Durante el periodo anterior al nacimiento de Jesús, María y José vivieron una prueba dolorosa. Fue la primera de las grandes pruebas.
Entre el momento de la Anunciación de la Encarnación del Verbo de Dios en el seno de María, por obra del Espíritu Santo, que la “cubrió con su sombra”, y el nacimiento de Jesús, María desposada con José le fue dada como esposa. Cuando ella vino a vivir a la casa común, al finalizar el periodo del compromiso, ella ya estaba encinta. José se dio cuenta del estado de la Virgen sin saber cómo había sucedido; ya que María no podía revelar ella misma la extraordinaria maravilla realizada en ella por Dios. Sin embargo José, como María, fue fiel a la voluntad de Dios y recibió a María en su casa.
Esta prueba fue una prueba mayor del amor entre ellos, pero también para su fe, como había sido para Abraham la llamada al sacrificio de su hijo Isaac; una locura a los ojos de los hombres, sabiduría a los ojos de Dios. Lo que hubiera podido separar a la Sagrada Familia, la unió para siempre por la Fe. El precio de esta prueba pone de relieve, sin ambigüedad, el nacimiento virginal de Jesús.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario