La Universidad Católica Andrés Bello ha juramentado esta semana al sacerdote jesuita  Arturo Peraza como su nuevo rector para el período 2023-2027, tras el fallecimiento del también jesuita José Virtuoso, quien ejerció el cargo entre 2010 y 2022. Caraqueño, abogado y doctor en ciencia política, ex jefe provincial de la congregación jesuita en el país, Peraza puso el acento durante su discurso en el Aula Magna ucabista en la idea de «acompañar y fortalecer la esperanza» ante una realidad que llamó «doliente» pero, a la vez, «preñada de oportunidades».

Peraza es el octavo rector en los 70 años de vida de la UCAB y el séptimo jesuita en estar al frente de los destinos de esta universidad privada fundada en 1953. El único seglar fue el ingeniero y profesor universitario Guido Arnal Arroyo, rector entre 1972 y 1990, quien enfrentó una honda crisis interna de la institución y quien contribuyó a reordenar las bases sobre las que, medio siglo después, la UCAB ha construido una voz propia y comprometida con el país, su desarrollo y su democracia, junto con la preservación de la excelencia académica y la transformación de su campus universitario.

El nuevo rector -dictó clases en la UCAB en la cátedra de Derechos Humanos y fue también profesor en el doctorado de Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, además de dirigir la Revista SIC (nacida en 1938)-  expuso con absoluta claridad su visión del país durante el acto de juramentación, que contó con la presencia, entre otras, del cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas y canciller de la UCAB.

Dijo Peraza: «Hoy vivimos la tensión entre autoritarismo y democracia, entre el centro y la provincia, a lo que hay que unir la desestructuración del Estado, el robo masivo de bienes públicos, la violación de derechos humanos, el desmantelamiento de la educación, tanto en su calidad como en el derecho de acceso a la misma, una pavorosa crisis humanitaria y la triste realidad de la migración forzada de millones de compatriotas. Toda esta realidad genera una sensación de desesperanza aprendida que hunde a las personas en el dolor».

Y es ahí, en ese panorama sombrío, que encaja la visión de la esperanza, en cierta contraposición con la de optimismo, como explicó en una entrevista para el portal Prodavinci.  El optimismo, dijo, a veces oculta la realidad. La esperanza revela la realidad, desde la luz que se transforma en un horizonte al cual dirigirse. Y Peraza tiene claro el horizonte de la UCAB, trazado por sus antecesores más recientes: «La invitación, expresó con palabras del padre Virtuoso, es a fortalecer la aventura del Espíritu, que consiste en la capacidad de asumir honestamente la realidad, escuchar el llamado de la gente, intentar construir propuestas, responder con prontitud los desafíos y, en definitiva, es redoblar la marcha».