SOR JUANA Y EL PECADOR:
El chofer de un taxi, recogió a una monja y no le quitaba los ojos de encima, a lo que ella le preguntó del porqué la miraba tanto.
El le contestó: "siempre he tenido la fantasía de besar a una monja".
Ella le respondió: "Yo te puedo besar con la condición de que seas soltero y católico."
El chofer le respondió: "Soy ambas cosas".
La monja le dijo: "Detente en ese callejón."
La monja lo besó cual si fuera una mujer fácil y ya de regreso al taxi, el taxista rompió a llorar y le confesó: "Soy casado y judìo".
La monja le dijo: "¡ No te preocupes!, mi nombre es Pedro y voy a una fiesta de Halloween.".
Moraleja: Las mentiras son muy malas y en Halloween no te fíes de nadie. Espero haberlos hecho reír, con eso seré feliz.
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