No hay manera de entender el futuro de Latinoamérica sino a través del ejercicio democrático, dijo Washington Abdala
El embajador de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Washington Abdala, durante una entrevista con la Voz de América el 13 de junio de 2023, previo a la Asamblea General del organismo, en Washington, EEUU.
El presidente del Consejo Permanente de la OEA explicó a la VOA los objetivos de la próxima edición de la Asamblea General, del 21 al 23 de junio en Washington. Los retrocesos democráticos en algunos países y otros temas ocuparán las discusiones del 53º encuentro del organismo.
El embajador de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Washington Abdala, dijo a la Voz de América que el futuro del continente dependerá de la salud de la democracia y abogó por un mayor “entendimiento” regional para poder enfrentar los desafíos y retrocesos políticos y de los derechos humanos.
Abdala, que funge como presidente pro tempore del Consejo Permanente de la OEA -la instancia encargada de dirimir los más complejos asuntos de la región- ofreció en su despacho en Washington algunos detalles de lo que será la agenda de la 53 Asamblea General del organismo, prevista del 21 al 23 de junio en la capital estadoundense.
El evento como cada año reunirá a los cancilleres de los países del continente que integran la organización.
“No hay manera de entender el futuro del continente americano sino es a través de un ejercicio democrático”, dijo Abdala, quien instó a los líderes del continente a no claudicar ante la defensa de la democracia donde quiera que esté en riesgo.
El reto no es menor -agrega- , en parte porque los organismos internacionales atraviesan por una crisis de confianza y se enfrentan al reto de resolver los problemas en un entorno de poca credibilidad.
Para “ganar confianza” -opina Abdala- deben estar en sintonía con las preocupaciones de los millones de ciudadanos de las Américas.
El diplomático uruguayo no se excluye mientras reitera que cada alto representante de un gobierno latinoamericano en un foro como la OEA debe asumir su papel con compromiso profundo. “Debemos estar al servicio de la gente”, afirma.
El trabajo debe orientarse –dice- a servir a los gobiernos y a sus pueblos, pero también servir a la solidaridad internacional para afrontar “problemas complejos” y ofrecer soluciones sobre todo en momentos en que la democracia se ve en riesgo en algunos países de la región.
“No todos entendemos de manera igual los procesos que vive el continente, algunos calificamos el concepto de democracia de manera muy profunda y austera como la separación de poderes, el estado de derecho, el respeto por la libertad, la libertad individual (…) algunos países tienen perspectivas distintas”, admite el diplomático.
No obstante, insta a los gobiernos a discutir un punto de encuentro común para crear un concepto único.
“El esfuerzo hay que hacerlo”, reiteró Abdala.
Expectativas enormes
Previo a la Asamblea General y mientras avanzan los preparativos del foro, Abdala dijo que como “muchas veces las expectativas son enormes”, principalmente en países donde hay retos de democratización o países en crisis.
“Aproximar posiciones” para encaminar diálogos y conseguir algunos consensos para solucionar problemas es la meta del evento, agregó Abdala.
El diplomático resaltó que a diferencia de otras latitudes del planeta, en Latinoamérica las relaciones entre países son estables, y si hay algunas diferencias no llegan a mayores conflictos. No obstante, reconoce, la región sí enfrenta problemas internos en países por otros tipos de violencia que van desde el narcotráfico, la violencia social e incluso ataques a periodistas.
“Yo quiero ser optimista porque la obligación interna es ser optimista, pero a veces hay situaciones muy puntuales que generan dolores de cabeza y mucha angustia”, sostiene Abdala.
De los 35 Estados miembros de la OEA, en la actualidad sólo 33 están activos dentro de la organismo. Venezuela y Nicaragua no tienen representación, siendo dos de las naciones que durante años han ido acumulando observaciones “serias” sobre violaciones a derechos humanos y debilitamiento de los procesos democráticos.
El caso de Nicaragua, apunta el presidente del Consejo Permanente, “llama a reflexionar” sobre los procesos y cómo un país puede retroceder de manera tan acelerada en el deteriodo de las libertades fundamentales de los ciudadanos.
La situación de Nicaragua -que ha decidido su retiro por cuenta propia de la OEA- es uno de los temas que estará presente en las discusicones e informes.
Compromiso respetuoso vs. El silencio cínico
El embajador Abdala explica a la VOA que ante las violaciones a derechos humanos en la región, en un organismo como la OEA debe existir un compromiso sólido de todos los representantes de los Estados, sin excepción.
“Los que estamos en esta tarea y vemos cuando hay un acto de violencia en materia de derechos humanos para con algún país o dentro de un país sólo tenemos dos opciones: la opción del silencio cínico, que es terrible, o la opción del compromiso respetuoso (…) Me parece que son parte de las instancias de madurez que uno tiene que tener sin dogmanismos porque en todo esto juega la ideología”, resaltó el diplomático uruguayo.
En el tema de derechos humanos, “donde hay vidas” en riesgo, el embajador Abdala dice que “no se pueden ideologizar” esos asuntos, argumentando que en organismos como la OEA debe existir un gran sentido de la responsabilidad institucional y diplomática.
La medición de la libertad de expresión
La libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo es otro barómetro -afirmó el presidente pro témpore del Consejo Permanente de la OEA- para medir el grado de madurez democrática y respeto a las garantías fundamentales en el continente.
“Estamos lejos de alcanzar un ideal de libertad de expresión”, dijo, en referencia a los informes de la Relatoría para la Libertad de Expresión del organismo que ofrecen elementos para entender la “cantidad de situaciones lamentables” respeto a la libertad de prensa e integridad de los periodistas.
“No puede ser que el ejercicio de la profesión [del periodismo] signifique riesgo de muerte, y lo ha significado, y nosotros tenemos que seguir denunciando, preocupados y concientizando a los gobiernos de eso”, afirmó.
Este abogado de profesión, político y académico también ejerció el periodismo durante su incursión en la política con el movimiento juvenil opositor al gobierno de facto en Uruguay, entre 1973 y 1985.
“La libertad de prensa es imprescindible para la democracia”, zanja. “Hay vidas de periodistas que desaparecen” y desde la OEA tiene que haber un llamado de atención a los países “donde esas tragedias están sucediendo”.
Voz de América
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