No hay democracia sin derechos políticos
En Venezuela estamos acostumbrados a escuchar que el gobierno es democrático… solo por el hecho de celebrarse, en las fechas que corresponde, comicios electorales. En realidad esto es una ficción.
La democracia no se reduce a un acto electoral. La democracia es un derecho y un principio que requiere de eficiencia, transparencia y equidad en las instituciones públicas, así como de una cultura que acepte la legitimidad de la oposición política, además de que reconozca y abogue por los derechos de todos.
La democracia es más que el ritual de elección periódica de quienes gobiernan, sino una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso, organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas de poder.
El concepto de democracia representativa se asienta sobre el principio de que es el pueblo el titular de la soberanía política y que, en ejercicio de esta, elige a sus representantes para que ejerzan el poder político.
Es realmente preocupante que a menos de un mes de la celebración de las elecciones parlamentarias, en la cual la oposición democrática, sin dudas, obtendrá una indiscutible victoria, el gobierno no dé señales de un comportamiento democrático.
En una declaración destemplada que, por puro sentido común, es antidemocrática, el 22 de junio de 2015... Nicolás Maduro dijo: “Si la derecha tomara la Asamblea Nacional, sucederían cosas muy graves. En este país se desataría un proceso de confrontación de calle y yo seré el primero en lanzarme a la calle junto al pueblo para defender la revolución. El 27 de febrero quedaría corto, pequeño, sería un niño de pecho, porque el pueblo no se va a dejar quitar las misiones, las pensiones, la revolución (…) si sucediera el supuesto negado caso de que la Asamblea Nacional cayera en manos de la MUD, ¿qué creen que pasaría? un caos, nuestro pueblo va a salir a la calle”.
No es democrático el uso y abuso de los recursos públicos para promover candidatos mimetizados con funcionarios públicos que entregan desde iPads hasta neumáticos a bajos precios; es antidemocrático proferir amenazas y expresiones estigmatízantes en contra de la oposición; es fascista la restricción de las garantías constitucionales a través de los estados de excepción en los estados Táchira, Zulia y Apure, con lo cual se afecta la realización de la campaña electoral, y también se proyecta violatorio de los derechos políticos, y el libre ejercicio del voto el día de las elecciones. Pero, como si no fuera suficiente, el gobierno a través del Consejo Nacional Electoral vapulea incesantemente la observación internacional, al extremo de que instaló una misión de acompañamiento electoral de la Unasur, con lo cual no respeta la mínima garantía electoral referida a la transparencia del proceso, y se ignora que la observación es una garantía y no una concesión del gobierno.
Independientemente del sentimiento de cambio que se percibe en las zonas populares, en las interminables colas en mercados y farmacias, el gobierno tiene, frente a los derechos políticos y al derecho a la participación política, la obligación de permitir y garantizar la organización de todos los partidos políticos y el debate libre de los principales temas socioeconómicos.
La realización de elecciones libres presupone garantías suficientes para que sus resultados representen la voluntad popular. No hay derechos políticos sin democracia y no hay democracia sin derechos políticos. El principio democrático es un principio fundamental para dimensionar e interpretar el alcance de estos derechos, los cuales deben ser garantizados por el Estado, sin discriminaciones.
Los venezolanos tenemos derecho a la democracia y el gobierno tiene la obligación de promoverla y defenderla. Es por ello que el 6 de diciembre el presidente Maduro no tendrá que lanzarse a la calle a buscar pleitos, para tratar de reivindicar un modelo político fracasado, representado por la corrupción, ineficiencia, la hiperinflación, el centralismo, la persecución política, el desabastecimiento y el expansionismo de ideas retrogradas. Por el contrario, deberá respetar los resultados electorales. Ese día deberá convertirse en el reconocimiento de los derechos humanos, y entre ellos los derechos políticos, como un medio para consolidar un régimen de libertad personal y justicia social, en el marco de las instituciones democráticas.
@jesusollarves
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