Quién era Iroel Sánchez, “el Goebbels” de la dictadura cubana
Fue fundador de distintas iniciativas para perseguir y silenciar a la disidencia de la isla al mismo tiempo que exaltaba al castrismo. Aunque era ingeniero, consiguió influir en la cartera de comunicaciones de forma tan relevante que el régimen lo terminó llamando "dirigente cultural, periodista y analista político"
El Ministerio de Comunicaciones de Cuba confirmó este 18 de mayo el fallecimiento de Iroel Sánchez, al que el castrismo llama “reconocido dirigente cultural, periodista, analista político, escritor, editor y realizador audiovisual”. Las alabanzas sobran ya que se trató de un personaje clave para impulsar la propaganda comunista de la isla. Tanto así que los críticos lo apodan “el Goebbels de la dictadura” recordando aquel personaje, mano de derecha de Adolf Hitler y padre de la propaganda nazi.
Se desconoce la causa de su muerte, aunque medios como 14 y Medio citan versiones de cáncer. Así, termina la época “de una de las voces más extremistas de la propaganda oficial cubana” debido a “sus constantes campañas de difamación contra la disidencia y la prensa independiente”, tal como cita dicho portal.
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Sánchez parecía guiarse por puntos esenciales muy similares a los que estableció aquel Ministerio de Educación y Propaganda de Hitler: el principio de la transposición, al cargar sobre el adversario errores propios, el de la vulgarización, adaptando la propaganda a un lenguaje popular y “al nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida” y también el principio de la unanimidad, llegando a convencer a la masa de que piensan “como todo el mundo”.
Cerebro detrás de la propaganda comunista
Iroel Sánchez nació en la ciudad cubana de Santa Clara en septiembre de 1964 y su vida profesional como ingeniero informático la dedicó a servir al partido comunista de Cuba, que utiliza la propaganda —como muchos totalitarismos a lo largo de la historia— para manipular y desinformar a la población con el objetivo de fortalecerse.
En el currículum del ingeniero estuvo la dirección de la Casa Editora Abril (cuya función en servir de brazo ideológico del castrismo para influir en niños y adolescentes). También fue presidente del Instituto Cubano del Libro y del Comité Organizador de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Desde esas responsabilidades “impulsó importantes programas asociados a la promoción del libro y la lectura”, según el régimen.
A pesar de la profesión que se leía en su título de la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría, entre las filas del Partido y a ojos de los ciudadanos cubanos, fue presentado como “escritor, analista político y periodista”. En el 2009 llegó a trabajar al Ministerio de Comunicaciones, donde influyó en el diseño de contenidos para arremeter contra la disidencia cubana. Probablemente por eso ganó dichos calificativos. Por si fuera poco, fundó la enciclopedia colaborativa cubana Ecured, una especie de Wikipedia cubano con un sesgo propio del régimen que gobierna la isla desde hace 64 años.
Acosador de la disidencia
Puede que los más relevantes legados de Iroel Sánchez en contra del libre pensamiento en Cuba sea la fundación de los programas de televisión “Con Filo” y “La Pupila Asombrada”. El primero de estos, quedó tildado del “más detestable de la televisión cubana” por el activista Yunior García Aguilera.
“No usan la ironía, usan el cinismo rancio de su creador, Iroel Sánchez y su secta fundamentalista. No emplean el humor, segregan el pus de una política gangrenada y maloliente. No defienden con argumentos sus posturas, sino que denigran a todo cubano que no piense como ellos”, escribió en Facebook el año pasado.
Sánchez también fue acérrimo defensor de la Ley de ciberseguridad aprobada en 2021 considerada una “ley mordaza” para recrudecer la censura en todo el espectro de las telecomunicaciones. En resumen, una ficha clave para la dictadura de Miguel Díaz-Canel sale del tablero, útil durante años para promover retóricas contra el imperialismo, las sanciones y todo factor que sirva para lavarse las manos ante la profunda y permanentes crisis que padecen los ciudadanos.
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