Feminismo hipócrita y kirchnerismo degenerado
Una vez más, una de las caras más conocidas del kirchnerismo en los medios es relacionado con un escándalo múltiple de acoso sexual
Marcelo Duclos PANAM POST 
Abundan las fotos de Pedro Brieger con pañuelo verde y carteles con frases como “si sos mujer te creo”. Esa fue la histórica posición del periodista especializado en política internacional, en los albores del feminismo kirchnerista. Afortunadamente para él, una denuncia no significa ni culpabilidad ni condena, ya que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero, aunque tendrá la lógica posibilidad de defenderse, lo cierto es que su caso parece bastante claro: varias mujeres lo señalan por supuestos abusos sexuales, desde mediados de la década del noventa.
En los últimos años, el kirchnerismo ha visto cómo varios de sus más populares representantes terminan involucrados en cuestiones semejantes. En el último proceso electoral, la lista de candidatos de la provincia del Chaco estaba formada por miembros de una familia señalada por el homicidio y desaparición de una chica.
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El episodio, que terminó con una derrota electoral en uno de los feudos kirchneristas por excelencia, recordó el caso del periodista Ezequiel Guazzora, que luego de haber estado prófugo, cayó por abuso de menores. Recientemente, el exgobernador de Tucumán José Alperovich también fue condenado por un caso aberrante. El de violar a su propia sobrina, en el marco del trabajo de campaña política.
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Aunque son arbitrarias las estadísticas como esta, todo parece indicar que dentro del universo peronista kirchnerista “progre” feminista hay un buen número de abusadores. No es ya ningún secreto que el “feminismo K” resultó ser una farsa. Es que las feministas del espacio nada dicen cuando los acusados y condenados son de la tropa propia.
Pedro Brieger es un experimentado periodista de política internacional, y tuvo en los años del kirchnerismo su apogeo. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, los de Cristina y el último de Alberto Fernández, se lucía (por así decirlo) en las señales estatales, que ahora el gobierno de Javier Milei afortunadamente está cerrando. Desde allí defendió todas las tesis K, tanto en el ámbito doméstico como en el exterior. Su rostro y su nombre pasaron a ser parte de la lista de los denominados “periodistas militantes”.
Sin embargo, con el cambio de gobierno, también cambió su suerte. Varias excolegas y alumnas lo denunciaron por abuso sexual y, con el correr de las horas, más periodistas aseguran que las acusaciones son ciertas. Una de las más notorias es la de una periodista que fue durante una gira de Cristina Kirchner a su habitación del hotel (a pedido de él, con la excusa de una cuestión laboral), donde lo habría encontrado desnudo, masturbándose y hablándole con total naturalidad.
La grave denuncia de Cecilia Guardati tuvo el respaldo de otras mujeres como Leticia Martínez o Agustina Kämpfer. Laura Carpintela dijo que Brieger la ayudó para comenzar con su carrera, pero luego empezó a acosarla. Lo mismo señaló Laura Di Marco. Por estas horas, algunos medios hacen referencia a una “docena” de mujeres, que aseguran haber sido acosadas por Brieger.
Mientras la lista de supuestas víctimas crece, también lo hace el silencio de las feministas kirchneristas. Evidentemente el “si sos mujer te creo” (que Brieger respaldaba) aplica según las circunstancias. Igualmente, como ocurrió con el caso de Alperovich, cuando el degenerado es de la tropa propia, no alcanza ni una condena judicial.
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