Nerva Cot: primera mujer obispo de Cuba y América Latina
Entre sus responsabilidades debía asumir el mando de las iglesias de la región occidental de la Isla
La reverenda Nerva Cot Aguilera, nacida en 1938, se desempeñaba como profesora de secundaria hasta que una reforma eclesiástica le permitió convertirse en una de las tres primeras sacerdotes cubanas en 1987, bajo la orden de la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, una de las expresiones protestantes del catolicismo, correspondiente a la Comunión Anglicana.
El 10 de junio de 2007, a la edad de 69 años, la cubana fue consagrada como obispo en la Catedral de la Santísima Trinidad de La Habana, localizada en el Vedado, convirtiéndose en la primera mujer obispo de toda América Latina y el Caribe. Sobre su designación, comentó en una entrevista: “Es un acto histórico que demuestra las posibilidades de una mujer”. Entre sus responsabilidades debía asumir el mando de las iglesias de la región occidental de la Isla
En ese momento, su esposo, Juan Ramón de la Paz Cerezo, era decano de la Catedral de la Santísima Trinidad del mismo credo. Su hija, Marianela de la Paz Cot, fue ordenada en febrero de 2007; su hijo Aurelio ejercía como sacerdote en Florida, Camagüey; y su hija Madeleine era administradora parroquial.
Nerva Cot falleció el 10 de julio de 2010, a la edad de 71 años, como consecuencia de una anemia severa. En vida, la cubana se dedicó a defender el papel de las féminas en el ministerio de la iglesia y la sociedad.
Cuba fue una de las sedes de la iglesia estadounidense hasta 1967, cuando se rompen los vínculos eclesiásticos debido a las diferencias entre el gobierno castrista y la administración de la Casa Blanca. Desde esa fecha y hasta el 2020, la diócesis en Cuba fue extraprovincial y estaba gobernada por un Consejo Metropolitano.
La Iglesia Episcopal se considera católica porque conserva y profesa los antiguos credos y sacramentos; sin embargo, algunos de sus fundamentos difieren de la Iglesia Católica romana. Los episcopales no siguen al Papa y permiten que las mujeres se ordenen al sacerdocio o al episcopado; además, creen en la Virgen y en los santos, pero todas las oraciones se hacen a Dios.
La diferencia más notable es que no consideran obligatorio el celibato. Esto significa que el sacerdote tiene la libertad para elegir si se mantiene soltero o casado.
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