La Iglesia rusa constituye actualmente la mayor de las Iglesias de tradición bizantina. En la Rusia ortodoxa, durante la liturgia de cada domingo, justo después de la consagración, se recuerda a la Madre de Dios y el pueblo canta: «Verdaderamente es justo bendecirte, Madre de Dios, bendita y toda inmaculada, Madre de Dios nuestro, más venerable que los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines. Tú que, sin perder tu integridad, diste a luz la Palabra de Dios». Y se podrían dar muchos otros ejemplos de la presencia de María en la bellísima liturgia bizantina.
En cada casa rusa hay un icono de la Madre de Dios, iluminado por una lámpara de aceite, y es allí donde la familia acude a meditar y el padre de familia bendice a los niños o a los que salen de viaje.
El siglo XX estuvo marcado en Rusia, durante el período soviético, por 70 años de persecución de los cristianos por parte del régimen comunista. Esta persecución fue más terrible que la de los emperadores romanos para la Iglesia de los primeros siglos porque privó a los cristianos de su vida, pero también de su integridad humana. La catequesis fue condenada como un crimen. Aquellos que se mostraban cristianos, aunque fuera clandestinamente, eran arrestados por la KGB, sometidos a lavados de cerebro o destruidos con drogas para tal fin en hospitales psiquiátricos.
«La resistencia obrera, el movimiento feminista basado en María, el movimiento de conversión, el hambre de Dios, todo eso indicaba que el comunismo no era un movimiento obrero, que no liberaba y que la religión no moriría. También hubo un factor místico decisivo, a saber, el 13 de febrero de 1917 (antes de Fátima y antes de la Revolución de Octubre), la Virgen se apareció en Moscú con un icono de la Virgen Reina. La victoria no llegó en términos de cruzadas y aplastamiento bélico, sino en términos de paz y reconciliación: la paz llegó, no aplastando al bloque del Este, sino a través del amor que reconcilia»*.
En la actualidad, existe una creciente actividad de peregrinos de la Iglesia Ortodoxa en los países de la antigua Unión Soviética. Los fieles acuden a los centros que no desaparecieron durante la época del comunismo.
La mayor cantidad de las festividades dedicadas a los iconos de la Virgen María tienen lugar en Moscú (23), San Petersburgo (5, incluida la fiesta de iconos de Jasna Góra el 6 de marzo) y Kiev (5).
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