lunes, 25 de noviembre de 2024

6 claves sobre las perspectivas económicas de Venezuela para el 2025

6 claves sobre las perspectivas económicas de Venezuela para el 2025


PRODAVINCI   19/11/2024

El economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, durante el foro. Fotografía de Asdrúbal Oliveros | Twitter

Más volatilidad en la tasa de cambio y en los precios, menor crecimiento del producto interno bruto en comparación a este año y mayor voracidad fiscal en 2025, fueron algunas de las previsiones expuestas por Ecoanalítica el pasado miércoles 6 de noviembre en el Foro de Perspectivas Económicas 2025

Para la institución, la incertidumbre política ante un nuevo periodo presidencial en Venezuela el próximo 10 de enero de 2025 sin el reconocimiento de buena parte de la comunidad internacional y el posible cambio de estrategia  del nuevo presidente estadounidense Donald Trump hacia Venezuela afectan las expectativas de crecimiento económico nacional.

En el evento, Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, junto a los economistas Graciela Urdaneta, Luis Arturo Bárcenas, Jesús Palacios Chacín y Pedro Palma, presentaron sus perspectivas macroeconómicas para el año próximo en Venezuela: 60% de inflación para el cierre del 2025, aumento del PIB venezolano hasta 2,4% –menor al 4,4% proyectado en 2024–, la posibilidad de acercar la producción petrolera nacional a los 900 mil barriles diarios y el aumento de la recaudación tributaria, mientras se mantiene el contexto de desigualdades en el suministro de servicios como electricidad y agua. 

Del mismo modo, Ecoanalítica estima una reducción de 5 puntos porcentuales en sus proyecciones de margen de ganancia promedio en el sector privado entre 2020 y 2025.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) todavía no ha publicado resultados electorales desagregados ni las actas electorales de las presidenciales del 28 de julio, pese a las múltiples solicitudes internacionales. Frente a este panorama, Oliveros enfatizó que la incertidumbre política en 2025 presentará un reto para el sector privado de la economía, ya que no hay subsidio gubernamental que permita sobrellevar las pérdidas en ventas y la reducción del poder de compra de los venezolanos en al menos seis puntos. 

1. Mayor volatilidad cambiaria y de precios en 2025

“Frente a todos los escenarios, vemos más probable un mantenimiento del status quo: (…) un programa de estabilización económica no ortodoxa que al gobierno le funciona para reducir sus expectativas de inflación y [aumentar] su estabilidad política, porque recordemos que las estrategias económicas del chavismo no han sido para el bienestar de la gente, sino su estabilidad política. En ese contexto, el riesgo de radicalización sobre el control de precios es poco probable, pero siempre está presente. Esto es debido a que radicalizarse requiere recursos: es muy difícil el día de hoy aplicar controles de precios si no le garantizas insumos y dólares a las industrias para que puedan asumir pérdidas”, dijo Oliveros. 

De acuerdo con la economista Urdaneta, especialista en el sector energético, las intervenciones de divisas del Banco Central de Venezuela (BCV) como estrategia no ortodoxa de estabilización económica y la brecha entre la tasa de cambio oficial y la tasa del mercado paralelo siguen aumentando después de la elección presidencial del 28 de julio: el 2024 podría cerrar con una tasa de cambio oficial de 48,2 bolívares por dólar, con la tasa de cambio del mercado paralelo 18,7% superior al oficial, mientras que en 2025 se estima que cierre en 91,9 bolívares por dólar.

“Tenemos un nivel de incertidumbre que juega muy en contra de esta brecha. Por un lado, una demanda de divisas que está creciendo –que denota lo difícil que es [para el BCV] cada vez seguir interviniendo la banca para satisfacer esa demanda– y, por otro lado, tenemos una incertidumbre política mucho mayor, y que probablemente en 2025 sea aún más importante porque presiona la brecha cambiaria”, afirmó. 

Explicó Graciela Urdaneta que el flujo de divisas luce comprometido para el 2025: “Tenemos un servicio de deuda que está incrementando, lo que implica que los gastos también incrementan. Esto sin contar con que, a pesar de que los ingresos petroleros están siendo muy superiores, también estamos todavía con problemas de cobro de las ventas, como sucedió en septiembre con Asia, y, por lo tanto, todo esto compromete mucho el flujo de divisas y hace que cada vez sea más complicado que el gobierno pueda mantener la capacidad de tener divisas suficientes para satisfacer la demanda la demanda actual”.

Ecoanalítica prevé que el ingreso de divisas al sector financiero en 2025 sea menor en comparación con 2024. “Esto también lo vemos reflejado en la dificultad para tener la cantidad suficiente de divisas para intervenir y que pareciera que ya no es suficiente, vía ingresos petroleros”, agregó Urdaneta. “Si bien vamos a seguir viendo aumentos de la inflación, no va a ser una inflación como la que vimos en períodos anteriores al año 2021, sino ya una inflación más controlada y que dependerá de cómo evolucione la economía el año que viene”.

Pedro Palma, fundador y expresidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, explicó que la inflación y la devaluación actual son consecuencia de la fijación de la tasa de cambio por parte del gobierno y al encaje legal. También advirtió que el BCV no tiene divisas para mantener el flujo dentro del mercado financiero: “Esto hace que encarezcan los productos de origen interno y aumente la importación en Venezuela. Esa es una de las razones por las que la inflación incuestionablemente aumente de forma significativa en lo que queda de 2024 y el 2025”.

2. Desaceleración de la producción petrolera

Urdaneta afirmó que en el mercado petrolero venezolano impera el pragmatismo: pese a la incertidumbre política, hay cierto avance en la exportación petrolera. De acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela tuvo una producción cercana a los 860 mil barriles diarios en octubre de 2024: “Niveles que no se observaban desde febrero de 2019, justo después de imponer las sanciones directas al sector petrolero”, señaló Urdaneta. Se espera que la producción para el 2025 aumente a un tope cercano a los 910 mil barriles diarios, si se mantienen las licencias que permiten operar a empresas extranjeras —como Chevron— en el país. 

“Ha habido una mejora. Sin embargo, hay que prestar atención porque nosotros estamos observando una pequeña desaceleración. En el primer trimestre de este año, la producción petrolera estaba creciendo a un ritmo de 1,7% en promedio mensual. Ya en el segundo y en el tercer trimestre estamos observando un crecimiento más lento, alrededor del 1 % mensual”, dijo la economista.

Según Urdaneta, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el pasado 5 de noviembre abre dos posibilidades para el mercado venezolano: se mantienen las licencias, imperando el pragmatismo económico, o podrían ser revocadas: “¿Y cuál sería el efecto de revocar la licencia? Una pérdida de producción en torno al 20 o 25%. Tendríamos una producción que estaría regresando a niveles cercanos a los del 2022”. 

“La ganancia en producción petrolera que estamos observando hoy en día es en gran medida, por no decir de forma completa, gracias a las licencias de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos (…). La ganancia llegará a un límite porque las empresas bajo las licencias no pueden invertir en nuevas maquinarias en Venezuela”, agregó Urdaneta. También dijo que el flujo de divisas se verá aún más comprometido si ocurre el retiro de las licencias, sumado a las deudas que aún mantiene Venezuela con otros actores políticos, como China. 

3. Menor crecimiento que en 2024

Ecoanalítica prevé que el PIB nacional en términos reales cierre el año 2024 con un aumento del 4,4% y para el cierre del 2025 se prevé un crecimiento de 2,3%. 

“Hemos visto una recuperación del crédito en los últimos años. Si yo me voy año a año, el crédito es más del doble de lo que fue el saldo del año pasado. Sin embargo, si me voy al momento histórico, me comparo con países y con economías que en un momento eran parecidas a Venezuela, como Perú, y con economías relativamente pequeñas y medianas en la región, como Paraguay, nosotros tenemos menos de un punto del PIB [en comparación al crédito]”, dijo Bárcenas, jefe economista en Ecoanalítica y especialista en análisis de datos. 

Advirtió que “es innegable el repunte del crédito” en el sector privado. “Lo importante acá es que no es solamente el acceso, sino el costo financiero. Cómo ese costo ha ido incrementándose en los últimos años. Lo que te dice un poco es que hay empresas ávidas de financiamiento que son las que más reciben estos créditos y que están dispuestas a pagarlo. Eso no quiere decir que el crédito sea barato: es que no hay alternativas. Pero sí hay una capacidad para apalancarse a través de esta venta”. 

Tanto Bárcenas como Oliveros reiteraron que el crecimiento del PIB nacional está estrechamente relacionado con la presión política y la apertura del panorama internacional con Venezuela. “En el escenario en el que el gobierno acepte las negociaciones y se levanten las sanciones, la proyección de crecimiento es mucho mayor”, con un cierre al alza del 7% para el 2025, dijo Oliveros. 

4. Mayor recaudación de tributos

“El clima fiscal en Venezuela es voraz, atípico en un país que está recuperándose de una crisis [hiperinflacionaria], pero también consistente con un gobierno que está buscando cerrar el déficit fiscal de forma importante”, dijo Palacios Chacín, economista senior de Ecoanalítica y analista financiero. “Es la estrategia que tiene hoy el gobierno para la generación de ingresos y reducción de un déficit y para desestimular el uso del financiamiento monetario que se convierte en inflación”, agregó.

Desde el 2020 en adelante, Venezuela es uno de los países con el mayor índice de recaudación tributaria comparado con los ingresos de una empresa, según Ecoanalítica. La tasa efectiva de impuestos sobre ingresos operativos de empresas formales en Venezuela llega al 60%, mientras que el segundo país con la tasa más alta de Sudamérica es Brasil con 34%. 

“En Venezuela ha sido histórico que el promedio del gasto público esté en el orden del 30% del PIB. Hoy estamos hablando de un gasto público que está más cercano al 15% del PIB. Es una economía que se redujo en un 70 o 75%, al menos en este momento, y nos muestra una reducción significativa”, explicó Palacios Chacín. “Ha tenido una capacidad de recuperarse de la mano de esa estrategia: aumentar la generación de ingresos vía tributos. Para el 2020 hubo un poco menos de 5 puntos del PIB en ingresos [tributarios], ahora se recupera a niveles por encima del 11% del PIB. Eso ha permitido que también hayan podido ampliar el gasto de nuevo desde niveles del 10% a cerca del 15% para este año (…). Esto muestra no solamente un ajuste si lo vemos en varios años, sino que si solo lo vemos desde el último año, en este momento hay casi un 130% de recaudación en términos de dólares”. 

Ecoanalítica prevé como un factor de riesgo la aprobación de la propuesta de Ley de Contribuciones Especiales, que está en discusiones en la Asamblea Nacional desde agosto de 2024, la cual se suma a otros tributos, como el impuesto sobre la renta (ISLR), los impuestos municipales y el impuesto a grandes transacciones financieras (IGTF). 

“La proyección que tenemos es que se termine recaudando niveles similares a la recaudación en el 2013, a pesar de que la economía es un tercio de lo que era en ese momento (…) Ahí tienes un contraste: el gobierno está jugando con una estrategia mucho más voraz con una economía mucho más pequeña”, dijo Palacios Chacín. 

Dentro de sus proyecciones de riesgo, Ecoanalítica destaca los estados Anzoátegui, Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Lara, Mérida y Táchira, las zonas donde se ha registrado un mayor crecimiento en el sector comercial. 

“Ahí el impacto de las empresas se siente con más claridad, y eso para nosotros es un punto clave también para decir por qué es difícil que el gobierno avance a una estrategia de radicalización con las empresas y el sector privado: tiene una altísima dependencia en su estrategia fiscal, en su estrategia de ejercicio de política económica, en que las empresas tengan capacidad de generación de flujo de caja para que puedan tener capacidad también de pagar con impuestos”, dijo Palacios Chacín.

5. Sostenimiento de desigualdades geográficas

De acuerdo con lo expuesto en el foro, el gasto de las empresas para mantener el suministro de servicios de electricidad y agua ha mermado el crecimiento comercial debido a los cortes y fallas del servicio que llevan a comercios y empresas a pagar servicios privados para poder garantizar su suministro. Un análisis de la firma, con datos de Cedice, estimó que los comercios en estados como Mérida, Zulia y Falcón pasan más de 17 horas en promedio sin luz al día.

De acuerdo con Urdaneta, los comercios en el país gastan en promedio 21,1 dólares para cubrir los gastos de electricidad al mes, y Zulia es el estado con el mayor gasto: 79,6 dólares adicionales al pago de las tarifas del servicio eléctrico público. 

Lo mismo ocurre con el servicio del agua. Según el estudio, el promedio nacional de gastos adicionales para cubrir el servicio de agua es de 51,8 dólares. El promedio más alto lo tiene Nueva Esparta, donde se paga en 100,4 dólares adicionales a la tarifa del servicio público.

 “En Venezuela, un metro cúbico de agua cuesta 0,19 dólares, mientras que en Latinoamérica es casi un dólar. Entonces tenemos una distorsión importante”, dice Urdaneta. “¿A qué costo nos sale ese servicio barato? Tenemos estados como Falcón, donde la gente debe recorrer más de tres kilómetros para poder conseguir agua. O pasa como en Nueva Esparta, donde casi nunca hay servicio y las personas deben comprar un tanque de agua. Al final los servicios no son baratos”, dijo Urdaneta. 

“Tener que garantizar estos servicios, tanto a nivel particular como a nivel de las empresas, termina siendo un costo muy importante que tiene que ser incorporado en la estructura de cualquier empresa a la hora de estructurar un sueldo”, agregó.

6. Bajo poder de compra y las posibilidades de devaluación

Ecoanalítica proyecta que la venta de divisas en Venezuela se reduzca a menos de 5.000 dólares para el cierre del año 2025 y que la tasa de cambio en el mercado paralelo cierre el año próximo en 94,8 bolívares por dólar. El economista Oliveros dijo que este panorama se complementa con un “bajo poder de compra de los consumidores debido a la vulnerabilidad en sus ingresos”. 

“Si el deterioro en términos de política externa se vuelve más profundo, la probabilidad de mayor devaluación se incrementa”, agregó. 

Palma explicó que ha desaparecido el bolívar como unidad de cuenta tras los ciclos de hiperinflación e inflación en los últimos diez años, y que “a partir del año 2020 Venezuela se convirtiera en un país bimonetario, aunque la dolarización sea transaccional (…). Sin embargo, el gobierno ha sido bastante inflexible en esa materia: prohibiendo los préstamos en dólares y aumentando los préstamos en bolívares”.

Advirtió que las economías bimonetarias son más susceptibles a las devaluaciones, la banca se vuelve más vulnerable en sus carteras de crédito y los pasivos por los pagos de importaciones aumentan, afectando negativamente el sistema financiero. Palma recomendó la desdolarización de la economía venezolana a largo plazo, aunque advierte que ese panorama es poco probable. 

“Aquí entra una gran duda: ¿dolarizo o intervengo los precios?”, planteó Oliveros. “Un gobierno que tiene serias limitaciones para generar fondos y que tiene la posibilidad de volver a tener sanciones fuertes, más bien necesita cierto entendimiento de sus parámetros con el sector privado, aquel que puede seguir importando, que puede seguir imponiendo la oferta, que de alguna manera mantiene cierto dinamismo en la economía [nacional]”, agregó. “Mi tesis es que en la medida en que el gobierno tenga más presión externa, más sanciones y un flujo de caja más limitado, se verá más la dolarización como una válvula de escape. En la medida en que el flujo de ingresos mejore y se sientan más cómodos se volverán más duros con el control en política económica”.


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