¿De dónde vino San José? por María García de Fleury
Por María García de Fleury
¿Por qué escogió Dios nuestra tierra para colocar en ella al hombre al que creó libremente a su imagen y semejanza? Pues la única respuesta que ese es el secreto de su amor.
El hijo de Dios aceptó tener una genealogía humana y esta genealogía no es otra sino la de San José. Se puede estar más unido a una persona que teniéndola la misma genealogía que ella, San Mateo podía haber escrito perfectamente «genealogía de José, hijo de David» igual que escribió «genealogía de Jesucristo, hijo de David».
Esta identidad introduce a San José en lo más íntimo del ministerio de la encarnación y de la redención resalta el valor del matrimonio de José y María que tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano. Habla de la pertenencia a una familia, de la importancia de una familia. Dios quiso que Jesucristo naciera en medio de una familia. El evangelio de la familia es alegría llena de la vida entera y genera consciencia entre los niños y los jóvenes sobre la importancia de la formación y la verdad del amor y del don de sí mismo.
José defiende y protege a María, cuida y protege al niño Jesús, pero Dios miraba todavía hacía un designio más maravilloso el de dar su propio hijo eterno e infinito como él para que enseñará como hacer una humanidad renovada. Escogió un pueblo una región, una familia, una fecha. Aquí entra José un personaje del cual solo sabemos que nació en Belén y lo escaso que sabemos de José es por las poquitas veces que aparece en el evangelio de Mateo como el de Lucas. Si materialmente sabemos muy poca cosa espiritualmente la vida de San José dice maravillas, por él empieza el evangelio, porque él es el heredero de la promesa que Dios hizo a lo largo de los siglos a propósito del mesías que sería enviado como descendiente del Rey David. San Mateo comienza su relato con estas palabras: Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
Está genealogía que arranca desde el patriarca Abraham se termina en José, después de él el evangelio no menciona a ningún hijo de David, todo se ha realizado por Cristo, hijo de la virgen María la esposa de José. La larga lista de los patriarcas puede parecer cansona por la repetición de la palabra engendró, es decir tuvo por hijo, que se repite 39 veces, así empieza: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob y así sigue.
Con San José todo cambia la fórmula estereotipada cesa y ya no se repite más, se sustituye por otra fórmula que no será jamás repetida, porque basta por sí misma, que dice así: José el esposo de María del que nació Jesús, que se llama Cristo. Esta frase tan corta es de una gran importancia porque si tuvo en plena luz la persona de José, así como su misión. Él es el hijo de David, él es el último de la serie, después de él ya no hay más que un hijo de David, el hijo por excelencia, Jesucristo. María por su matrimonio con José, da al hijo que ha concebido del Espíritu Santo una ascendencia davídica de esta manera se cumplen todas las profecías.
Esta genealogía que resumen lo que nosotros llamamos historia santa contiene tanto personas dignas de elogios como a personas pecadoras y pecadores entre sus antepasados. Dios quiso que la genealogía de Jesucristo estuviera llena de todo tipo de personas para que la humanidad supiera que él estaba ahí para todos y que quien se acerque a Dios y cumple con su mandato termina dándose cuenta de que, con Dios, siempre ganamos.
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