Detalles de la grave crisis económica
ALBERTO JOSÉ HURTADO B. | EL UNIVERSAL
domingo 11 de octubre de 2015 12:00 AM
A pesar de la falta de información oficial acerca de los resultados más recientes en materia de producción, inflación, escasez, desempleo y pobreza, la realidad que enfrentamos a diario todos los habitantes de este país nos adentra en la crisis económica más grave que ha enfrentado la nación en lo que va de siglo XXI, una situación que dista mucho de los problemas macroeconómicos generados por el shock político de 2002-2003 o los apuros presupuestarios que enfrentó el país ante la breve caída de los precios del petróleo en 2009, debido a que la crisis que hoy estamos viviendo demuestra la insostenibilidad del modelo de crecimiento económico-participativo-solidario que el gobierno nacional ha utilizado para privilegiar la toma de decisiones, manejar los recursos públicos y mantener el poder.
En ese contexto, la intervención del gobierno en la economía mediante extremos controles de precios diezmó el aparato productivo nacional, y la satisfacción de necesidades domésticas mediante importaciones fue la solución mientras se mantuvo elevado el flujo de divisas al país por la venta de petróleo en el extranjero; el papel de productor nacional se sustituyó por el de importador, y la palabra crisis sólo se asoció con la conflictividad política de la primera década del presente siglo. Hoy, cuando se evidencia aún más la disminución de la capacidad instalada de la industria nacional, la profunda caída en la entrada de divisas al país y el aumento de las deudas con proveedores extranjeros, impide el uso de las importaciones y de la producción doméstica para suplir las necesidades de la población, lo cual refuerza los desequilibrios que tiene la economía y ocasiona comportamientos atípicos de los agentes económicos, que son detalles de una economía en recesión.
Dentro de esos detalles encontramos: a) consumidores adaptados a "lo que haya". Con la caída de la producción y la importación de mercancías, el racionamiento mediante complicados sistemas de asignación ha provocado que el consumidor venezolano asegure su supervivencia estando dentro de una cola, limitando su esfuerzo laboral a obtener los recursos que le permitan adquirir los productos que garantice la cola, comprar lo que pueda y consiga (sin importar sus deseos), y olvidándose de hacer respetar sus derechos (atención de calidad, seguridad, derecho a elegir y a no ser discriminado, entre otros); b) productores y vendedores sobreviviendo con lo disponible. La falta de insumos, de mercancías y de incentivos para la producción y comercialización de bienes en el país obliga a los agentes económicos a tomar decisiones para sobrevivir en la estructura de regulación y supervisión de las actividades económicas creada por el gobierno, al adentrarse en dicho entramado burocrático (que incluye desde el código de actividad económica hasta las guías de movilización), se garantizan los beneficios (no solo económicos sino de decisión). Se venden sin inconveniente productos de baja calidad, se limita discrecionalmente las ventas de mercancías, se selecciona a conveniencia la forma de pago, y no se hacen esfuerzos por mejorar la atención a los compradores; y c) Inacción del gobierno en política económica. A pesar de lo que muestran los indicadores macroeconómicos, se privilegian los objetivos políticos por encima de los económicos, se mantienen las políticas económicas que conllevaron al colapso actual (reforzadas con nuevos nombres y presentaciones), y se evita mostrar el mínimo interés en hacer las cosas de forma diferente. Ante este último detalle, en los próximos días el problema no será solo la crisis económica, sino el modo de introducir las reformas estructurales que modifiquen la manera como se relacionan consumidores, productores y gobierno.
*@ajhurtadob
En ese contexto, la intervención del gobierno en la economía mediante extremos controles de precios diezmó el aparato productivo nacional, y la satisfacción de necesidades domésticas mediante importaciones fue la solución mientras se mantuvo elevado el flujo de divisas al país por la venta de petróleo en el extranjero; el papel de productor nacional se sustituyó por el de importador, y la palabra crisis sólo se asoció con la conflictividad política de la primera década del presente siglo. Hoy, cuando se evidencia aún más la disminución de la capacidad instalada de la industria nacional, la profunda caída en la entrada de divisas al país y el aumento de las deudas con proveedores extranjeros, impide el uso de las importaciones y de la producción doméstica para suplir las necesidades de la población, lo cual refuerza los desequilibrios que tiene la economía y ocasiona comportamientos atípicos de los agentes económicos, que son detalles de una economía en recesión.
Dentro de esos detalles encontramos: a) consumidores adaptados a "lo que haya". Con la caída de la producción y la importación de mercancías, el racionamiento mediante complicados sistemas de asignación ha provocado que el consumidor venezolano asegure su supervivencia estando dentro de una cola, limitando su esfuerzo laboral a obtener los recursos que le permitan adquirir los productos que garantice la cola, comprar lo que pueda y consiga (sin importar sus deseos), y olvidándose de hacer respetar sus derechos (atención de calidad, seguridad, derecho a elegir y a no ser discriminado, entre otros); b) productores y vendedores sobreviviendo con lo disponible. La falta de insumos, de mercancías y de incentivos para la producción y comercialización de bienes en el país obliga a los agentes económicos a tomar decisiones para sobrevivir en la estructura de regulación y supervisión de las actividades económicas creada por el gobierno, al adentrarse en dicho entramado burocrático (que incluye desde el código de actividad económica hasta las guías de movilización), se garantizan los beneficios (no solo económicos sino de decisión). Se venden sin inconveniente productos de baja calidad, se limita discrecionalmente las ventas de mercancías, se selecciona a conveniencia la forma de pago, y no se hacen esfuerzos por mejorar la atención a los compradores; y c) Inacción del gobierno en política económica. A pesar de lo que muestran los indicadores macroeconómicos, se privilegian los objetivos políticos por encima de los económicos, se mantienen las políticas económicas que conllevaron al colapso actual (reforzadas con nuevos nombres y presentaciones), y se evita mostrar el mínimo interés en hacer las cosas de forma diferente. Ante este último detalle, en los próximos días el problema no será solo la crisis económica, sino el modo de introducir las reformas estructurales que modifiquen la manera como se relacionan consumidores, productores y gobierno.
*@ajhurtadob
No hay comentarios:
Publicar un comentario