Defender los ¿logros?
MIGUEL SANMARTÍN | EL UNIVERSAL
sábado 14 de noviembre de 2015 12:00 AM
En tiempos de campaña electoral los candidatos ofrecen cualquier cosa, camarita, aunque luego no las cumplan. Desde planes y beneficios viables o necesarios para la población, planificados y sustentables, hasta proyectos absurdos, inasequibles.
En medio de las arengas proselitistas también vocean disparates que improvisan en el fragor de los exultantes encuentros con sus adeptos. ¿Recuerdan el puente a Margarita, el gasoducto del Sur, los gallineros verticales, los cultivos organopónicos, el saneamiento del río Guaire, convertir a Miraflores en una universidad o aquel glorioso "si me matan y me muero"? Todos lanzan falsas promesas y extravagancias. No importa su ideología. Cada aspirante promete lo posible y también lo irrealizable. Lo que importa es conquistar votos sin importar si luego se pueden satisfacer las expectativas de los votantes.
Ofrecimientos de adjudicar villas y castillos y entregar el oro y el moro son las que más se escuchan en esta campaña con vistas a las elecciones parlamentarias del 6D. Algunas promesas están completamente alejadas de las posibilidades, funciones y responsabilidades de los legisladores. ¿Recoger la basura en los municipios, tapar huecos, entrompar malandros? ¡¡¡Por favor!!! El oficialismo, sin los recursos económicos del pasado para dispensar más dádivas compra-conciencias, hace su lobby instando a sus acólitos a defender los "logros" de la revolución castrochavista. Mientras, los contrarios proponen cambiar al Gobierno al día siguiente de la investidura de los legisladores electos.
Comencemos por lo segundo: Ni con mayoría calificada en la AN podría la oposición, de imponerse en los comicios de diciembre, retirarle de inmediato la silla al inquilino de Miraflores. Esa vía, constitucional, requeriría cumplir ciertas formalidades previas y llevaría algún tiempo.
En cuanto a la marea roja-rojita, su campaña resulta patética. Deplorable como la situación en la cual (sus políticas socialistas) han sumido al país. Los aspirantes del GPP incumplen en cada intervención pública el Reglamento Electoral pero, además, hacen uso indebido-descarado de recursos y bienes del Estado, lo que implica no solo ventajismo sino que pudiera constituir peculado de uso. ¿Y el CNE? Atareadísimo intentando convencer de su presunta imparcialidad.
Otra faceta de la prédica oficialista, especialmente la vociferada por los más rancios jerarcas de la dinastía regente, es el sectarismo y la animosidad. Insultan, difaman, agreden, espían, amenazan y descalifican a los adversarios. Pero además han desplegado una intensa y perversa campaña de miedo para que el mermado y desencantado chavismo crea que, sin el dúo maravilla en el trono, vendría el diluvio universal.
Sin cobres ni señuelo que ofrecer (esta vez no hay Dakazo posible) para cautivar a sus potenciales votantes, los candidatos oficialistas instan a su audiencia a "preservar" las reivindicaciones conquistadas durante los 17 años de castrochavismo. Al principio, en efecto, funcionaron algunos planes sociales. Pero luego decayeron por ineficiencia, corrupción y falta de recursos para financiar tanto gasto improductivo. ¿Defender qué? Expropiaciones, decomisos, confiscaciones, colas, escasez, bachaqueo, inflación, controles, inseguridad, desempleo, racionamientos de agua y luz, deterioro de escuelas, hospitales y carreteras, pésimo funcionamiento de los distintos servicios de transporte, persecuciones políticas, juicios amañados, presos de conciencia, pleitos con el vecindario, colectivos armados, violación de derechos humanos, restricciones a las libertades públicas y muchos otros "logros" dispensados por la revolución. ¿Esto es defendible?
msanmartin@eluniversal.com
En medio de las arengas proselitistas también vocean disparates que improvisan en el fragor de los exultantes encuentros con sus adeptos. ¿Recuerdan el puente a Margarita, el gasoducto del Sur, los gallineros verticales, los cultivos organopónicos, el saneamiento del río Guaire, convertir a Miraflores en una universidad o aquel glorioso "si me matan y me muero"? Todos lanzan falsas promesas y extravagancias. No importa su ideología. Cada aspirante promete lo posible y también lo irrealizable. Lo que importa es conquistar votos sin importar si luego se pueden satisfacer las expectativas de los votantes.
Ofrecimientos de adjudicar villas y castillos y entregar el oro y el moro son las que más se escuchan en esta campaña con vistas a las elecciones parlamentarias del 6D. Algunas promesas están completamente alejadas de las posibilidades, funciones y responsabilidades de los legisladores. ¿Recoger la basura en los municipios, tapar huecos, entrompar malandros? ¡¡¡Por favor!!! El oficialismo, sin los recursos económicos del pasado para dispensar más dádivas compra-conciencias, hace su lobby instando a sus acólitos a defender los "logros" de la revolución castrochavista. Mientras, los contrarios proponen cambiar al Gobierno al día siguiente de la investidura de los legisladores electos.
Comencemos por lo segundo: Ni con mayoría calificada en la AN podría la oposición, de imponerse en los comicios de diciembre, retirarle de inmediato la silla al inquilino de Miraflores. Esa vía, constitucional, requeriría cumplir ciertas formalidades previas y llevaría algún tiempo.
En cuanto a la marea roja-rojita, su campaña resulta patética. Deplorable como la situación en la cual (sus políticas socialistas) han sumido al país. Los aspirantes del GPP incumplen en cada intervención pública el Reglamento Electoral pero, además, hacen uso indebido-descarado de recursos y bienes del Estado, lo que implica no solo ventajismo sino que pudiera constituir peculado de uso. ¿Y el CNE? Atareadísimo intentando convencer de su presunta imparcialidad.
Otra faceta de la prédica oficialista, especialmente la vociferada por los más rancios jerarcas de la dinastía regente, es el sectarismo y la animosidad. Insultan, difaman, agreden, espían, amenazan y descalifican a los adversarios. Pero además han desplegado una intensa y perversa campaña de miedo para que el mermado y desencantado chavismo crea que, sin el dúo maravilla en el trono, vendría el diluvio universal.
Sin cobres ni señuelo que ofrecer (esta vez no hay Dakazo posible) para cautivar a sus potenciales votantes, los candidatos oficialistas instan a su audiencia a "preservar" las reivindicaciones conquistadas durante los 17 años de castrochavismo. Al principio, en efecto, funcionaron algunos planes sociales. Pero luego decayeron por ineficiencia, corrupción y falta de recursos para financiar tanto gasto improductivo. ¿Defender qué? Expropiaciones, decomisos, confiscaciones, colas, escasez, bachaqueo, inflación, controles, inseguridad, desempleo, racionamientos de agua y luz, deterioro de escuelas, hospitales y carreteras, pésimo funcionamiento de los distintos servicios de transporte, persecuciones políticas, juicios amañados, presos de conciencia, pleitos con el vecindario, colectivos armados, violación de derechos humanos, restricciones a las libertades públicas y muchos otros "logros" dispensados por la revolución. ¿Esto es defendible?
msanmartin@eluniversal.com
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