Tú decides: Vida y Muerte siempre nos acompañan
Nosotros construimos a cada paso nuestra vida con las decisiones que tomamos, también con las omisiones que evitamos tomar, cada decisión nos hizo dar un paso a la vida que hoy tenemos y la Muerte puede ser tan buen consejero como tu Vida, sólo tienes que Abrir los Ojos y discernir cómo actuar.
La semana pasada reflexionábamos sobre el período posterior a la salida de la tiranía, una travesía o período de gestación tanto para los individuos que salieron como para forjar la identidad de un pueblo en descubrir cómo entrar al país que desean para sí y su decendencia. Este artículo es la segunda parte de EL ÉXODO AL PAÍS PROMETIDO.
Venezuela, un Jardín de Edén
La cultura es una pared que separa la jungla, convirtiendo la selva de afuera en un jardín habitable por el arte de la pared y protegiendo a los que viven dentro. Pero, igualmente la cultura y el conocimiento del pasado es también el cadáver en el cual vivimos; los artistas, los poetas y sus habitantes mantienen y regeneran continuamente ese milagro que nos sostiene y nos protege.
Desde ese punto de vista, todos los venezolanos vivimos en el cadáver de la Venezuela que una vez fue y aunque no lo veas o creas, Venezuela aún en su forma y realidad actual, es esa muralla “primordial” que nos protege en este Jardín de Edén. Es una protección en tanto está delimitando la destrucción absoluta de los que viven dentro y, con todas sus limitaciones, hemos aprendido a proveernos de lo indispensable para sobrevivir.
La corrupción es y ha sido, por muchos siglos, un factor desestabilizante en el mundo y espacialmente en el último siglo en Venezuela. Creer que en nuestro país el tema de la corrupción está centrado en el gobierno, no ayuda a entender la dimensión del problema ni las posibles soluciones. El riesgo de que todo se vaya al garete es real y pensar que avanzaremos hacia algo mejor al caer el gobierno denota un mal entendimiento del riesgo en el que nos hemos metido. Prepararnos para la travesía del desierto es imperativo, por ello el porqué de todos los artículos de EL PUNTO a la i.
Volvamos a nuestra reflexión del Éxodo…
Las picadas de las serpientes nos enseñan la consecuencia de nuestros actos
La cultura es la muralla que protege el jardín y dentro de cada jardín hay una serpiente. En el Genesis nos proponen que ese agente de transformación indujo a la primigenia pareja a Abrir los Ojos. Este personaje hoy es visto como agente de destrucción y, en la historia del desierto en Éxodo, hay una consonancia con las serpientes del desierto en tanto son agentes de muerte para el pueblo. En el relato, las serpientes vienen y pican a los judíos como consecuencia de los deseos de volver a la tiranía y por el reclamo a Moisés por haberlos sacado de Egipto.
Arrepentidos, pidieron perdón a Moisés, a quién Dios ordenó que colocase una serpiente en un asta para que cada vez que alguien fuese mordido por una de esas víboras, consiguiera la salvación simplemente mirando el animal de bronce que Moisés fabricó.
Números 21:4-9
Intuimos el enfrentamiento de quizás más de uno con Moisés, “¿esto fue lo que te dijo Dios que hicieras?”, “¿estamos muriendo y tú nos muestras el agente que nos mata en una cruz?”. Mirar la muerte salva, ¡vaya medicina!
Sin embargo, es inevitable la vinculación con Jesús en la cruz. Ya sé que algunos de los lectores son ateos y probablemente desaprueban de la religión, pero esto es mucho más que religión, es una visión de cómo nos sobreponemos a lo que nos destruye y es consecuencia directa de nuestra ignorancia o falta de actuar. La vida está rodeada de sufrimiento, lo tenemos a la vuelta de cada esquina, en cada persona que conocemos, el dolor es parte intrínseca de vivir y evitarla sólo desplaza el dolor y afianza e incrementa nuestra futura experiencia de sufrir. Aún, cuando no lo entendemos, enfrentar la injusticia y la muerte de cara nos pone en control por mucho que no lo parezca. El Jesús en la cruz es precisamente eso: la decisión de enfrentar la injusticia de cara y sin reservas. Es ver con los ojos abiertos la fibra de lo que está hecha una muy buena parte de la vida.
Igual lo hizo Sócrates, enfrentó la injusticia y adversidad a la que una u otra vez estamos en la tesitura de enfrentar, y cambió la historia de la humanidad en más de una forma. Enfrentar el dolor de la vida, sin reclamo o reserva, sin defensa o auxilio, nos permite dar un paso al frente y seguir adelante bajo nuestros propios términos. La muerte puede ser un aliado, pero se requiere ser osado.
Adán y Eva descubrieron el bien y el mal y para siempre dejaron atrás una vida de comunión con la naturaleza donde antes, aunque había dolor, no había sufrimiento. Pero nosotros no estamos ahí, ahora tenemos que enfrentar la muerte misma por voluntad propia, igual que el Cristo, para descubrir de qué va esto que llaman Vida con Propósito; porque la opción de pelear para evitar el dolor de la vida, pretender que los demás tienen el deber de protegerme de mi dolor, nos deja desnudos ante el dilema existencial y es infinitésimamente peor.
Durante toda la segunda mitad del Siglo XX, Venezuela pasó por encima de las desesperadas realidades de toda América Latina como flotando en la crema de la leche de nuestra opulencia; hoy vivimos grandes desgracias y contradicciones que puedan caerle a un país: somos un país enormemente rico que vive empobrecido, toda su infraestructura industrial está de rodillas suplicando por un mínimo de oxígeno para subsistir y todo esfuerzo por sobrevivir de la gente y empresas pasan por la corrupción. La Muerte está presente no sólo de manera simbólica, sino actual y concreta.
¿Cómo se sale de esta desgracia?
Las Tablas de la Ley: primer paso hacia una mundo ordenado y justo
Tendemos a sentirnos más que nuestros ancestros, más listos y sofisticados; eso sucede porque nuestro entendimiento y conocimiento es muy limitado. Es una paradoja que los que más saben, reconocen que son grandes ignorantes; y los que menos saben, creen que lo saben todo. Tardamos miles de años hasta que comenzamos a vivir en asentamientos que luego las llamamos ciudades; y no fue hasta que los códigos de ley comenzaron a regir el orden de la vida en ellas, que comenzaron a surgir las grandes civilizaciones.
El orden natural es primero está la acción y luego la reflexión, no hay otra manera, esa era la sofisticación primigenia. La reflexión que me lleva a cambiar es cuándo reconozco el patrón que me limita, entonces creo una regla que me ayuda a avanzar sin caer continuamente en caos. Eso es lo que pasó en el desierto luego de la tiranía en Egipto, todas las disputas entre los individuos eran llevadas a Moisés para que hiciera las veces de juez. Luego de años su suegro le dijo, no puedes seguir sirviendo de juez entre los problemas de la gente. Moisés subió a la montaña a reflexionar y Shazam, las tablas fueron reveladas.
Moisés estuvo por años funcionando como juez, sin esa acción y esfuerzo de discernimiento, no hubiera entendido el patrón que se dibujaba detrás de cada sentencia y la justicia que buscaba la paz entre la gente. Es nuestro esfuerzo por lograr algo, el que revela en nuestras vidas los principios a seguir para no tropezar y avanzar.
Una ligera reflexión sobre los Diez Mandamientos nos revelan tres áreas a respetar para que nuestras vidas no se desmoronen en el caos, una relación acorde: primero, con el Misterio de la vida; segundo, con nuestro pasado y lo que nos engendró; y tercero, nuestra relación con nosotros y los demás (porque no hay diferencia). Infringe cualquiera de ellas e invitas al caos a reinar en tu vida.
Mientras más nos centramos a entender y captar que somos nosotros el pivote sobre el que gira la puerta que se abre o cierra en nuestra vida, más podemos cambiar la realidad de nuestro día a día, nuestro entorno, y definitivamente la de nuestro país. Si en una casa viven 8 personas, una familia amplia con abuelos y algún sobrino, y llega una nueva persona, sea un primo o un bebé, toda la vida y las relaciones dentro de la casa cambian. No dudes que, si tú cambias, todo cambia… tu casa, tu familia y tu país. Si suficientes de nosotros cambiamos, la travesía del desierto no será tan dura y será más corta.
Por favor, no cometas el error que una vez me dijo un amigo: el problema es que hay muchos que son ignorantes y será muy difícil que entiendan estas ideas, refiriéndose a los no-privilegiados. Lo que digo, no sólo lo digo por haber trabajado por años en barrios de Caracas y conocido a familias humildes, sino también porque conozco a familias privilegiadas y con hijos educados en diferentes universidades del primer mundo: yo he observado que las familias pobres de nuestro país son naturalmente de las más generosas y abiertas que he conocido en mi vida. Me han dado lecciones de vida a cada oportunidad.
Ocúpense cada uno de la “mota en su ojo”, todo caerá en su lugar si cada uno hace su propio trabajo.
Una visión a largo plazo
Tenemos un gran reto que va contra corriente, pero lo llevamos en la sangre: debemos dejar de pensar en soluciones a corto plazo, no importa los dolores que yo tenga que vivir, mi objetivo es que mi descendencia tenga un País Justo y Grandioso. No sólo es posible, es una promesa de la vida misma… todos sentimos el deseo de un país que permita a todos la oportunidad de trabajar, vivir dignamente y crecer en paz y fraternidad. Fue lo que movió los movimientos independentistas que precedieron la Revolución Francesa y la Declaración de Independencia de Los Estados Unidos en 1776.
Tenemos que dejar de esperar a que sean los políticos y poderosos los que guíen el barco, sin nosotros no hay barco… tú eres lo más importante y tú familia te agradecerá que sacrifiques lo que haga falta para que tu seas ejemplar y digno de ser llamado… Venezolano.
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