Desidia a la carta
Las denuncias que aparecen en la prensa oficial cada semana no pasan de ser meros espejismos
jueves, noviembre 26, 2015 | Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba.- En la ciudad de Santa Clara, a poco más de 260 kilómetros al este de La Habana, hay un centro escolar, cuya reparación empezó hace seis años y todavía no ha concluido.
La información, publicada recientemente en el apartado Cartas a la dirección, del diario Granma, vuelve a poner en duda la funcionalidad del sistema que insisten en actualizar con los mismos remiendos y el anuncio de que ahora sí la chapucería y la falta de responsabilidad tienen los días contados.
El problema a valorar en su justa dimensión va más allá de la escuela secundaria clausurada por tanto tiempo a causa de la presunta holgazanería de los trabajadores, según la denuncia publicada en el órgano oficial del partido comunista.
¿Cuántos materiales han sido desviados hacia el mercado negro? Y los funcionarios que supervisan la obra, ¿conservarán sus puestos, después de tamaña irresponsabilidad? ¿Fueron ascendidos a posiciones más lucrativas como ocurre a menudo, a partir de la sistematización del amiguismo y el tráfico de influencias?
El exceso de episodios como el comentado en estas páginas junto a la ausencia de soluciones, debería llamar la atención sobre la incompetencia de los mecanismos de Estado para dar respuesta a las necesidades de la población.
Las denuncias que aparecen en la prensa oficial cada semana no pasan de ser meros espejismos de un poder que, en otro contexto, si tendría la posibilidad de influir en la corrección de las faltas.
Por eso es que la mayoría de las afectaciones en barrios y ciudades del país quedan en el anonimato, entrampadas en la habitual desidia de los burócratas y la pereza de trabajadores que hace tiempo aprendieron la inutilidad del trabajo honesto y el arte de robar todo que pueda ser robado en sus respectivos empleos.
Debido a la habitual impericia de los organismos estatales, no confío en una rápida reapertura de la panadería que cerraron en la localidad de la Habana Vieja donde sobrevivo hace 54 años, debido al desagüe de aguas negras en una de las calles adyacentes.
¿Cuánto habrá que esperar para su entrada en funcionamiento?
Hace más de un mes que el río de orina y excrementos fluye a la vista del vecindario sin que se vislumbre una solución. Por el momento, a falta de pan hay inmundicia a granel, virus y bacterias incubándose, mosquitos y ratas que salen en las noches a disfrutar su hábitat de lujo.
En La Habana también sobran las evidencias del relajo institucional y de la ineficacia del Estado en dar respuestas a necesidades básicas para una convivencia mínimamente racional. El socialismo es un desastre. No tiene arreglo.
A pesar de todo, insisten en tapar sus grietas con otra película del barniz que fabrican en los talleres del partido y sus filiales más próximas, entre las que se destacan los periódicos de tirada nacional, Granma y Juventud Rebelde.
oliverajorge75@yahoo.com
La información, publicada recientemente en el apartado Cartas a la dirección, del diario Granma, vuelve a poner en duda la funcionalidad del sistema que insisten en actualizar con los mismos remiendos y el anuncio de que ahora sí la chapucería y la falta de responsabilidad tienen los días contados.
El problema a valorar en su justa dimensión va más allá de la escuela secundaria clausurada por tanto tiempo a causa de la presunta holgazanería de los trabajadores, según la denuncia publicada en el órgano oficial del partido comunista.
¿Cuántos materiales han sido desviados hacia el mercado negro? Y los funcionarios que supervisan la obra, ¿conservarán sus puestos, después de tamaña irresponsabilidad? ¿Fueron ascendidos a posiciones más lucrativas como ocurre a menudo, a partir de la sistematización del amiguismo y el tráfico de influencias?
El exceso de episodios como el comentado en estas páginas junto a la ausencia de soluciones, debería llamar la atención sobre la incompetencia de los mecanismos de Estado para dar respuesta a las necesidades de la población.
Las denuncias que aparecen en la prensa oficial cada semana no pasan de ser meros espejismos de un poder que, en otro contexto, si tendría la posibilidad de influir en la corrección de las faltas.
Por eso es que la mayoría de las afectaciones en barrios y ciudades del país quedan en el anonimato, entrampadas en la habitual desidia de los burócratas y la pereza de trabajadores que hace tiempo aprendieron la inutilidad del trabajo honesto y el arte de robar todo que pueda ser robado en sus respectivos empleos.
Debido a la habitual impericia de los organismos estatales, no confío en una rápida reapertura de la panadería que cerraron en la localidad de la Habana Vieja donde sobrevivo hace 54 años, debido al desagüe de aguas negras en una de las calles adyacentes.
¿Cuánto habrá que esperar para su entrada en funcionamiento?
Hace más de un mes que el río de orina y excrementos fluye a la vista del vecindario sin que se vislumbre una solución. Por el momento, a falta de pan hay inmundicia a granel, virus y bacterias incubándose, mosquitos y ratas que salen en las noches a disfrutar su hábitat de lujo.
En La Habana también sobran las evidencias del relajo institucional y de la ineficacia del Estado en dar respuestas a necesidades básicas para una convivencia mínimamente racional. El socialismo es un desastre. No tiene arreglo.
A pesar de todo, insisten en tapar sus grietas con otra película del barniz que fabrican en los talleres del partido y sus filiales más próximas, entre las que se destacan los periódicos de tirada nacional, Granma y Juventud Rebelde.
oliverajorge75@yahoo.com
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