones de dólares. Además, representa 1,2 % de los 300.000 millones de dólares que se malversaron entre 2006 y 2016.
La filial PDV Marina provocó el desastre financiero cuando se dispuso a aumentar de 21 a 42 los buques petroleros propios de la estatal para transportar 1.200.000 barriles, precisa el informe de la Alianza Rebelde Investiga junto con la plataforma de periodismo latinoamericano Connectas.
Los ilícitos derivan de la auditoría de 350 documentos de la corporación, reportes públicos de la empresa y entrevistas con más de 18 fuentes vinculadas al negocio.
Un historial de irregularidades
Solo en un paquete de 18 buques tanqueros que iban a ser construidos entre 2003 y 2017, que incluían el Eva Perón y el Juana Azurduy, se adelantaron más de 540 millones de dólares al astillero argentino Río Santiago (ARS), pero solo se recibió uno.
En la compra de otros cuatro tanqueros a una empresa japonesa se calcularon sobreprecios de 120 millones de dólares. Por la paralización o retrasos de entregas se gastaron más de 200 millones de dólares y 177 millones adicionales en fletes para dos buques —el Petión y el Sandino— que llevan petróleo a Cuba, y cuyo manejo lo mantienen familiares de Raúl Castro.
Asdrúbal Chávez, primo del exmandatario y expresidente de PDVSA, junto al exministro de petróleo, Rafael Ramírez, son señalados como responsables de «los planes fallidos para construir una soberanía marítima que solo sirvió para enriquecer a algunos y perder dinero en un mar de irregularidades».
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