Chavismo repite con El Aissami lo que hizo con dos altos jefes del petróleo antes de las elecciones del 2018
Fue el jefe de la Dirección de Asuntos Especiales de la DGCIM, teniente coronel (GNB) Alexánder Granko Arteaga, quien le comunica a Tareck Zaidan El Aissami Maddah, que debe acompañar a los funcionarios de la Policía Nacional Contra la Corrupción (PNCC), adscritos al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) quienes habían llegado en cinco unidades policiales. Con excusa o sin ella, El Aissami era una pieza muy ruidosa para la oleada que el régimen venezolano necesita en periodo electoral para dirigir la agenda de información, tal como lo hizo en las elecciones presidenciales del 2018.
Por Sebastiana Barráez / Infobae LA PATILLA
El exministro de Petróleo, quien venía llegando de correr, acompañado de un oficial, no se resistió, entendiendo que había llegado la hora de su derrumbe total. Poco después, fotografiado y grabado en todo momento, es recluido en la cárcel de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en el Fuerte Tiuna; el lugar es la última celda, la misma que ocupó, hasta el 21 de enero 2023, su archienemigo el MG (Ej) Miguel Rodríguez Torres.
El sector B, que curiosamente tiene la letra A, siempre está con las rejas cerradas. Sirvió también de cárcel, por un tiempo, al general en Jefe (Ej) Raúl Isaías Baduel y al GB (GNB) Héctor Armando Hernández Da Costa. De esa cárcel sacaron, en la mañana, a los coroneles (GNB) Juan Francisco Rodríguez Dos Ramos y Ramón Alí Peñalver Vásquez y a los generales de Brigada Jorge Luis Gómez Pimentel, exgerente de CVG Logística y de Protección Integral de SIDOR así como jefe de la DGCIM en el estado Bolívar y a Ildderf Ibarra Tallupe, exdirector de Operaciones de la DGCIM.
En esa pequeña cárcel, de 12 celdas, que fue remodelada en el 2022, todo es grabado y monitoreado. Tiene un comedor que solo usan los custodios. El patio que conduce a la celda de El Aissami está pintado de verde y rojo; tiene un aro de básquetbol. Es un lugar donde hace mucho calor, abundan los zancudos que en la noche atacan sin piedad y salen las ratas, que son la única compañía viviente de los presos. El locutorio es el lugar para las visitas familiares, a quienes no se les permite tocar al detenido.
La celda donde hoy está, el otrora poderoso ministro de petróleo, es pequeña, no tiene ventana y tenía un televisor que retiraron del lugar antes de ingresar a Tareck El Aissami. En otra celda recluyeron a Samark López. Solo ellos están ahí.
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