Mar{ia Corina Machado Lacalle
María Corina conversó por teléfono con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, después de su triunfo

Los «efectos» de la primaria se siguen produciendo. Como es lógico y sensato suponer, no hay tribunal terrenal ni divino que pueda detener su impacto. Dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Uno de los ejes de acción de la nueva etapa de la lucha democrática -señalada con claridad por María Corina Machado- es la escena internacional. En unos casos porque es indispensable renovar el compromiso de los gobiernos democráticos, para lo cual el ejercicio de participación popular del 22 de octubre y su sostenida gestación es una demostración contundente del deseo de cambio político pacífico en Venezuela. Por otro lado, aproximarse a gobiernos y figuras políticas e intelectuales que si bien son cercanas al régimen venezolano, pueden constatar la fuerza que anima ese cambio político y, de alguna manera, colaborar en la realización de una elección presidencial con garantías para todos los sectores.

Machado se ha tomado este tiempo posterior a su extraordinaria victoria del 22 de octubre para recibir y dar respuesta a las numerosas manifestaciones de apoyo a la primaria, al papel de la Comisión Nacional de Primaria y a su proclamación como candidata unitaria para las presidenciales de 2024. Además de aparecer en medios relevantes de alcance mundial y sostener diálogos con centros de pensamiento político que siguen con atención, y ahora más, lo que ocurre en Venezuela.

Desde Mario Vargas Llosa, que ve renacida la esperanza en Venezuela, un país de sus querencias porque aquí se le concedió el premio Rómulo Gallegos en su primera edición (1967), cuando el autor peruano apenas tenía 31 años; Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular español; el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou;  la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla y el ex jefe de Estado de Ecuador Lenin Moreno; los también exmandatarios reunidos en la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), varios senadores estadounidenses, hasta la cubana Rosa María Payá, fundadora de Cuba Decide; están, entre muchos otros actores políticos, tocados por «el efecto primaria».

La proclamada candidata presidencial para el 2024 había iniciado su planificación internacional reuniéndose con miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país -lo que levantó roncha en el sector oficial- al día siguiente de su victoria en la primaria, consciente del potente significado político del 22 de octubre y abriendo paso de inmediato a la ejecución de las líneas de acción que deben conducir a la construcción de una poderosa fuerza política y social que haga irreversible la recuperación de la democracia en el país y su transformación.

El momento político que vive Venezuela es otro después de la primaria. Las fuerzas del cambio, que van más allá de las organizaciones opositoras sin demeritar su rol, como demostró la votación que tanto altera al régimen, tienen la iniciativa en sus manos. Es preciso una conducción a la vez firme y serena, con objetivos claros como los ya avanzados, para transitar el aún largo itinerario que lleve a la resolución del hondo y crítico conflicto nacional.