Fusilamiento de Manuel Piar
MIGUEL AZPÚRUA | EL UNIVERSAL
martes 27 de octubre de 2015 12:00 AM
A pesar de que el Libertador había manifestado su deseo de eventualmente conmutar la pena máxima contra Piar, aunque hubiese sido sentenciado, no lo hizo; por las razones que haya tenido, pero es importante puntualizar y destacar esta correspondencia del 4 de octubre de 1817, dirigida al general José Francisco Bermúdez, donde escribe los párrafos siguientes: "Se impondrá Vd. por aquélla, que he encontrado muy conveniente para el servicio, y urgente para la seguridad del gobierno, que Vd. marche a Maturín, y que volando se encargue del mando de la provincia de Cumaná, en donde acabará de conjurar los elementos de sedición y de guerra civil, obras como Vd. sabe del general Piar. Desde que éste llegó a ésta, fue sometido a la autoridad competente y se abrió su causa que sentenciará el Consejo de Guerra, conforme a las leyes vigentes. Escogeré para el Consejo de Guerra, de entre los oficiales generales con las cualidades que quiere la ley, aquellos que yo sepa que no tienen motivos de resentimiento con Piar. Ojalá que si el Consejo aplica la pena mayor, me abra camino, camino claro para la conmutación; y que el ejército o los cuerpos más cercanos y de la capital, por sus órganos naturales, la pidan, sin separarse de la disciplina. Entonces la responsabilidad del perdón, si este fuera indiscreto, lo compartiremos los que estamos levantando y sosteniendo el edificio de la república".
ACTA: "Yo, el infrascrito Secretario, doy fe que en virtud de la sentencia de ser pasado por las armas, dada por el Consejo de Guerra, su excelencia el general Manuel Piar, y aprobada por su excelencia el Jefe Supremo, se le condujo en buena custodia dicho día a la plaza de esta ciudad, en donde se hallaba el señor general Carlos Soublette, Juez Fiscal en este proceso, y estaban formadas las tropas para la ejecución de la sentencia, puesto el reo de rodillas delante de la bandera y leídosele por mí la sentencia en alta voz, se pasó por las armas a dicho señor general Manuel Piar, en cumplimiento de ella, a las cinco de la tarde del referido día, 16 de octubre de 1817; delante de cuyo cadáver desfilaron en columna las tropas que se hallaban presentes, y llevaron luego a enterrar al cementerio de esta ciudad donde queda enterrado; y para que conste por diligencia lo firmó dicho señor con el presente Secretario". Carlos Soublette. José Ignacio Pulido, Secretario. Así fue narrado por los que presenciaron el último suplicio del general en jefe Manuel Piar: salió de la habitación-prisión con rumbo a la plaza donde sería ejecutado por un pelotón de fusilamiento, comandado por el teniente coronel Bruno Torres, saludó la bandera y se sentó en el banquillo de los condenados, se abrió la esclavina y exigió a los tiradores que apuntasen bien a su corazón. Luego de la cerrada descarga cayó junto a la pared occidental del templo que se construía cerca de la plaza; su cadáver arropado en una capa, fue conducido en una hamaca -por 4 soldados- hacia el cementerio El Cardonal, y sepultado en una fosa sin nombre.
Bolívar, emite esta proclama dirigida a sus tropas justificando la ejecución y condoliéndose del hecho y además reconociéndole sus merecimientos, como y con derecho a ser considerado como la segunda autoridad en el mando de la República; veámosla: "A los soldados del Ejército Libertador. Soldados: Ayer ha sido un día de dolor para mi corazón. El general Piar fue ejecutado por sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano, que embriagado con los favores de la fortuna y por saciar su ambición, pretendió sepultar su patria entre sus ruinas. El general Piar, a la verdad, había hecho servicios importantes a la República, y aunque el curso de su conducta había sido siempre la de un faccioso, sus servicios fueron pródigamente recompensados por el Gobierno de Venezuela". Cuartel General de Angostura, 17 de octubre de 1817.-7 de la Independencia. Simón Bolívar. Desde ese día infamante, los oficiales de rango medio y los soldados, se mostraban en los cuarteles, apesadumbrados, cabizbajos y sombríos -los integrantes del Consejo de Guerra no se dejaron ver en varios días-;un viento frío se sentía en Angostura, ululaba en ráfagas, y se escuchaba como un coro lejano de voces y lamentos. La conseja afirma haber visto pasar -por la plaza- el espectro del general Manuel Piar, envuelto en un halo acompañado de seres fantasmales, y un tropel de caballos con rumbo a San Félix. Y es verdad que cuando su corazón fue atravesado por decenas de balas, nació su leyenda que perdurará en los corazones guayaneses hasta el fin de los siglos. Porque fue el "Libertador de Guayana".
miguelazpurua@gmail.com
ACTA: "Yo, el infrascrito Secretario, doy fe que en virtud de la sentencia de ser pasado por las armas, dada por el Consejo de Guerra, su excelencia el general Manuel Piar, y aprobada por su excelencia el Jefe Supremo, se le condujo en buena custodia dicho día a la plaza de esta ciudad, en donde se hallaba el señor general Carlos Soublette, Juez Fiscal en este proceso, y estaban formadas las tropas para la ejecución de la sentencia, puesto el reo de rodillas delante de la bandera y leídosele por mí la sentencia en alta voz, se pasó por las armas a dicho señor general Manuel Piar, en cumplimiento de ella, a las cinco de la tarde del referido día, 16 de octubre de 1817; delante de cuyo cadáver desfilaron en columna las tropas que se hallaban presentes, y llevaron luego a enterrar al cementerio de esta ciudad donde queda enterrado; y para que conste por diligencia lo firmó dicho señor con el presente Secretario". Carlos Soublette. José Ignacio Pulido, Secretario. Así fue narrado por los que presenciaron el último suplicio del general en jefe Manuel Piar: salió de la habitación-prisión con rumbo a la plaza donde sería ejecutado por un pelotón de fusilamiento, comandado por el teniente coronel Bruno Torres, saludó la bandera y se sentó en el banquillo de los condenados, se abrió la esclavina y exigió a los tiradores que apuntasen bien a su corazón. Luego de la cerrada descarga cayó junto a la pared occidental del templo que se construía cerca de la plaza; su cadáver arropado en una capa, fue conducido en una hamaca -por 4 soldados- hacia el cementerio El Cardonal, y sepultado en una fosa sin nombre.
Bolívar, emite esta proclama dirigida a sus tropas justificando la ejecución y condoliéndose del hecho y además reconociéndole sus merecimientos, como y con derecho a ser considerado como la segunda autoridad en el mando de la República; veámosla: "A los soldados del Ejército Libertador. Soldados: Ayer ha sido un día de dolor para mi corazón. El general Piar fue ejecutado por sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano, que embriagado con los favores de la fortuna y por saciar su ambición, pretendió sepultar su patria entre sus ruinas. El general Piar, a la verdad, había hecho servicios importantes a la República, y aunque el curso de su conducta había sido siempre la de un faccioso, sus servicios fueron pródigamente recompensados por el Gobierno de Venezuela". Cuartel General de Angostura, 17 de octubre de 1817.-7 de la Independencia. Simón Bolívar. Desde ese día infamante, los oficiales de rango medio y los soldados, se mostraban en los cuarteles, apesadumbrados, cabizbajos y sombríos -los integrantes del Consejo de Guerra no se dejaron ver en varios días-;un viento frío se sentía en Angostura, ululaba en ráfagas, y se escuchaba como un coro lejano de voces y lamentos. La conseja afirma haber visto pasar -por la plaza- el espectro del general Manuel Piar, envuelto en un halo acompañado de seres fantasmales, y un tropel de caballos con rumbo a San Félix. Y es verdad que cuando su corazón fue atravesado por decenas de balas, nació su leyenda que perdurará en los corazones guayaneses hasta el fin de los siglos. Porque fue el "Libertador de Guayana".
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