En marzo de 1821, en el monasterio de Keckrovouni, en la isla griega de Tinos (archipiélago de las Cícladas), Michel Polyzoes y su hermana Palgie vieron en sueños en tres ocasiones a la Virgen, vestida de un manto dorado y rodeada de una intensa luz divina. Ella les pidió buscar en el campo de un pueblo vecino el lugar de “su casa”. Las excavaciones revelaron las ruinas de una antigua iglesia, Fuente de Vida, sobre la que se erigió un nuevo edificio consagrado a San Juan Bautista y a la Madre de Dios.
En 1823, los obreros que nivelaban el suelo, desenterraron un icono de la Anunciación que pertenecía a la iglesia bizantina destruida por los turcos en el Siglo X. Estuvo enterrado durante 850 años… y fue encontrado intacto.
El santuario fue construido con el mármol del templo de Neptuno, relativamente rápido (en 8 años) a pesar de la guerra que Grecia llevaba a cabo para liberarse del yugo otomano. El santuario fue terminado en 1830. Entre los numerosos milagros, la Virgen de la Anunciación obtuvo la liberación de Grecia.
La vocación espiritual de este santuario es semejante a la de Lourdes: penitencia, conversión, reconciliación, confianza y esperanza en la intercesión de la Virgen María.
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