Autobiografía | Releyendo un sueño de cuando tenía cuatro años | | | Puesta en situación | Este texto es la continuación del de la semana pasada «¡Yo lo elijo todo!». Antes de hablar de su adolescencia, Teresa sigue recordando anécdotas de su primera infancia. Recuerda un sueño que tuvo cuando tenía unos cuatro años. Haciéndose eco de una expresión que oía en su familia sobre sí misma, se definía como un pequeño diablillo, un ser encantador con una personalidad ya bien establecida, con una notable determinación. | | | Teresa me escribe | «Recuerdo un sueño que debí tener por esa edad (4 años), y que se me grabó profundamente en la imaginación. Una noche soñé que salía a dar un paseo, yo sola, por el jardín. Al llegar al pie de la escalera que tenía que subir para llegar él, me paré, sobrecogida de espanto. Delante de mí, cerca del emparrado, había un bidón de cal y sobre el bidón estaban bailando dos horribles diablillos con una agilidad asombrosa a pesar de las planchas que llevaban en los pies. De repente, fijaron en mí sus ojos encendidos y luego, en ese mismo momento, como si estuvieran todavía más asustados que yo, saltaron del bidón al suelo y fueron a esconderse en la ropería, que estaba allí enfrente. (...) Seguramente este sueño no tiene nada de extraordinario. Sin embargo, creo que Dios ha querido que lo recuerde siempre para hacerme ver que un alma en estado de gracia no tiene nada que temer de los demonios, que son unos cobardes, capaces de huir ante la mirada de un niño...» | Ms A 10 | | | Comprendo | Teresa escribió este texto mucho tiempo después de aquel famoso sueño, que recuerda con gran viveza. Ya no era la diablilla de cuatro años, como a su familia le gustaba llamarla. Releyendo su sueño e interpretándolo, ¡se revela la notable madurez espiritual que tenía a los veintidós años! Sí, un alma fiel a Dios, en estado de gracia, no tiene nada que temer de los ataques del enemigo. | | | Rezo y actúo | Pidamos a Teresa que Dios nos dé también la verdadera determinación de vivir en estado de gracia, de permanecer fieles a su voluntad a través de todas las pruebas que se nos presenten, de estar seguros de que sólo Cristo es nuestra victoria sobre el miedo, el mal y la muerte. |
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario