Danta en El Ávila: el proyecto que busca proteger y evitar la extinción de este animal
La danta no solo forma parte de las historias fantásticas de los pueblos originarios de Venezuela, sino que su existencia genera uno de los servicios ecológicos más importantes para el ambiente. La Fundación Guarenas Repano y otros conservacionistas comprobaron que muchas aún habitan El Ávila y desde 2021 no han parado de cuidarlas y registrar su aporte al parque nacional a través del proyecto "La danta en el Waraira Repano"
Se suele creer que los mamíferos terrestres más corpulentos que habitan en el territorio venezolano son algunos felinos, como el jaguar (Panthera onca) y el puma (Puma concolor), o quizás el oso frontino (Tremarctos ornatus), pero existe uno de talla todavía mayor: la danta o tapir.
El nombre científico de la danta es Tapirus terrestris, se pasea desde Perijá y Motilones hasta el Alto Orinoco y Río Negro, surcando los pasillos verdes de bosques y piedemontes en el interludio ecosistémico de ambos extremos.
Estos animales dibujan una distribución espacial heterogénea y el Libro Rojo de la Fauna Venezolana le endosa la categoría Vulnerable a su existir, según el grado de amenaza que mora sobre ella.
El Ávila, anfiteatro natural de La Guaira y guardiana orográfica de Caracas, es uno de los espacios naturales donde habita la danta en Venezuela, y es allí donde ha tenido lugar el despliegue de un proyecto bautizado como “La Danta en el Waraira Repano”, liderado por la Fundación Guarenas Repano, organización no gubernamental abocada al montañismo, la educación ambiental y el ecoturismo en el Ávila y el tramo central de la serranía de la costa, y cuyo norte principal es la protección de este animal en dicha área.
La organización nació el 25 de enero del 2014 y está integrada por hombres y mujeres apasionados por el montañismo y el ecoturismo en Venezuela. Por más de diez años han establecido rutas de montaña en el Ávila y también se han dedicado al rescate de caminos ancestrales en este lugar.
«Guarenas Repano es una fundación que busca promover la concienciación ecológica y el rescate de los valores históricos y culturales en el sureste del Parque Nacional Waraira Repano, a través del desarrollo de actividades de montaña, del ecoturismo, la investigación y la educación ambiental», le dice a El Estímulo la médico veterinaria Martha Sulbarán, fundadora de la organización y directora del proyecto.
«Buscamos, además, ser una institución reconocida a nivel nacional e internacional en el desarrollo de dichas prácticas. Para ello dirigimos nuestro trabajo en la baja y media montaña del sureste del parque, área de influencia natural de Guarenas y Guatire», agrega.
El jardinero de los bosques
Cuando a Venezuela se le dice país megadiverso no solo se alude a la biodiversidad de sus espacios naturales, sino también a la variedad y densidad de sus nichos ecológicos. Uno de los componentes que cataliza esa verdad es la acción que algunas especies de fauna silvestre ejercen sobre el espacio geográfico y la forma en que esto incide sobre la composición del paisaje.
Con más de 250 kilogramos de peso promedio y una longitud que oscila entre 1,7 y 2,5 metros, la danta se considera el mamífero terrestre de mayor corpulencia dentro de las fronteras venezolanas.
Esta especie funge como uno de los principales condicionantes paisajísticos de algunos ambientes naturales como los bosques de galería, las selvas nubladas, húmedas y de piedemonte, y algunas sabanas con relictos boscosos.
La razón de que la danta sea popularmente conocida como “el jardinero de los bosques” es su capacidad de reforestación innata, y es que uno de los servicios ambientales más importantes que ofrece es la dispersión de semillas.
Esta función natural también la ejercen otras especies como la zarigüeya común (Didelphis marsupialis) o la ardilla fiera (Sciurus flammifer), pero dado el tamaño de la danta, su acción resulta de mayor envergadura.
«La danta es familia de los rinocerontes y de los caballos, es decir, estamos hablando de un herbívoro de talla grande. Su sistema digestivo les permite exponer semillas semidigeridas mediante sus deposiciones que, cuando entran en contacto con las coberturas edáficas de los ecosistemas, conllevan al crecimiento vertiginoso de árboles, arbustos y gramíneas. El aporte de hojarasca y la dinámica interna del suelo hacen el resto y la cobertura vegetal se ve densificada en su conjunto», señala al respecto la médico veterinaria Dulce Benavides, del parque zoológico Chorros de Milla en la ciudad de Mérida y de Mundo Safari Zoo.
La danta en el Waraira: otro proyecto ambiental para Venezuela
Pese a la difícil coyuntura ambiental que atraviesa el país, no han dejado de proliferar en los últimos años iniciativas de diversa índole y a distintas escalas que apuntan a conservar la biodiversidad y los ecosistemas venezolanos. Una de ellas tiene la intención de preservar a las poblaciones de la danta en los predios del Parque Nacional Waraira Repano.
Esta operación fue diseñada y desarrollada por la ONG Guarenas Repano, y se ha materializado principalmente a través de un proyecto ambiental dirigido por la veterinaria Martha Sulbarán.
«En el 2019 confirmamos lo que era un secreto a voces: todavía había dantas en el Ávila. Nosotros mismos registramos los avistamientos y eso nos motivó a plantear un proyecto valiéndonos de la confirmación presencial de la especie en el parque y de la cosmovisión ancestral en torno a ella. El cronista Bruno Manara explicaba que la etnia Caribe llamaba a la danta ‘waira’ y a su cerro ‘wairarepano’, es decir ‘lugar de dantas’. Entonces tomamos esa narrativa y, en función de ella, y de la investigación científica, definimos los lineamientos generales y específicos del proyecto», explica Sulbarán.
Sin embargo, el Parque Nacional Waraira Repano es una Abrae (Área Bajo Régimen de Administración Especial) pequeña, si se compara con otras como los parques nacionales Caura, Santos Luzardo o Perijá, que también han registrado la presencia de la especie.
Esto repliega la extensión territorial, donde habita la danta dentro del Ávila, a los lugares más escondidos de la montaña, especialmente por su cercanía al conglomerado urbano más grande del país: la Gran Caracas y su sistema de ciudades satélite.
Esta es una de las razones por las que la presencia de la danta en el parque pasó desapercibida por mucho tiempo y escapó de la atención de varios científicos modernos que desarrollaron trabajos de investigación en El Ávila.
Guarenas Repano, sin embargo, ha documentado antecedentes de investigadores como Juan Manuel Cagigal, Karl Moritz y Jean Jules Linden, que durante el siglo XIX dejaron patente de la presencia de la danta dentro del Ávila a través de sus bitácoras y notas de campo.
«La danta quedó fuera de ‘Mamíferos del Ávila’, una publicación que se hizo en el año 2006 sobre las especies que habitan en ese ecosistema. Solo los relatos anecdóticos y los registros de hace dos siglos retrataron la presencia. En el año 2021 nos aliamos con otras iniciativas como las fundaciones AndígenA y La Casa del Tapir para cumplir un primer gran objetivo: confirmar la presencia actual de la danta en el Ávila», nos cuenta Martha Sulbarán.
El proyecto logró validar la presencia de unos pocos ejemplares aplicando una metodología que consta de expediciones a lugares remotos del parque y empleo de técnicas no-invasivas, como la identificación de huellas, comederos, dormideros, heces, plantas ramoneadas, entre otras, así como la instalación de cámaras trampa en lugares estratégicos.
Esto dio sus frutos inmediatamente: la ONG registró imágenes de la danta en el Ávila y las etapas subsiguientes del proyecto no se hicieron esperar.
La ONG encausó su accionar a dos vertientes bien delimitadas: la educación ambiental y la investigación in situ.
En tal sentido, Guarenas Repano ha podido georreferenciar a la danta a partir del seguimiento ininterrumpido de evidencia empírica y la divulgación de conocimiento en distintas instancias. Pero también ha abierto horizontes hacia otros campos afines; una muestra de ello es el catálogo de orquídeas del Ávila en el que están trabajando ahora mismo.
Los retos a enfrentar
El avance de la mancha urbana y de la frontera agrícola, la deforestación, la perturbación ecosistémica por introducción de especies invasoras y agentes exógenos, la cacería, los incendios de vegetación y la pérdida de espacios naturales en general son algunos de los agentes que hacen de la danta una especie vulnerable. Ante ello, la educación ambiental resulta una estrategia efectiva.
«El rescate de una especie amenazada tiene mucho que ver con el tema educativo, y uno de los grandes problemas que acarrea la desinformación es creer que somos ajenos al medio natural», explica Alfredo Autiero, operador de turismo, guía de montaña y apoyo didáctico de la ONG Guarenas Repano.
«Es por ello que Guarenas Repano adoptó al senderismo ecológico como una herramienta para poner en contacto a la gente con la naturaleza desde un enfoque educativo y amigable con el ambiente. La mejor manera de desarrollar esta práctica es de la mano de conocedores no solo del entorno, sino de la importancia ecológica que éste tiene y, por supuesto, de su fragilidad», agrega.
Guarenas Repano se ha convertido en una alternativa efectiva para conocer el Ávila desde adentro a partir de visitas guiadas por senderos permitidos, de bajo impacto ambiental y con un número reducido de participantes; todo ello bajo la premisa de la imperturbabilidad de espacios prístinos, especialmente en los que vive la danta.
El Ávila resguarda en sus cabeceras las nacientes de una importante red de afluentes constituida por cauces superficiales, subterráneos y humedales que, montaña abajo, hidratan al ecosistema en pleno y a las especies que lo ocupan. Esta realidad motivó en su momento la creación del parque nacional, en aras de amparar bajo la figura Abrae el stock natural allí existente.
El rango de acción de Guarenas Repano coexiste perfectamente con la normativa vigente del parque y contribuye con la conservación y aprovechamiento sostenible de sus espacios.
Para Autiero, “la presencia de grupos de excursionismo y grupos especializados de investigación en el Ávila, no solamente pone en contacto directo a turistas y expertos con los ambientes naturales, sino que también fomenta y auspicia el proceso que hay detrás de muchas prácticas de conservación en el parque, y es que se concientiza sobre el hecho de que la pérdida de biodiversidad también es una amenaza para la integridad de la especie humana”.
Además de profundizar en las especificidades de la danta, en las visitas guiadas que lleva a cabo esta fundación también se abordan temas asociados al manejo de desechos sólidos, la explotación indiscriminada de recursos naturales y el acervo cultural del espacio geográfico.
Por eso uno de los mayores retos de la ONG es conocer a profundidad la dinámica poblacional de la especie para evaluar con certeza el impacto de las actividades humanas en su espacio habitable.
«La distribución geográfica de la danta en Venezuela se ha visto mermada debido a la cacería y la fragmentación y degradación de las áreas que ocupa. Se han registrado poblaciones hacia el sur del Orinoco y en los llanos orientales, pero el área donde existe un mayor nivel de amenaza para ellas es, precisamente, el tramo central de la Cordillera de la Costa», comenta Martha Sulbarán.
La trascendencia de organizaciones como Guarenas Repano descansa en acciones como el proyecto La Danta en el Waraira, pues es aplicado en el área donde existe una mayor amenaza, y esto se conjuga como una medida aplicada de mitigación de dicha amenaza. Pero todo ello amerita la disponibilidad de recursos que hagan posible el funcionamiento operativo. Sobre ello, Sulbarán comenta:
«Para nosotros es fundamental cuantificar la población real de dantas que existe ahora mismo en el Ávila, pues esto nos permite orientar las acciones y las estrategias de una forma mucho más efectiva, pero para lograrlo requerimos de nuevas estaciones para el fototrampeo, jornadas expedicionarias más robustas y equipos técnicos de cierta gama; todo ello requiere financiamiento que muchas veces es difícil conseguir».
Agrega que algunos entes del sector privado les han brindado apoyo. Izcaragua Country Club, por ejemplo, donó cámaras trampa y, además dispuso sus propios espacios, consolidados en aproximadamente 200 hectáreas, para la protección de la especie convirtiéndose en una suerte de corredor ecológico que conecta con el PN Waraira Repano.
María Lionza recorre de Sorte a Yacambú montada en una danta desde el imaginario idiosincrático y la anécdota baquiana; Guarenas Repano hace lo propio desde la investigación y educación ambiental de Naiguatá a Guatire.
Ambas estrategias se funden en una práctica conservacionista que busca auspiciar el rescate de la danta y abrir nuevos paradigmas de la sustentabilidad en Venezuela. Les acompañamos con gusto.
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