China cava su propia tumba: se hunden 82 grandes ciudades y no es por el cambio climático
"Luchar por cada gota de agua o morir: ese es el desafío que enfrenta China", dijo un exministro chino vaticinando lo que pasaría años después. Actualmente, 45 % de las áreas urbanas se están hundiendo más de tres milímetros por año según un estudio publicado en la revista Science
El deshielo de los polos es, posiblemente, uno de los temas que más citan los ambientalistas cuando se habla de calentamiento global y del futuro del planeta. Se estima que lugares como Venecia o Maldivas queden completamente sumergidas a finales de siglo si, como dicen los activistas, aumenta el nivel del mar como consecuencia de derretimiento. Sin embargo, algo muy diferente ocurre en China donde 82 ciudades están hudiéndose.
En el gigante asiático el dolor de cabeza no está originado por “el cambio climático” que argumentan grupos ambientalistas, sino por algo que se ha tornado más agresivo con el paso del tiempo: la extracción de agua subterránea y el peso de la expansión para una población calculada en más de 1400 millones de personas. De acuerdo con un estudio de la revista Science, elaborado por varias universidades chinas sobre 82 ciudades, 45 % de las áreas urbanas se están hundiendo más de tres milímetros por año, mientras que 16 % lo hace más de diez milímetros anuales.
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Eso quiere decir que “67 millones de personas viven en zonas que se hunden rápidamente”. No se trata de una crisis accidental. Por el contrario, el régimen chino la provocó en su necesidad recursos naturales, principalmente agua, para atender sus industrias tecnológicas, agricultura y ganadería. Si China quiere posicionarse como potencia mundial, necesita millones de litros de agua. Esto no solo provoca la extracción del líquido bajo tierra, sino que el número de ríos con importantes áreas de captación pasó de 50000 en la década de 1950 a 22909 para el año 2013 debido a la sobrexplotación de los recursos hídricos, indicó el primer Censo Nacional del Agua.
“Luchar por cada gota de agua o morir”
Wang Shucheng, ministro de Recursos Hídricos de China entre 1998 y 2007, dijo una frase que sigue más vigente que nunca para el régimen: “Luchar por cada gota de agua o morir: ese es el desafío que enfrenta China”. Es decir, en Pekín sabían lo que iba a ocurrir.
Se estima que la nación asiática tiene entre el 5 % y 7 % de agua dulce del mundo mientras concentra casi 20 % de la población mundial, pero una cantidad importante de este recurso se ha vuelto inutilizable por vertederos industriales y su nulo tratamiento. Tanto así que Bloomberg citaba hace tres años cómo entre el 80 % y 90 % del agua subterránea de China y la mitad del agua de los ríos está demasiado sucia para beber.
Si vamos a la cifras, solo alrededor del 40 % del agua utilizada en la industria es reciclada, la mitad en comparación con Europa. El resto se vierte en ríos y lagos. Mientras que “el país utiliza 600 billones de metros cúbicos de agua al año, o cerca de 400 metros cúbicos por persona, una cuarta parte de lo que usa el estadounidense promedio y menos de la mitad de la definición internacional de estrés hídrico”, cita el portal IAgua.
Un asunto de geopolítica
No solo es un asunto de sobrevivencia, también es un asunto geopolítico. Si China no tiene recursos, no puede seguir desarrollando sus industrias y, por ende, peligra su objetivo de convertirse en la primera potencia mundial por encima de Estados Unidos.
Entonces, al disminuir la cantidad de agua subterránea producto de la extracción por la alta demanda, el suelo se hunde. Y aunque hay otras razones, como la extracción de minerales, el aumento del nivel del mar y el peso de los edificios, la necesidad del vital líquido parece la estaca en el corazón del régimen chino.
No es casualidad que China busque con desesperación recursos hídricos en la Luna mientras sus ciudades se hunden o lleve a cabo la construcción de una “megarrepresa” en el Tíbet que dejará sin agua a otras poblaciones. La guerra por el agua es una realidad, no como antes, que parecía un relato utópico sobre un futuro lejano.
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