El miedo paraliza
Si bien el miedo constituye una emoción humana natural que desempeña un papel crucial al protegernos de los peligros, su manifestación excesiva y sin fundamentos válidos puede llegar a paralizarnos, impidiéndonos tomar acción.
Las dictaduras, ya sean de orientación fascista o comunista, a fin de cuentas, comparten la característica de mantenerse mediante la siembra del miedo en la población. No obstante, irónicamente, quienes experimentan un temor más profundo son aquellos que comprenden que la pérdida de ese temor por parte del pueblo significa el fin de su régimen. Un ejemplo histórico ilustrativo es el del dictador comunista rumano Ceaușescu. Al enfrentarse a una multitud concentrada frente a su palacio de gobierno, erróneamente creyó que la gente lo aclamaba, cuando en realidad buscaban su destitución. Huyó en helicóptero solo para ser fusilado por los militares poco después.
El 22 de octubre, el pueblo venezolano demostró haber superado el miedo al régimen, al salir en masa a votar en las primarias. Este acto simboliza la pérdida del temor, revelando su determinación de luchar por un cambio hacia la libertad. Es crucial reconocer y atender el clamor de las masas, como ocurrió en eventos históricos como la Revolución Francesa el 14 de julio de 1789 y en Venezuela el 23 de enero de 1958.
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