La grave denuncia de abuso sexual que calla el feminismo kirchnerista
José Alperovich, el hombre fuerte de Cristina Kirchner en Tucumán, está muy complicado en la justicia: habría abusado de una sobrina.
La estrella de José Alperovich se apaga de a poco. El exgobernador de Tucumán, y ficha crucial en el tablero político de Cristina Fernández de Kirchner, fue procesado este miércoles por abusar sexualmente de su sobrina entre 2017 y 2019. Sin embargo, hace tres años, en su época como el hombre más poderoso de la provincia, la situación era distina, especialmente para la familia de la joven que dinamitó este caso, quien era sobrina del referente kirchnerista.
- Lea también: La democracia no es más que una excusa para el kirchnerismo destructor
- Lea también: Un municipio kirchnerista le indica a los jóvenes cómo consumir cocaína
Alperovich es el tío segundo de la joven cuya denuncia terminó acabando con su carrera política. Según la causa, el mismo caudillo le habría preguntado a otro tío de la víctima cuanto costaba el silencio del entorno de la víctima, quizá previendo una posible negociación fuera de los tribunales. No obstante, la denunciante se enfocó en la lucha desigual en los tribunales contra el hombre con mayor peso político en la localidad y también su pariente.
De aucerdo con el expediente, el juez que lleva este caso consideró que la sobrina del tres veces gobernador tucumano “estaba inmersa en un contexto de abuso sexual, intrafamiliar y de acoso laboral por razones de género por parte del imputado”. En su fallo de 400 páginas, que golpea de lleno en el núcleo duro del relato progresista del kirchnerismo, el juez de instrucción Osvaldo Rappa señaló que Alperovich “valiéndose de la posición de poder que ostentaba, violentó la integridad sexual de la denunciante en al menos nueve oportunidades, causándole un detrimento físico y psíquico”.
Lo curioso (o no tanto teniendo en cuenta los antecedentes) es que el ejército de feministas kirchneristas, que suelen decir que una denuncia ya es motivo para la cancelación social y el escarmiento del acusado, guardan el más absoluto de los silencios. Parece que todo depende del espacio político al que esté vinculado el abusador.
El calvario de la joven habría comenzado en 2017, cuando comenzó la relación laboral con Alperovich, que por esos días se desempeñaba como senador nacional. En diciembre de ese año, el exlegislador habría traído a la víctima a Buenos Aires en un vuelo privado, en el marco de su nutrida agenda política. Según la denunciante, ella se dio cuenta en el trayecto que pasaría la noche en su departamento, a pesar que el resto del equipo asesor iría a sitios.
Ante la justicia, la sobrina de Alperovich aseguró que el dirigente peronista intentó manosearla y besarla. En el expediente se reseña que el exgobernador no se detuvo ante la negativa explícita, por lo que la joven tuvo que encerrarse en un cuarto para preservarse. “Sos muy rígida. Tenés que entregarte y aprender a disfrutar”, le habría dicho el exsenador a su sobrina luego de uno de sus intentos de abuso.
M.F.L (iniciales de la denunciante para mantener en secreto su identidad), decidió contarle todo a su familia en mayo de 2019, luego de una situación traumática que habría vivido con Alperovich en Yerba Buena, Tucumán. En medio de la campaña que lo llevó al senado hace tres años, el dirigente kirchnerista se habría sacado la ropa, obligándola a que ella lo masturbe. Finalmente, se indica también en la causa que el hombre fuerte del kirchnerismo en Tucumán le habría realizado sexo oral a la fuerza.
En el expediente judicial existen sufientes evidencias respaldatorias de la acusación. Hay decenas de mensajes que Alperovich le habría enviado a su sobrina, lo que confirmaría los reiterados intentos de abuso. Podría decirse que son pruebas tan contundentes como el silencio de las militantes feministas del kirchnerismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario