María Eugenia Abad denunció la violación de derechos de su esposo, Roberto Abdul-Hadi, tras su detención

En 1982 el director cinematográfico Costa-Gavras nos regaló una película inolvidable: Missing (Desaparecido). La historia real del joven periodista estadounidense Charles Horman, desaparecido y asesinado en Chile días después del golpe del general Augusto Pinochet en septiembre de 1973.

El filme es inolvidable por un montón de cosas, pero sobre todo por una: la actuación de Jack Lemmon, que escenifica a un estadounidense común que cree en las leyes y en la autoridad y decide viajar a Santiago de Chile en busca de su hijo. Allí descubre que le esconden la verdad y que la embajada de su país es cómplice de aquellos militares dueños de la vida y de la muerte.

La Venezuela de principios de los ochenta estaba muy lejos de esos procedimientos represivos. Pero en este viaje al pasado, iniciado hace 25 años, el país de estos «revolucionarios» acomodados en el poder ㅡque olvidaron la película de Costa-Gavrasㅡ reproduce las prácticas aberrantes de las dictaduras del Cono Sur en la década de los setenta y la primera mitad de los ochenta.

El caso de Roberto Abdul-Hadi recuerda, una vez más, cómo el régimen de Maduro se parece a lo peor de la tradición represiva de la región.

Presidente de la Asociación Civil Súmate y exintegrante de la Comisión Nacional de Primaria, responsable de la elección primaria opositora del 22 de octubre, Abdul-Hadi fue presuntamente detenido el pasado miércoles por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (¿?).  Estuvo desaparecido por más de 48 horas, sin que sus familiares y abogados supieran de su estado físico y en qué lugar se encontraba, en clara violación del artículo 45 de la Constitución Nacional, que dice:

– Se prohíbe a la autoridad pública, sea civil o militar, aun en estado de emergencia, excepción o restricción de garantías, practicar, permitir o tolerar la desaparición forzada de personas. El funcionario o funcionaria que reciba orden o instrucción para practicarla, tiene la obligación de no obedecerla y denunciarla a las autoridades competentes…

La orden de captura contra Abdul-Hadi fue anunciada por el fiscal general de la República junto con la de otras 13 personas bajo el argumento de una supuesta conspiración para fracturar la lucha soberana de «nuestro pueblo por el Esequibo». El domingo 3 de diciembre en la noche, el régimen de Maduro, por medio del Consejo Nacional Electoral, daba cuenta de una sorprendente alta participación en el referendo consultivo ㅡhasta 10,5 millones de votos de los cuales no hay ningún registro numéricoㅡ pero de inmediato salieron a buscar “conspiradores”. Menos mal que la elección fue un “éxito”.

La esposa de Abdul-Hadi, María Eugenia Abad, contó al país lo vivido en busca de su marido : “(es) un ejemplo atroz de la realidad que impera en el Poder Judicial del país y en el Ministerio Público. No solo se mantuvo a Roberto desaparecido por más de 48 horas, sino que además se le violó su derecho a designar abogado de su confianza. En una actuación traicionera, el juez 4 de terrorismo a sabiendas de que la defensa privada se encontraba en el Palacio de Justicia optó por abandonar la sede y realizar la audiencia, en franca violación del ordenamiento jurídico, en la sede del Sebin, a pesar de que habían negado de manera reiterada que Roberto se encontraba detenido allí”.

Para Abad y su equipo legal no hay duda de que se pretende “emboscar” a Abdul-Hadi al no permitirle una defensa competente. Él, como los demás contra quienes se libraron órdenes de captura, fue imputado de los delitos de asociación para delinquir, traición a la patria, legitimación de capitales y conspiración.

Una arremetida que expresa la absoluta falta de escrúpulos para reincidir en la violación de derechos constitucionales. Una provocación para torcer el cauce de lucha pacífica y democrática por el cambio político.  Hora delicada y de tensión  en Venezuela, derivada de  un régimen desesperado que debería optar por la negociación política en lugar de la política de la represión.