El Polo Islámico es mucho más que un chiste viral, es el cambio de época Los partidarios de Milei crearon una broma que viralizó en las redes sociales. Sin embargo, más allá de lo gracioso, la cuestión evidencia temas más profundos. Marcelo Duclos por Marcelo Duclos 6 junio, 2024 en Argentina, Noticias, Política Facebook Twitter Telegram Whatsapp Polo Islámico Las mal llamadas “organizaciones sociales” están siendo repudiadas por la opinión pública y desesperan. (PanAm Post) Es sabido que las organizaciones “sociales” son agrupaciones políticas, que la izquierda no representa a los trabajadores y que en el Polo Obrero no hay obreros. Sin embargo, la política, los medios y los analistas los siguen llamando como espacios “sociales”, “de trabajadores” u “obreros”. Pero algo está cambiando culturalmente en Argentina, que excede al fenómeno de su presidente, Javier Milei. Desde que asumió la nueva gestión de gobierno, desde el Poder Ejecutivo y sus ministerios se comenzó a auditar todo el gasto público. Así se llegó a las mal llamadas “organizaciones sociales”, donde se descubrió lo que no era ningún secreto: que los fondos que recibían del Estado era más para mantener las estructuras políticas que para darle a comer a los más necesitados, que además eran víctimas de permanentes extorsiones. Noticias Relacionadas La supuesta primera muerte humana por la gripe aviar: ¿Mintió la OMS? La supuesta primera muerte humana por la gripe aviar: ¿Mintió la OMS? 7 JUNIO, 2024 Trump promete reformar el “corrupto” sistema judicial de EEUU Trump promete reformar el “corrupto” sistema judicial de EEUU 6 JUNIO, 2024 El Polo Obrero y su titular, Eduardo Belliboni, quedaron finalmente en el ojo de la tormenta cuando se comprobó que los manifestantes de su organización sufrían presiones por acompañar en las manifestaciones políticas. También se confirmó que varios de los comedores eran inexistentes y que había facturas adulteradas de gastos, en las que se pagaban fortunas hasta por una resma de hojas. Lea también: Para la justicia, los piqueteros “confundieron lo público con lo privado” Lea también: Las categorías de la vieja política siguen sin comprender el fenómeno Milei En lugar de comprender que se terminó “el curro”, la gente del Polo Obrero decide redoblar la apuesta y seguir manifestándose contra el gobierno. Para esto apelan a las recetas de la vieja política, saliendo a la calle, cortando las calles y portando sus grandes banderas. Claro que aquí tienen otro problema, ya que el ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich ya los obliga a manifestarse en las veredas, para no interrumpir el tránsito. El tema es que estos “ataques” por primera vez tienen respuesta. No con manifestaciones más grandes para enfrentarlos, sino con ingenio. Como se vio en la manifestación de esta mañana, el Polo Obrero suele manifestarse con banderas que nada tienen que ver con las causas que supuestamente defienden. En esta oportunidad, sus militantes mostraban banderas de Palestina e Irán. Lo que en otro momento hubiera pasado por alto, hoy terminó siendo viral en las redes sociales. Con mucho ingenio, y sin necesidad de grandes presupuestos, los jóvenes partidarios de Milei editaron los videos de Belliboni y el Polo Obrero, al que convirtieron en “el Polo Islámico”. Como todo lo que pasa por las manos y los teclados de los libertarios termina siendo tendencia, así “El Polo Islámico” fue una de las más fuertes de la jornada en X. Sin embargo, esto va mucho más allá de una eficiente humorada en las redes sociales. Se trata de la victoria de lo nuevo contra lo viejo. De lo descontracturado y fresco contra las vacas sagradas de la política tradicional. Argentina está escribiendo historia en tiempo récord. Muchas personas y modelos que sufrieron de privilegios están al borde de la extinción, pero aún no lo comprenden. Son los dinosaurios que siguen con sus vidas mientras el gran meteorito va ingresando a la atmósfera de la Tierra.
El Polo Islámico es mucho más que un chiste viral, es el cambio de época
Los partidarios de Milei crearon una broma que viralizó en las redes sociales. Sin embargo, más allá de lo gracioso, la cuestión evidencia temas más profundos.
Las mal llamadas “organizaciones sociales” están siendo repudiadas por la opinión pública y desesperan. (PanAm Post)
Es sabido que las organizaciones “sociales” son agrupaciones políticas, que la izquierda no representa a los trabajadores y que en el Polo Obrero no hay obreros. Sin embargo, la política, los medios y los analistas los siguen llamando como espacios “sociales”, “de trabajadores” u “obreros”. Pero algo está cambiando culturalmente en Argentina, que excede al fenómeno de su presidente, Javier Milei.
Desde que asumió la nueva gestión de gobierno, desde el Poder Ejecutivo y sus ministerios se comenzó a auditar todo el gasto público. Así se llegó a las mal llamadas “organizaciones sociales”, donde se descubrió lo que no era ningún secreto: que los fondos que recibían del Estado era más para mantener las estructuras políticas que para darle a comer a los más necesitados, que además eran víctimas de permanentes extorsiones.
El Polo Obrero y su titular, Eduardo Belliboni, quedaron finalmente en el ojo de la tormenta cuando se comprobó que los manifestantes de su organización sufrían presiones por acompañar en las manifestaciones políticas. También se confirmó que varios de los comedores eran inexistentes y que había facturas adulteradas de gastos, en las que se pagaban fortunas hasta por una resma de hojas.
En lugar de comprender que se terminó “el curro”, la gente del Polo Obrero decide redoblar la apuesta y seguir manifestándose contra el gobierno. Para esto apelan a las recetas de la vieja política, saliendo a la calle, cortando las calles y portando sus grandes banderas. Claro que aquí tienen otro problema, ya que el ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich ya los obliga a manifestarse en las veredas, para no interrumpir el tránsito.
El tema es que estos “ataques” por primera vez tienen respuesta. No con manifestaciones más grandes para enfrentarlos, sino con ingenio.
Como se vio en la manifestación de esta mañana, el Polo Obrero suele manifestarse con banderas que nada tienen que ver con las causas que supuestamente defienden. En esta oportunidad, sus militantes mostraban banderas de Palestina e Irán.
Lo que en otro momento hubiera pasado por alto, hoy terminó siendo viral en las redes sociales. Con mucho ingenio, y sin necesidad de grandes presupuestos, los jóvenes partidarios de Milei editaron los videos de Belliboni y el Polo Obrero, al que convirtieron en “el Polo Islámico”.
Como todo lo que pasa por las manos y los teclados de los libertarios termina siendo tendencia, así “El Polo Islámico” fue una de las más fuertes de la jornada en X. Sin embargo, esto va mucho más allá de una eficiente humorada en las redes sociales. Se trata de la victoria de lo nuevo contra lo viejo. De lo descontracturado y fresco contra las vacas sagradas de la política tradicional.
Argentina está escribiendo historia en tiempo récord. Muchas personas y modelos que sufrieron de privilegios están al borde de la extinción, pero aún no lo comprenden. Son los dinosaurios que siguen con sus vidas mientras el gran meteorito va ingresando a la atmósfera de la Tierra.
Los partidarios de Milei crearon una broma que viralizó en las redes sociales. Sin embargo, más allá de lo gracioso, la cuestión evidencia temas más profundos.
Las mal llamadas “organizaciones sociales” están siendo repudiadas por la opinión pública y desesperan. (PanAm Post)
Es sabido que las organizaciones “sociales” son agrupaciones políticas, que la izquierda no representa a los trabajadores y que en el Polo Obrero no hay obreros. Sin embargo, la política, los medios y los analistas los siguen llamando como espacios “sociales”, “de trabajadores” u “obreros”. Pero algo está cambiando culturalmente en Argentina, que excede al fenómeno de su presidente, Javier Milei.
Desde que asumió la nueva gestión de gobierno, desde el Poder Ejecutivo y sus ministerios se comenzó a auditar todo el gasto público. Así se llegó a las mal llamadas “organizaciones sociales”, donde se descubrió lo que no era ningún secreto: que los fondos que recibían del Estado era más para mantener las estructuras políticas que para darle a comer a los más necesitados, que además eran víctimas de permanentes extorsiones.
El Polo Obrero y su titular, Eduardo Belliboni, quedaron finalmente en el ojo de la tormenta cuando se comprobó que los manifestantes de su organización sufrían presiones por acompañar en las manifestaciones políticas. También se confirmó que varios de los comedores eran inexistentes y que había facturas adulteradas de gastos, en las que se pagaban fortunas hasta por una resma de hojas.
En lugar de comprender que se terminó “el curro”, la gente del Polo Obrero decide redoblar la apuesta y seguir manifestándose contra el gobierno. Para esto apelan a las recetas de la vieja política, saliendo a la calle, cortando las calles y portando sus grandes banderas. Claro que aquí tienen otro problema, ya que el ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich ya los obliga a manifestarse en las veredas, para no interrumpir el tránsito.
El tema es que estos “ataques” por primera vez tienen respuesta. No con manifestaciones más grandes para enfrentarlos, sino con ingenio.
Como se vio en la manifestación de esta mañana, el Polo Obrero suele manifestarse con banderas que nada tienen que ver con las causas que supuestamente defienden. En esta oportunidad, sus militantes mostraban banderas de Palestina e Irán.
Lo que en otro momento hubiera pasado por alto, hoy terminó siendo viral en las redes sociales. Con mucho ingenio, y sin necesidad de grandes presupuestos, los jóvenes partidarios de Milei editaron los videos de Belliboni y el Polo Obrero, al que convirtieron en “el Polo Islámico”.
Como todo lo que pasa por las manos y los teclados de los libertarios termina siendo tendencia, así “El Polo Islámico” fue una de las más fuertes de la jornada en X. Sin embargo, esto va mucho más allá de una eficiente humorada en las redes sociales. Se trata de la victoria de lo nuevo contra lo viejo. De lo descontracturado y fresco contra las vacas sagradas de la política tradicional.
Argentina está escribiendo historia en tiempo récord. Muchas personas y modelos que sufrieron de privilegios están al borde de la extinción, pero aún no lo comprenden. Son los dinosaurios que siguen con sus vidas mientras el gran meteorito va ingresando a la atmósfera de la Tierra.
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