A los argentinos les queman los pesos antes de las elecciones
Si el país está en vísperas de un cambio hacia la racionalidad económica, ¿por qué hay temor e incertidumbre con vistas al lunes?
En Argentina suele haber incertidumbre ante los resultados electorales. El recurrente temor a los triunfos del populismo puede generar saltos cambiarios, corridas bancarias y espirales inflacionarias. En este fin de semana de elecciones, el clima está una vez más muy enrarecido. Aunque no hay muchas posibilidades de un triunfo del kirchnerismo y se percibe un cambio de época hacia una mayor racionalidad económica, por estas horas a los argentinos les queman los pesos. ¿Por qué? Porque consideran que el gobierno “ató todo con alambres” para llegar con una mínima estabilidad a las urnas, pero que el lunes puede eventualmente destaparse la olla a presión.
Es decir, no hay demasiado temor a un resultado en particular concreto, sino que el miedo es al lunes per se. A lo que puede ser el escenario post-electoral, ya sin todas las distorsiones desesperadas implementadas por Sergio Massa para frenar artificialmente los aumentos de precios o la suba del dólar.
¿Qué es lo que hacen entonces los argentinos este fin de semana que tienen la posibilidad de contar con algún peso de más o alguna tarjeta de crédito con margen? Revientan todo. La especulación es sencilla. Es preferible que la semana próxima los encuentre con la alacena y la heladera llena, con poco y nada de billetes emitidos por el banco central en la billetera y los bolsillos. El acuerdo es generalizado: la misma compra, la semana que viene saldrá más cara. Puede que mucho más cara.
- Lea también:Elecciones en Argentina: tres posibles escenarios y sus consecuencias
- Lea también: Tres cuestiones que mejorarán en Argentina con la dolarización (además de la inflación)
El mejor de los casos es encontrar alguna promoción de cuotas fijas sin interés en los supermercados y comercios. Todo el mundo hizo o recibió una llamada con la consulta si se tiene una tarjeta de algún banco en particular. Claro que si no se consigue hacer la compra de la licuación del pasivo en el tiempo, también sirve una cuota sin interés. Mientras los argentinos miran “cuando vence” la tarjeta, ya aceptaron que también es preferible pagar dentro de 15 días los changuitos que hoy están llenando. Pero la perspectiva del peso es tan complicada, que también parece ser buen negocio pagar un 10% o un 15% de recargo, para adquirir los productos al precio “pre-electoral”.
Claro que esto es para los pocos pesos líquidos que quedaron y para el resto de la tarjeta. Lo que pudo ir al dólar blue, que donde se conseguía hasta ayer no bajaba de los 1200 pesos, ya se evaporó. La velocidad de la circulación de los pesos de esta última semana fue descomunal.
Hasta el viernes se veían varios carteles invitando a comprar con importantes descuentos con pagos en efectivo. A poco y nada del domingo de elecciones presidenciales, los mismos ya fueron desapareciendo. Ya no hay tiempo de cambiarlos por dólares. Muchos proveedores ya han dejado de abastecer a sus clientes, avisando que “el lunes o martes” volverán a trabajar.
Así, con algunas botellas de vino de stockeo, dulce de leche en la alacena y algo de carne en el freezer, la golpeada clase media argentina se abrocha el cinturón de seguridad para ir a votar mañana y para ver qué es lo que trae consigo el lunes de sinceramiento. Si el resultado es muy negativo para el gobierno, es esperable que le echen la culpa al opositor triunfante y a sus votantes. Afortunadamente, la gran mayoría ya sabe que todo esto es responsabilidad de la gestión actual y nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario