Las Américas en el siglo XXI: de la integración comercial al crimen transnacional
Hugo Chávez y Fidel Castro se aprovecharon del vacío dejado por Estados Unidos y su lucha contra el terror en Medio Oriente para crear el ALBA. A su vez, usaron el eufemismo de «diplomacia de los pueblos» para desestabilizar los gobiernos de los países vecinos, entre ellos, Bolivia, Ecuador y Argentina
A finales del siglo XX, en toda América quedaba una sola dictadura en pie: Cuba. Las restantes 34 naciones eran, aunque con sus problemas, democracias con una política internacional orientada a la inversión, el comercio mundial y el progreso. No éramos perfectos, pero, al menos, se tenían planes de desarrollo y marcos institucionales medianamente sanos.
Por su parte, los Estados Unidos, como potencia hegemónica regional, tenía una política internacional para sus vecinos del sur sostenida en tres pilares: a) Promoción del sistema democrático, b) Lucha contra el narcotráfico y c) Integración comercial y empresarial. Por ejemplo, en los años 90, mi natal Bolivia se incorporaba al “Andean Trade Preference Act”, un programa de preferencia arancelarias para productos no tradicionales, y se abría al mundo con los programas de capitalización del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
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Sin embargo, este pequeño verano llegaría a su fin con dos acontecimientos: 1) el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones venezolanas de 1998 y 2) El criminal ataque a las Torres Gemelas el 11/09/2001.
Las relaciones internacionales durante la presidencia de Hugo Chávez cambiaron no sólo la forma de hacer diplomacia en Venezuela, sino que también los objetivos fueron diferentes, pues Chávez subordinó todo su gobierno a la tiranía castrista.
Hugo Chávez y Fidel Castro se aprovecharon del vacío dejado por Estados Unidos y su lucha contra el terror en Medio Oriente para crear el ALBA. A su vez, usaron el eufemismo de «diplomacia de los pueblos» para desestabilizar los gobiernos de los países vecinos, entre ellos, Bolivia, Ecuador y Argentina.
Por otra parte, con el dinero proveniente de la renta petrolera, Chávez fundó Telesur, un canal televisivo regional que sirvió como plataforma marketera de sus cómplices pandilleros, verbigracia, Evo Morales y Daniel Ortega.
La injerencia de Chávez en la política latinoamericana fue pujante. Un ejemplo fue su intromisión en la campaña electoral peruana de 2006 a favor de Ollanta Humala. Este hecho fue uno de los principales motivos por lo que los peruanos rechazaron al candidato.
En síntesis, Chávez pretendió convertirse en un caudillo regional sin respetar ninguna norma del derecho internacional.
Si bien, Castro y Chávez llevan bastante tiempo muertos, las estructuras delictivas trasnacionales que conformaron siguen intactas. De hecho, hoy, en pleno 2024, los mandones cubanos han conseguido que países como México y Argentina (antes de Javier Milei) pongan su política internacional al servicio de sus intereses dictatoriales, veamos algunos datos:
En noviembre del 2019, luego del fraude y renuncia del cacique cocalero, México, en colaboración con Tuto Quiroga, facilitó que Evo Morales y García Linera escapen de Bolivia y burlen la justicia.
En el año 2002, María de los Ángeles Duarte, exministra de Transporte y Obras Públicas y de Vivienda de Rafael Correa, se refugió en la embajada Argentina en Quito para burlar la cárcel, pues sobre la señora pesan los mismos cargos por los cuales Correa y Glas tienen condenas. Luego se descubrió que Alberto Fernández ayudó a la exministra a escapar de Ecuador.
Jorge Glas ingresó a la Embajada de México en Quito el 17 de diciembre de 2023, el 1 de marzo pasado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador pidió a la embajada de México autorización para que la fuerza pública ingrese al lugar para proceder a la captura de Glas, petición que, obviamente, fue negada.
El 5 de abril el gobierno de México concedió asilo político a Jorge Glas con declaración directa de López Obrador. Horas más tarde, la policía de Ecuador irrumpió en la sede diplomática de México y detuvo a Glas por considerar que contravenía claramente el principio fundamental de no intervención en los asuntos internos de otros estados y por riesgo de fuga del condenado.
En este caso en concreto, México fue el primero en violar la Convención sobre el Derecho de Asilo firmada en La Habana 20 de febrero de 1928 y modificada en Montevideo-Uruguay el 26 de diciembre de 1933, ya que esta dice lo siguiente:
“No es licito a los Estados dar asilo en legaciones, naves de guerra, campamentos o aeronaves militares, a los inculpados de delitos comunes que estuvieren procesados en forma o que hubieren sido condenados por tribunales ordinarios, así́ como tampoco a los desertores de tierra y mar. Las personas mencionadas en el párrafo precedente que se refugiaren en algunos de los lugares señalados en el párrafo anterior deberán ser entregados tan pronto lo requiera el Gobierno local”.
Adicionalmente, para quienes reclaman por el accionar de Daniel Noboa y su gobierno va un pequeño recordatorio: Los primeros en limpiarse el trasero con el derecho internacional fueron Fidel Castro y Hugo Chávez. El primero invadió la Embajada de Ecuador en La Habana en 1984. El segundo usó el concepto de «diplomacia de los pueblos» como coartada para financiar pandillas, terroristas, matones y toda clase de criminales desde 1999.
En conclusión, el verdadero problema radica en que el socialismo del siglo XXI usa a sus países títeres para proteger a narcotraficantes, pandilleros, corruptos y toda clase de criminales. Rafael Correa y Jorge Glas no son perseguidos políticos, sino delincuentes de alta peligrosidad.
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