Luis Herrera Campins, el estratega contra Pérez Jiménez

Luis Herrera (extremo derecha) en los años sesenta, al lado de Rafael Caldera. Atrás Hilarión Cardozo / Foto: presidenteluisherreracampins.blogspot.com
Desde el exilio a mediados de 1957, Luis Herrera Campins se interroga: ¿qué ha hecho, qué puede y qué debe hacer la oposición? Fue el momento para las rectificaciones muy puntualmente por parte del partido Copei una vez que justificara el despojo del poder al presidente Rómulo Gallegos.
Cómo estaría su estado de ánimo delante de su responsabilidad de hacer público y con sano juicio crítico lo que muchos se negarán a ver y leerles…
“La política de la oposición Frente a 1958 ha pecado por desesperante timidez, medidísima cautela, ausencia de iniciativas e inhibición para las conversaciones previas, para los contactos indispensables, para los entendimientos oportunos. Hay una fe débil que mal se escuda en la esperanza incierta. El entusiasmo aparece agazapado y no puede ser contagioso porque está lejos de él la convicción en la victoria popular. El escepticismo ni gana votos ni suma voluntades. Dudar de la posibilidad democrática y de la potencialidad de las masas organizadas y decididas es transmitir la incertidumbre e ir a la pelea con el pensamiento en la derrota…Nuestra reserva de energía y nuestra acción sin pausa ni desfallecimientos anularán los efectos de los factores objetivos que, aparentemente, favorecen el triunfo de la dictadura…”
Ante aquel cuadro, Herrera Campins… observa “el miedo”, “la desorganización partidista”, “el apoyo de los sectores plutocráticos”.
No hay dudas de que Herrera Campins se refería a un régimen respaldado por cierta élite económica beneficiaria de una economía sustentada por la industria petrolera. Élite que se inventó a sí misma unas “cenas de fraternidad” en reconocimiento a la obra revalidada por el dictador Pérez Jiménez con una delatadora disponibilidad …“promovida por un grupo de venezolanos representantes de todos los sectores del pensamiento y de la acción”…
68 años después, es válida la visión con los agravantes de la diáspora y una dirigencia comprometida a los más altos niveles y corrupciones… “La dictadura existe y gobierna”, afirma, para lo cual el demócrata y pacifista ciudadano habla de un entendimiento a tres (Copei, Acción Democrática y Unión Republicana Democrática)… “para lograr conversaciones políticas con autorizados emisarios de la dictadura… respondiéndose a sí mismo: “Suena raro proponer un diálogo insólito en un país donde la política se ha hecho a base de componendas” y así expone su tesis de la “rendija y la obsesión de la pértiga” interesante expresión de Herrera Campins para hacerle ver a los lectores de su medio de comunicación Frente a 1958 la necesidad de accionarse ante la realidad política del momento que a juicio de su compañero generacional Rodolfo José Cárdenas la citada expresión era muy propio de “Luis al momento de construir frases”.
La rendija, definida como una hendidura que se puede atravesar, y la pértiga, una vara larga para alcanzar alturas. De ello plasmó su idea de la convocatoria a elecciones: “Con las garantías suspendidas o caprichosamente interpretadas por la dictadura, está lejos de ser una puerta abierta de par en par ofrecida al pueblo como cobijamiento de sus aspiraciones”. Es una rendija, apenas un intersticio que deberá ser utilizado para comenzar a renovar por porciones el enrarecido aire de la casa y dejar entrar los chisporroteos de la luz”. Finalmente, Herrera Campins explicó “la obsesión de la pértiga” para buscar un salto histórico: “los pasos en el camino democrático nos han costado bastante sudores y nos han de costar más todavía, porque la cuesta se empina al compás de nuestra marcha”…
A 25 años de una amañada revolución, como todas las venezolanas, los demócratas han utilizado las “rendijas y la pértiga” sin violencia, como lo propusiera Luis Herrera Campins y sin resultado.
ardive@gmail.com
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