A ponerse las alpargatas
No podemos ocultar nuestra satisfacción y complacencia con los nuevos aires que soplan en la Asamblea Nacional desde el pasado martes 5. El discurso de Henry Ramos Allup fue a un mismo tiempo una lección de cultura republicana, de derecho constitucional, de Política (con P mayúscula) y de una moderación no habitual en ese orador. Lástima que el bloque oficialista (autodenominado “de la patria”) hubiese encontrado una excusa banal para ausentarse. Los chavistas retirándose por que se violó en Reglamento de Debates: ¡fin de mundo! Si no hubiera sido por eso otra excusa igualmente bizarra habrían inventado. Conclusión: Henry es el hombre para el cargo en esta hora importante de la vida nacional.
Tampoco podemos ocultar nuestra complacencia con la decisión del diputado Ramos Allup de mandar quitar de los espacios legislativos todos los cuadros y símbolos que no sean los oficiales de la República. La Asamblea es de todos los venezolanos, no de una parcialidad, menos aun ahora que se ha demostrado su condición de minoritaria. Medida similar se tomó en 1958a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez según muestra una foto ampliamente circulada por Internet en estos días. Es posible que la misma decisión pudiera haberse implementado en forma menos “arrecha” pero entendemos que Henry no se caracteriza por la suavidad de su verbo ni de sus actitudes. El patán que hasta horas antes reinaba en el Palacio Federal Legislativo no se distinguió por su gentileza en ese rol ni en el de conductor de un cuestionable programa que debiera avergonzar al canal que lo emite.
Asimismo, nos complace la juramentación de los diputados de Amazonas que fueron objeto de una insólita medida cautelar cuya motivación salta a la vista dejando al desnudo la supeditación del Poder Judicial a los deseos del Ejecutivo. No tenemos la experticia constitucional ni legal necesarias como para poder opinar con fundamento jurídico sobre la validez de tal decisión pero la razón nos hace intuir que si la soberanía radica en el pueblo y éste se ha expresado el 6-D en Amazonas como en el resto del país pues entonces no parece lógico que por una medida apenas cautelar pueda desatarse una consecuencia política determinante para la vida nacional.
Expresadas ya las complacencias toca el turno a algunas de las preocupaciones.
En primer lugar se comprueba una vez mas que desde el oficialismo no quieren entender que perdieron y que ello fue por paliza. Resulta ofensivo oír una y otra vez aquello de que “pueblo” son los cuatro millones que dieron su voto al chavismo y los otros siete millones no lo somos. ¿Que somos entonces? ¿Será que en Venezuela el nivel de oligarca alcanza a dos terceras partes de su población? De ser así, bendito sea, ¡estaríamos mejor que Noruega o Suecia!
Entendemos que en esta coyuntura se plantea la disyuntiva entre el choque de trenes y la negociación. Razones hay suficientes para decantarse por una u otra alternativa sabiendo que cualquiera sea el camino que se tome siempre habrá muchos disconformes. Justamente ese es el precio que hay que pagar cuando se enfrentan los grandes desafíos de la historia. No todos quedaremos contentos. Lo importante es que en el plazo más breve que razonablemente sea posible podamos salir del hueco. Seguramente que algo similar estará ocurriendo en el oficialismo. Lo cierto es que sin negociación no podrá haber reconciliación y sin reconciliación no podrá haber recuperación. Así de sencillo.
Muestra de lo anterior está ya a la vista cuando se anuncia que le Imprenta Oficial (que depende del Ejecutivo) no publicará las leyes que surjan de la nueva Asamblea. Lo mismo con la opinión vertida por el diputado Cabello pidiendo que se deje de enviar recursos al Legislativo por que “ha perdido legitimidad”. ¿Qué decir entonces del TSJ, Poder Ciudadano, etc.?
Otra cosa que preocupa es la conformación del nuevo gabinete juramentado tan solo después de la instalación de la Asamblea. Si en algún momento alguien pudo pensar en la posibilidad de alguna rectificación ya es hora de abandonar esa fantasía. Los ministros confirmados o rotados y los nuevos representan lo mas extremo de la izquierda obsoleta que ya ha llevado al fracaso a todos los países donde han actuado. Por si el lector no se ha percatado hay cinco ministerios nuevos entre ellos el de Agricultura Urbana. Irán a revivir el sueño del Comandante Eterno de los cultivos organopónicos en platabandas, parques o islas de autopistas? ¿Se revivirá la “ruta de la empanada” y los gallineros verticales? En fin… son inquietudes que bien pudieran interesar a quienes tienen que hacer largas colas para conseguir alimentos que de esta manera resolverían su problema cosechando gratuitamente en los terrenos del Parque del Este u otros espacios verdes. En Quebec estos se hacen en los propios jardines de la legislatura provincial y funciona. Por qué no en Trujillo, Cumaná, Maracaibo o Tucupita donde el clima es mucho más benigno o en Valencia donde hay tanta zona verde. ¡Es cuestión de enviar a Canadá una misión de unas doscientas personas con viáticos en dólares para que estudien el sistema y lo traigan a Venezuela! Seguro que dará resultado y rápido.
Así pues para concluir estas líneas rescatemos la ingeniosa frase de Luis Herrera Campins cuando alertó “a ponerse las alpargatas por que lo que viene es joropo”.
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