¿Por qué AD llega a 74 años…y sigue?
Acción Democrática llega a 74 años el próximo 13 de septiembre. Decir setenta y cuatro años es pronunciar muy rápido un lapso o período de tiempo, pero hay que ver cuánto esfuerzo y sacrificio han hecho mujeres y hombres de toda Venezuela, durante ese largo tiempo de peregrinaje por todos los rincones de nuestra geografía, llevando el mensaje de redención socialdemócrata en los momentos de mayores dificultades: primero, durante largos períodos dictatoriales que llevaron al partido a la clandestinidad y a sus principales líderes a la muerte, al destierro, a la cárcel y a la tortura. Luego, el pueblo premió esa consecuencia en la lucha y nos llevó a ocupar los más altos cargos gubernamentales: no en vano los adecos tenemos el récord, imposible de igualar, de haber llevado a Miraflores el mayor número de compatriotas y los más calificados por tener una enorme sensibilidad social.
Ahora, en los últimos 16 años nos han agredido con todo, porque Hugo Chávez estaba empeñado en la desaparición de AD a sabiendas de que era y es el partido más y mejor compenetrado, social y políticamente, con el pueblo llano venezolano. Hasta llegó a decir que freiría la cabeza de los adecos en aceite, pero, como dice Henry Ramos, o le faltó aceite o le sobraron cabezas, porque aquí está Acción Democrática vivita y coleando, mientras no podemos decir lo mismo de quien pretendía acabar con nosotros.
Entonces, ¿cómo llegamos a estos 74 años y seguimos en la lucha? Porque nuestros líderes se forjaron como nos lo cuenta Rómulo Betancourt: “Un líder no se forja en la comodidad de un despacho con aire acondicionado y secretarias; ni en la curul parlamentaria, para decir de vez en cuando un discurso florido; ni maniobrando desde arriba para mantenerse a flote; ni con dinero, ni con diarios y revistas, ni con radios o televisoras; ni con padrinos oligárquicos o la bendición militar o eclesiástica, pues el líder verdadero se forja y se desarrolla en las catacumbas de la clandestinidad, en las sombras de la adversidad, entre la represión y la violencia”.
Esa es parte de la respuesta al título de este artículo. La otra parte: es que AD no se fundó desde el gobierno, como ocurrió con las Cívicas Bolivarianas de López Contreras, el PDV de Medina o el PSUV de Maduro (hemos visto otros ejemplos, de estrellas fugaces en el firmamento de la política, que no vale la pena mencionar). Esa otra parte, entonces, nos la sigue comentando Betancourt al decirnos cómo se fajaron nuestros padres fundadores para crear este partido a imagen y semejanza del pueblo:
“Navegaba el Orinoco en precaria lancha de fabricación doméstica; y en curiara por el lago de Maracaibo y en bote de palanqueo por las aguas del río Tuy. Dormí en los ranchos en piernas de los llanos de Guárico, del Bajo y el Alto Apure, escuchando detalles sobre sus vidas y trabajos de labios de las peonadas, mientras pastoreaba el sueño en la criolla hamaca de moriche; y conviví con los andinos en sus tierras parameñas y con los obreros petroleros en Cabimas, Quiriquire y El Tigre, y con los pescadores del golfo de Cariaco, y con los trabajadores del Sisal en Lara, de la caña de azúcar en Aragua y Miranda, del cacao en Barlovento”.
A nosotros se nos murieron Gallegos, Betancourt, Leoni, Ruiz Pineda, Carnevali, Prieto, Pérez, Lusinchi, nos podemos morir todos quienes hoy dirigimos a AD y el partido no se acabará; en cambio, la desaparición del caudillo de este gobierno ha comenzado a generar el declive indetenible del partido que se fundó abrevando en las mieles del poder.
No volverán, dice el madurismo. Nosotros le respondemos: los responsables de desviaciones reaccionarias del partido en el pasado, que traicionaron a AD, ya se fueron; esos no volverán… por la gracia de Dios; en cambio, we will come back… ¡Júrenlo!
@EcarriB
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