¡Venezuela y la esperanza del 2024!
Hemos dicho, que Venezuela ha vivido un perverso y rancio militarismo desde el inicio de la república después de su separación de la Gran Colombia, el que hemos calificado de sinóptico; militarismo que ha convivido por mucho tiempo y por conveniencia política, que luego del pasado reciente, después de la derrotada incursión castro-comunista; pervivió con la democracia a partir de 23ENE58, que a decir de versados historiógrafos del modernismo, pudo consolidar un gobierno que luchó hasta derrotar el guerrillerismo “intelectual” comunista, hasta que, en 1998 sobrevino el régimen del «comandante eterno”, quien aliado con los anti políticos “ingenuos”, promovieron el morboso y estúpido “socialismo del siglo XXI”. Ese de la “revolución que vino para quedarse”, pero que, sin gases, bombas ni virus, logró la mayor decadencia económica que haya conocido el mundo cívico y civilizado. Un mal que ha pervivido por la inerme perfidia que surgió, tal vez inconsciente en la Venezuela ingenua, que quiso cambiar el intelecto por la insípida falsa de un militarismo ramplón surgido del equivoco de muchos seudo intelectuales, quienes, en desbandada, abandonaron el país como formula suigéneris de lucha con temor, pero sin riesgo. Pero lo más grave, fue su pérfida ingratitud al solicitar a otros regímenes de gobierno que impusieran medidas económicas y políticas al país, con el epíteto de “medidas a Maduro”, como si éste fuera responsable del error abstencionista promovido por muchos opositores, cuyo hecho le permitió ser reelecto.
Dijimos antes, al hablar de irracionalidad, que no existe ninguna estupidez racional, pero que en la Venezuela de hoy, y desde hace mucho tiempo, venimos confrontando una irracionalidad en la opinión política, que ha marcado el curso de los acontecimientos, surgiendo una caterva de vociferantes políticos llamados a la reflexión perdida, cuyo fin máximo es aparentar, más que aparecer como líderes del teclado en el WhatsApp y cientificidades en el Tip-top, quienes han hecho surgir con una vociferante exclamación que aturde, no por la expresión sino por la forma de hablar o escribir, convencidos de que son claros exponentes de la verdad de Perogrullo; sin embargo, hemos visto como la verdad surge a cada momento en defensa de nuestro gentilicio, y los acontecimiento impensados, como las guerras en Europa y el Medio Oriente, han obligado a los regímenes impositores de medidas a Venezuela, tener que recoger marras en su embarque impositivo, y abrir bodegas para deshacer su error táctico, con una estrategia de acomodo amoroso para no perder el afecto que siempre debieron tener con la honrosa Venezuela.
Es así como USA vuelve con inusitado brío a ofrecer a nuestro país la amistad sincera y a reconocer su valor político y comercial que siempre tuvo en el desarrollo pujante de América. Ese puesto de honor que siempre tuvo desde que Bolívar libertara a cinco naciones del Continente. Hecho, que parecieran haber olvidado los venezolanos que montaron barcas y se fueron a otros lares a luchar con otras banderas. No obstante, cuando los intereses económicos florecen en la lucha por los recursos minerales y petroleros de nuestro país, aparece la acción imperial de Inglaterra, quien desde 1899 tiene la mancha del engañoso laudo arbitral del territorio venezolano al oeste del Esequibo, en cuya mancha también aparece enlodado Estados Unidos, quien asumió la irrita representación de nuestro paupérrimo país de ese entonces. Hoy confiamos en su sinceridad de defendernos como máxima expresión de América y no permita que el imperio del que se independizo cumpla con su amenaza de enviar navíos de guerra a nuestras aguas territoriales o en reclamación de límites.
¡Dios proteja a Venezuela y nos permita cumplir la ansiada esperanza de libertad y paz en 2024!
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