José Martí, el mérito de no haber sido un socialista
Roberto Fernández Retamar, conocido poeta y ensayista cubano, intenta justificar la no afiliación de José Martí al socialismo
jueves, enero 28, 2016 | Alberto Roteta Dorado
DIARIO DE CUBANET
QUITO, Ecuador.- En su ensayo “Martí en su Tercer Mundo”, el Dr. Roberto Fernández Retamar, conocido poeta y ensayista cubano, intenta justificar la no afiliación de José Martí al socialismo. Su juicio, desde su visión, y partiendo siempre de su compromiso social con el llamado proceso revolucionario cubano, no deja de ser interesante y hasta en cierta medida coherente en su necesidad de defender una hipótesis; la cual, en mi opinión –que es la de muchos– es insostenible.Su premeditada defensa resulta ser una justificación que pretende perpetuar la imagen martiana de un ser ejemplar, a pesar de no haber sido el hombre socialista que han querido mostrar los impulsores de esta tendencia en Cuba, encabezados por su líder, el dictador F.Castro.
Retamar explica la postura de Martí a partir de un posible desconocimiento del héroe cubano de las doctrinas proclamadas por Marx, así como su entrega absoluta a la gesta independentista cubana del fin del diecinueve, lo que al parecer le dejó muy poco tiempo para poder abarcar ciertos aspectos del ámbito internacional, siendo esta última opinión muy errada, pues como todos sabéis, el autor de “Versos Libres”, inexplicablemente encontró tiempo para todo. Se sabe por el testimonio de sus obras que estuvo al tanto de todo lo que acontecía a su alrededor, tanto en el ámbito científico, artístico, literario, político y educacional.
En otro de sus escritos, del texto “Introducción a José Martí”, Retamar explica: “No deja de ser curioso que en ninguna de las veces en que lo nombre (…) mencione ningún texto concreto de Marx, ni muestre familiaridad suficiente con su obra. Y no deja de ser curioso, porque es bastante improbable que Martí, voraz lector, (…) no hubiera leído, al menos, los trabajos que su propio editor y amigo, Dana, había publicado, solo unos años antes, en su periódico y en su enciclopedia, de aquel otro amigo del norteamericano. Especialmente si tenemos en cuenta que algunos de estos trabajos abordaban problemas de las colonias, que tanto interesaron a Martí, e incluso problemas latinoamericanos, de los que el cubano llegó a tener una caudalosa información, y que constituyeron su preocupación histórica cardinal. No es pues arriesgado conjeturar que Martí no solo elogió a Marx, sino que lo leyó; al menos, que leyó algunos de sus textos laterales.(…) Lo que parece igualmente seguro es que Martí no distinguió la especificidad del pensamiento de Marx, aquello que lo diferenció radicalmente de otros socialistas con los que Martí dejaba mezclado su nombre.(…)”
Todos sabemos que Martí no profesó el socialismo, contrariamente a lo que se pretende, se refirió a los desaciertos de este sistema, que si conoció teóricamente; aunque algunos se empreñen en continuar defendiendo la idea de que no conoció o no comprendió el socialismo propuesto por Marx. Para que un hombre sea verdaderamente genial, como lo es José Martí, no tiene que haber sido un socialista. Hemos de admitir de una vez y por siempre que el más grande de los cubanos no se solidarizó con dicha tendencia, por cuanto, pudo asimilar con su visión quasi profética y su futurista mirada previsora las calamidades de un sistema, cuya historia ha demostrado lo que es: una utopía plena de virtudes en un nivel ideal, pero algo totalmente inconsistente en el orden práctico.
Martí conoció, elogió y respetó a Marx, a quien llamó “el héroe del trabajo”; pero no se puso al lado de sus doctrinas, no llegó a solidarizarse con los postulados y principios marxistas, lo que no significa que no percibiera “la contribución científica de Marx, aquello que lo separa decisivamente de los socialistas previos, utópicos”, según afirma Fernández Retamar, para justificar la idea del Martí no socialista, con lo que ha contribuido a la investigación oficialista cubana, a pesar de ser algo muy subjetivo, que no resulta demostrable, pero se le ha difundido y publicado, mientras que los aportes de Medardo Vitier, Rodríguez Embil y Mañach han permanecido en el total olvido.
El líder de la insurrección cubana fue tomado como paradigma de la revolución que había adoptado el socialismo como modelo económico y social. Según el propio Dr. F. Castro fue su inspiración, de ahí que lo proclamara como autor intelectual del fracasado asalto al Moncada, lo que en su momento pudo ejercer su efecto en el pensamiento de las masas poblacionales incultas y fáciles de manipular. Luego la histórica frase pasó a ser un referente polémico, devenida fuente de diversas críticas; en el presente resulta risible para unos, increíble para otros, e inadmisible para todos, por cuanto, en el actual contexto político y social cubano toda alusión a la figura y al pensamiento de los líderes comunistas resulta rechazado. La idea de José Martí, autor intelectual, no es una excepción, por el hecho de ser de la autoría del legendario dictador.
La pureza, el sentido de la justicia, el compromiso social, el noble sentido y el carácter humanista del ejemplar hombre de Dos Ríos no logran insertarse en los cánones del socialismo, pero mucho menos en el “socialismo cubano” manipulado por la represiva dictadura de los Castro, que ha dejado a un lado la idea de “con todos y para el bien de todos” que sabiamente pronunciara Martí, con lo que edificara las verdaderas bases de la democracia y los derechos de una nación, lamentablemente desmoronada desde todo punto de vista, gobernada por un sistema social totalitarista muy distante de las ideas martianas en torno a la democracia, al tipo de gobierno, a la libertad y a la justicia.
Martí en su escrito dedicado a comentar el texto “La futura esclavitud”, del antropólogo Herbert Spencer, se refirió a un hombre esclavo del propio estado; cuyo estado no es otro que el naciente estado socialista. En este sentido expresó: “De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo”; lo que ha ocurrido en la patria amada de Martí, en la que el hombre ha llegado a convertirse en verdadero esclavo de un sistema corrupto y decadente que se sostiene por la fuerza represiva, la manipulación y el control de todo lo existente, incluido el propio hombre.
Hoy 28 de enero, aniversario del natalicio de José Martí, en lugar del histérico desfile de antorchas, carente de significado, y matizado por las vulgares consignas comunistas y la retórica obsoleta que todos rechazan, la convocatoria debería ser el rescate de “la utilidad de la virtud y el mejoramiento humano” de todos y “por el bien de todos”.
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