Coro sufre y espera por un plan político de rescate de valores humanos
Los valores humanos son guías de comportamiento que regulan la conducta de un individuo que tiene su génesis en el núcleo familiar y es reforzado a través del tiempo en los modelos del hábitat donde se convive y el moldeado de políticas gubernamentales edificantes a través del sistema mediático aunado al desempeño de las instituciones.
En nuestro amado país, el siglo 21 ha ido transcurriendo con marcado crecimiento de antivalores sociales, políticos, religiosos y jurídicos.
Hogares con pobreza económica extrema son fuentes de desamor, irrespeto y intolerancia, ciudadanos de la tercera edad con pensiones de escaso valor adquisitivo genera aversión mutua entre sus miembros, liderazgo político con agendas personales y sesgadas no es buena para el gentilicio venezolano, nepotismo e ignorancia supina en la dirigencia oficial contribuyen a la pérdida de buenos valores.
El gentilicio coriano caracterizado por su nobleza, respeto, responsabilidad, amor desmedido al prójimo, habituado a ganarse el pan nuestro de cada día con el sudor de su frente, guapo para el trabajo y para la vida y sobre todo con inmensas ganas de superarse y prosperar a través del estudio en las escuelas, liceos y universidades ha devenido en desasosiego, desmotivación, desilusión y tristeza.
La etiología es un clamor ciudadano, falta de una política metodológica gubernamental del ministerio de educación y otras instituciones con programas dinámicos de reforzamientos de valores humanos y conductas de gran estatura de justicia.
Es abrumante la corrupción, falta de compromiso y responsabilidad, el matraqueo vial, carencia de educación ambiental, violencia doméstica y escolar, consumo de drogas, picardía criolla, evasión de responsabilidad del rol social y político.
Por eso es urgente la implementación vigorosa de una política de estado de rescate de los valores humanos en el más amplio sentido. Ya lo teníamos, solo que en este momento es solo un espejismo.
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