La Virgen del Carmen, por María García de Fleury
800 Noticias / Maholy Meneses
En el norte de Israel, en el siglo XII, en el Monte Carmelo, cerca de la fuente de Elías, vivían unos ermitaños dedicados a la oración. Inspirándose en la figura del profeta Elías, surgió la orden contemplativa de los carmelitas. Tenían una capilla dedicada a Nuestra Señora y en el siglo XIII se les conocía como los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Los arracenos invadieron el Monte Carmelo y los carmelitas se vieron obligados a abandonar el lugar, pero antes de partir se juntaron todos para cantar el Salve Regina y en eso se les apareció Nuestra Señora y les prometió ser la estrella del mar. ¿Por qué? Porque los marineros en aquella época dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. Y de aquí viene la analogía con la Virgen María, que como la estrella del mar, ella guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Desde estos antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, los carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen María. Interpretaron la nube de la visión de Elías que aparece en el primer libro de los Reyes como un símbolo de la Inmaculada Virgen María y ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma de María como Inmaculada, el misal carmelitano contenía una misa para la Inmaculada Concepción.
La Virgen Inmaculada, estrella del mar, es la Virgen del Carmen, que ha acompañado a los carmelitas en la medida en que la orden se propaga por el mundo. En su profesión religiosa se consagran a Dios y a María y toman el hábito en su honor como recuerdo de que su vida les pertenece a ella y por ella a Cristo.
Los Carmelitas fueron conocidos desde muy temprano como hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Este título sugiere que vieron a María no solamente como madre, sino también como hermana. La palabra hermana es un recordatorio de que María está muy cerca de nosotros, ella es hija de Dios y por eso puede ayudarnos a ser auténticos hijos e hijas de Dios.
Ella también puede ayudarnos a crecer en el aprecio de ser hermanas y hermanos unos de los otros. Ella lleva a una nueva comprensión de que todos los seres humanos pertenecemos a la familia de Dios. Cuando crece esa convicción, existe la esperanza de la que raza humana puede encontrar su camino hacia la paz.
Los Carmelitas escribieron una misa y un oficio especial en honor a María. En 1726 se convirtió en una celebración de la Iglesia Universal bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Los Carmelitas son una familia religiosa que cuenta entre sus miembros a grandes santos como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresita del Niño Jesús, Teresa Benedicta de la Cruz, que en el mundo era Edith Stein.
Los carmelitas han difundido entre el pueblo cristiano la devoción a la Virgen del Carmen, tomándola como modelo de oración, contemplación y entrega a Dios. En efecto, María fue la primera en creer y experimentar que Jesús, el Verbo encarnado, es la cumbre, la cumbre del encuentro del ser humano con Dios.
Encomendémonos a la Reina del Monte Carmelo y recemos para todas las comunidades de vida contemplativa que están esparcidas en el mundo. Que María del Monte Carmelo ayuda a todo cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración, porque con Dios siempre ganamos.
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