XENOFOBIA
El texto íntegro se reproduce a
continuación:
-Antes de Hugo Chávez –esa maldición
bubónica que le cayó a Venezuela y la arrasó como la peor peste conocida en
nuestra historia– nadie podía suponer ni imaginar que los venezolanos, otrora
respetados y admirados, iban a ser repudiados y abominados por todas partes de
América Latina y el mundo. A la ruina socioeconómica y política que ha causado
la peste chavista se suma la más degradante y vil de todas las ruinas: la
moral.
El venezolano y lo venezolano,
debido al chavismo, es despreciado y desgraciado por naciones que nos deben no
sólo su libertad e Independencia, que en muchos casos nos deben su democracia.
Somos un pueblo malherido.
Pueblo humillado
-Nadie se salva, ni empresarios (la
mayoría venidos a menos, exceptuando chavistas), ni deportistas, ni artistas,
ni académicos, ni periodistas, nadie. De sólo decir que provenimos de Venezuela
se nos observa y atiende con pena, vergüenza ajena, como víctimas y en el peor
y más desgraciado de los casos, se nos trata con asco. Me produce una profunda
indignación que esto suceda (que ya es casi a diario), pues entiendo que nada
cambiará mientras el chavismo rija el poder. Nada. Hay que derrocarlos para
recuperar el honor y la dignidad malogradas.
Seremos –seguiremos siendo– objetos
de desprecio, de sorna (los chistes sobre nosotros son inaguantables) y de lástima
mientras el chavismo exista. Sí, damos lástima.
Somos un pueblo humillado.
Pueblo vejado
Un bandolero peruano asesina a
mansalva a un joven comerciante venezolano y las cámaras del circuito cerrado
de televisión muestran la barbarie. Una manada de xenófobos chilenos humilla a
un grupo de venezolanos que intentan cruzar su frontera, su crueldad indigna.
Un candidato a la presidencia de Perú –sí, a la presidencia– dice que nos
arrojará al mar cuando alcance el poder, se topa con un venezolano e intenta golpearlo
(sólo es candidato, ¡imaginemos!). Una alcaldesa colombiana después de un
horrendo crimen cometido por un delincuente, que resulta ser venezolano,
advierte de la “amenaza” venezolana, para ella somos un peligro.
Por más que hagamos llamados a la reflexión
y a la tolerancia la situación empeorará, lo cierto es que los venezolanos
estamos creando un drama social sin precedentes en Las Américas.
Somos un pueblo vejado.
Pueblo perseguido
Para sobrevivir, para que nuestras
familias sobrevivan, para que nuestros hijos no sean maltratados, humillados,
vejados y perseguidos, los venezolanos –me incluyo– nos hemos visto obligados
al destierro. No ha sido nada fácil, no lo será jamás. La vida se nos va en
idiomas, acentos, sabores, olores, visiones y culturas ajenas. Somos sonámbulos
que andamos a tientas en otras tierras. Que nos maltraten, humillen y vejen es
desconsoladoramente inhumano.
No somos delincuentes, la mayoría de
los venezolanos, un noventa y cinco por ciento de los que hemos emigrado, somos
trabajadores productivos. ¿Por qué nos agreden?
Somos un pueblo perseguido.
Pueblo bravo
No podemos seguir causando lástima
ni mendigando respeto por el mundo, nuestra solución como pueblo, como cultura,
como país, no está en la reivindicación de nuestros derechos humanos como
extranjeros –que también hay que hacerlo– ni combatiendo por doquier contra la
xenofobia de la cual somos víctimas. No, la manera de recuperar nuestra
dignidad y honor es reivindicando nuestra bravura como pueblo y luchando como
lo hizo Bolívar y Sucre contra los causantes de nuestro holocausto: el
chavismo.
Las humillaciones no cesarán, las
heridas no acabarán, las vejaciones no tendrán fin, la persecución será eterna,
mientras no resolvamos nuestro único y central problema: la peste chavista. Esa
debe ser nuestra única disposición de ánimo y nuestro único esfuerzo contra la
xenofobia que nos afecta: acabar con el chavismo.
Seamos –lo ruego– el pueblo bravo
que liberó a Las Américas.
Seámoslo…
- En la misma fecha,
pero en El Nacional, con información
de El Tiempo, de Bogotá, el medio especializado en chequeo de
datos Colombiacheck, informó que los venezolanos ya conforman cerca del 3,6% de
la población en Colombia, pero solo cometen 0,63% de los delitos.
Luego apuntó:
-El asesinato del patrullero Edwin
Caro Gómez conmocionó a todos los colombianos. Más aún, porque después de su
muerte se reveló un video que mostró los últimos momentos de su vida: él y su
compañero les hacían una requisa de rutina a dos hombres cuando les dispararon
a quemarropa, entre ellos un migrante venezolano implicado.
Hubo una balacera. Caro Gómez se
desplomó en el piso y uno de los presuntos agresores también. Ambos murieron.
El hecho puso de luto al país.
Varios líderes políticos expresaron sus condolencias por el fallecimiento del
patrullero y, lentamente, se fue tejiendo un debate de fondo en torno a la
seguridad en Bogotá.
Después señaló:
-En el hecho falleció un policía y
uno de los agresores. Se capturó al otro implicado, de nacionalidad venezolana,
y se incautaron dos armas”, escribió la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, la
noche del 10 de marzo (el día de los sucesos).
A la mañana
siguiente, la mandataria dijo en el homenaje al patrullero: “hay una minoría de
migrantes profundamente violenta, que mata para robar o por una requisa, como
pasó en este caso”.
Según una información compartida por
el medio especializado en chequeo de datos Colombiacheck, los
venezolanos ya conforman 3,6% de la población en Colombia, pero solo cometen
0,63% de los delitos. Esto, sin embargo, no impidió que hubiera una borrasca de
opiniones en las redes sociales sobre lo que pasó.
En pocas horas, términos como
“venezolanos” y “venecos” se volvieron tendencia en Twitter, dando cuenta de
las palabras más usadas por los ciudadanos.
El Barómetro de Xenofobia, una
herramienta de la fundación “El derecho a no obedecer”, que usa el Big Data
para identificar los discursos de odio en contra del migrante venezolano en
Colombia, registró una serie de cambios abruptos en las conversaciones.
En seguida especificó:
-De acuerdo con los datos que arrojó
hasta el mediodía del 11 de marzo, hubo un aumento del 576% en las
publicaciones discriminatorias “con respecto a su promedio diario del mes de
marzo”, señaló la fundación en un comunicado.
No obstante, también reportó un
aumento del 1.152% en las “publicaciones de integración”, que hacen referencia
a comentarios de apoyo al migrante venezolano.
Alejandro Daly, director de El
derecho a no obedecer, habló con El Tiempo y explicó a qué se
deben estas cifras.
¿Qué efectos tuvieron las
declaraciones de Claudia López en las redes sociales?
Lo que vimos fue un incremento de
aproximadamente 500% en los comentarios de xenofobia en el territorio nacional.
Esto se vio reflejado en palabras como “plaga”, “ratas”, “asesinos”, que fueron
treding topic en Twitter Colombia. Pero también vimos un aumento de
aproximadamente 1.100% en comparación con el mes anterior de mensajes positivos,
de lo que nosotros llamamos “denuncia de xenofobia”: expresiones de rechazo a
las declaraciones de la alcaldesa y a los comentarios xenófobos.
Eso fue a corte del mediodía del 11
de marzo. La verdad es que sigue siendo muy importante hacer un llamado de
atención a los líderes de opinión, y en particular a los alcaldes y alcaldesas,
frente a este tipo de declaraciones, porque lo que hacen es legitimar un
discurso que puede terminar en la violación de derechos humanos del migrante
venezolano.
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