Autonomía universitaria
No se puede negar que estamos en crisis universitaria, pues para nadie es un secreto que el cese de las actividades docentes de nuestras casas de estudios, se basa en la falta de las disposiciones requeridas para brindar una educación adecuada. Esto se debe a que no cuenta con los recursos necesarios para un apropiado funcionamiento, lo cual ha generado condiciones precarias y sueldos inhumanos. Esta es la razón por la cual la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (Fapuv), ejerciendo su pleno derecho, convocó esta desincorporación de los educadores. Sin embargo, las universidades actualmente no están a puertas cerradas, se encuentran desarrollando investigaciones, atendiendo pasantías, actividades de extensión y administrativas.
Por ese motivo, y por su derecho de reclamar justas reivindicaciones, mejoras en el presupuesto y en los sueldos, exigidos frente a las dificultades existentes en las casas de estudios superiores nacionales, Fapuv rechazó el acuerdo de la Asamblea Nacional donde se plantea intervenir las universidades públicas del país, ante la decisión de persistir con el no reinicio de clases.
De darse dicha intervención, desaparecería la visión crítica que representa la esencia de las universidades, así como la pluralidad y la libertad ideológica, dando paso a un pensamiento impuesto. Es necesario defender esa independencia política que nos protege de las arbitrariedades, que pueden afectar nuestra naturaleza.
La razón de ser de las universidades es la formación, la generación de conocimientos, para materializar tanto el bien común como el propio. Por eso, representa una institución tan valorada.
En este momento debemos defender nuestras casas de estudios superiores en cuanto la amenaza de coartar la libertad de ser críticos que da la formación académica, donde se pretende implantar ideologías y exterminar las posibilidades de generar conocimientos plurales.
No podemos permitir que estos recintos educativos sean intervenidos porque de esa manera moriría la capacidad de generar ese pensamiento con criterio, tan determinante en la transformación y en el avance de la colectividad.
Para poder cumplir con su compromiso esencial de apoyar el progreso del país y garantizar el derecho constitucional a la educación, las universidades deben ser espacios para el intercambio libre de conocimientos, por ser semillero donde se forman los futuros profesionales de la sociedad venezolana que deseamos forjar.
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