Jesús María Casal:
“Lo que se avizora es un gran
conflicto de poderes”
Por Hugo Prieto | 3 de enero, 2016
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Jesús María Casal retratado por Andrés Kerese
Después de leer los argumentos de Jesús María Casal, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, profesor de esa casa de estudios, abogado y doctor en Derecho, uno llega a la conclusión de que el gobierno desconoce la sentencia popular, según la
cual lo que es igual no es trampa. En 2013, sectores de la oposición impugnaron la elección presidencial, en la cual resultó electo el primer mandatario,
Nicolás Maduro. Esos recursos ni siquiera fueron admitidos, aunque por una norma elemental del derecho debieron ser procesados. En esta oportunidad,
ha ocurrido todo lo contrario, la sala Electoral admitió el recurso de amparo del oficialismo que pretende desconocer la proclamación de cuatro diputados
del sur del país. Tal como diría el gran Cantinflas, Sí, pero no.
Pero más allá de esta viveza, típica de Jalisco, si no gano arrebato, hay un trasfondo funesto que Casal califica de gravísimo, porque se pretende
desconocer la condición de cuatro diputados que al ser proclamados, ya adquirieron la condiciones de tales. Incluso, de acuerdo con la Constitución, ya
gozan de inmunidad parlamentaria. El conflicto entre poderes está abierto. Y ha sido decretado por el gobierno, antes del 5 de enero, día en que inicia
funciones la nueva Asamblea Nacional. Muchas cosas están por verse, incluida la posibilidad de que los ciudadanos hagan valer sus derechos. Y si la
oposición hará valer su mayoría calificada en la AN.
En primer término se decidió cubrir las vacantes de la sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, en medio del proceso electoral del 6-D.
¿Una casualidad?
Yo diría que la designación de los magistrados constituye un episodio muy negativo y una violación grave de la Constitución, pues allí se atropellaron
todas las normas, tanto de la Constitución como de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. Ese procedimiento se llevó de manera atropellada,
no se cumplieron los lapsos. Pero, además, desde el comienzo estuvo plagado de irregularidades, porque ese proceso se inició sin que hubiese certeza del
número de vacantes. Se anunció, en aquel momento, que eran cinco suplentes, pero luego, en virtud de jubilaciones, se irían añadiendo vacantes de
principales. De entrada, esto denota cuál era el vicio que estaba allí: las , por utilizar un eufemismo, a magistrados para que se jubilaran
anticipadamente. Todo ello con la finalidad de que la nueva Asamblea, ya electa, no pudiera participar en la designación de una parte de los magistrados
del TSJ.
¿Se tomaron decisiones que no le correspondían a la Asamblea Nacional, cuya legislatura expira el próximo 5 de enero?
Realmente, a la Asamblea electa es a la que le correspondería elegir esos 13 cargos de magistrados principales; y esa elección debería realizarse en
diciembre de 2016. Para evitar que eso ocurriera, se desarrolla ese proceso irregular, desconociendo la participación ciudadana, sin hacer una verdadera
ponderación de méritos, de acuerdo con un baremo, con todo un conjunto de irregularidades. Se trata de una medida precipitada por parte del oficialismo
y en definitiva, lo que se quiere es demorar la manifestación institucional de un cambio que se está produciendo en la voluntad del electorado.
Antes del 6-D se daba por hecho que se iban a producir esos cambios en el TSJ, quizás porque el gobierno calculó que la oposición podía
obtener la mayoría calificada, no fue del todo una sorpresa.
Antes de las elecciones, efectivamente, el presidente del comité de postulaciones judiciales, anunció que el proceso quedaba abierto, , entre otras cosas, porque no se sabía con certeza, para el mes de noviembre, cuál sería el número de vacantes, que podrían ser más de 13. Y
luego, tras el resultado del 6-D, el día ocho, aparece publicada una lista, sin que se hubiese anunciado formalmente el cierre del proceso, lo cual
constituye otra irregularidad. Se lleva adelante un proceso, a sabiendas de que los lapsos no daban. De ahí que un grupo de abogados y académicos, entre
los cuales me incluyo, acudimos a la sala Político Administrativa del TSJ para solicitar una medida cautelar a los fines de que se suspendiera ese
procedimiento. ¿Buscando qué? Buscando que podamos canalizar las diferencias institucionalmente. Acudimos al TSJ, a sabiendas de que no ha dado
manifestaciones de independencia, pero lo hicimos pensando que siempre hay un resquicio de esperanza para que las instituciones cumplan su papel.
Vistos los resultados del 6-D se apela al expediente de impugnar la elección de ocho diputados de la MUD. La sala Electoral otorga una medida
cautelar que afecta a cuatro diputados electos por el estado Amazonas y la región sur. ¿Qué implicaciones se derivan de esta decisión?
Considero que estamos ante un grave precedente. La forma en que se tomó la decisión y el hecho de que se haya dictado un amparo cautelar
pretendiendo suspender la proclamación de esos diputados. Sabemos la forma en que ocurrió, fuera de todo lo ordinario. La sala Electoral decidió dar
despacho entre el 28 y el 30 de diciembre para recibir estos recursos y conceder el amparo cautelar. Pero además es un grave precedente porque un
diputado adquiere la condición de tal desde el momento de la proclamación. Ya esos diputados habían sido proclamados y debe respetarse la condición
de diputados que ellos ya adquirieron. Siendo, además, que la propia Constitución, establece que desde ese momento adquieren la inmunidad
parlamentaria. Habría que leer el texto completo de la sentencia, que aún no ha sido publicado, sino sólo una reseña del dispositivo de la sentencia, pero
lo que uno puede decir, de acuerdo a la información que se dispone, es que esos diputados deben comparecer el 5 de enero al hemiciclo de la Asamblea y
presentarse con sus documentos que acreditan su proclamación, como todos los demás y, seguidamente, la Asamblea Nacional ejerce la facultad
constitucional de calificar a sus miembros y los incorpora como miembros del cuerpo.
Jesús María Casal retratado por Andrés Kerese
¿Cómo quedan los criterios y la jurisprudencia que había observado la sala Electoral del TSJ en casos anteriores de impugnación?
Otro elemento muy delicado, en esa línea, es que se pretendiera dar cumplimiento a ese amparo cautelar, lo que generaría una consecuencia absurda. Y
es que esos electores quedarían por un tiempo indefinido sin ejercer su derecho a la participación política a través de los representantes que ellos
eligieron. Esto sería algo absurdo completamente. Es decir, que mediante una medida cautelar, se impida a la ciudadanía el ejercicio de sus derechos de
participación a través de sus representantes y a los propios diputados el ejercicio de la representación política. Es algo insólito. La negación de la
condición de diputado sólo pude ser luego de un proceso completo, contencioso electoral, que pudiera determinar que habría que repetir las elecciones. Y
de llegarse a considerar algunos vicios, ahí tendría que considerarse la jurisprudencia anterior y los criterios generales del derecho electoral, según los
cuales debe respetarse una posición adquirida como resultado del ejercicio del voto. Es decir, que hay una presunción a favor del funcionario proclamado
y quien impugna la elección tiene la carga de demostrar que alguna situación que se haya suscitado encaja en las causales legales para una nulidad de
una votación, de una elección, en todo o en parte.
¿Qué criterios se desconocen con esta decisión?
Recordemos que en el caso de los recursos que se ejercieron en contra de la proclamación de Nicolás Maduro como presidente de la República
(elecciones presidenciales de 2013), todos esos recursos fueron declarados inadmisibles. Es decir, que no solamente no otorgaron una medida cautelar,
sino que fueron declarados inadmisibles de plano, lo cual es un exceso, entre otras cosas, porque esos recursos se debieron admitir para que se ejerciera
el derecho a la tutela judicial efectiva. Lo que quiero destacar ahora es la contradicción, en la que incurre la sala Electoral. En aquel momento fue
demasiado restrictiva en su criterio, hasta el punto en que ni siquiera admitió los recursos, en cambio, en esta oportunidad, no solamente los admite (y de
la forma en que se hizo), sino que pretende suspender la proclamación. Tal como están planteadas las cosas, lo que procede es que estos diputados se
presenten al hemiciclo y la Asamblea ejerza su facultad de calificar a sus miembros.
¿En qué terreno nos estamos moviendo con relación al estado de derecho?
A mí me parece muy delicada la sentencia, sobre todo desde el punto de vista de la representación política. Es inaceptable que se despoje a los
ciudadanos de sus derechos a la representación política a través de sus representantes. Esta decisión afecta a todos los electores del estado Amazonas y
también a los de la región sur del país. Y, el que se adopte una decisión así, pues es muy serio desde el punto de vista de la violación al estado de derecho
y de los principios democráticos.
Estas contradicciones flagrantes, estas violaciones a la ley, ¿Dónde nos ubican? ¿Dónde estamos?
Creo que estamos viendo actuaciones del oficialismo que demuestran que se quieren demorar, que se quieren retrasar, manifestaciones institucionales de
un cambio que ese está produciendo en la voluntad de los electores. Ahora, yo pienso que hay que rescatar un aspecto importante del 6-D. Ese día tiene
la vocación, quiere al menos, iniciar una etapa nueva, en las relaciones instituciones de los poderes públicos. ¿Hasta qué punto puede calificarse como
una etapa nueva? Es algo que no está definido. Hay que tener cuidado, porque estos acontecimientos que han precedido la toma de posesión de la nueva
Asamblea Nacional, pueden restarle vitalidad, puede restarle esperanza a lo que puede iniciarse a partir del 5 de enero. Pareciera que también el objetivo
de estas medidas es minimizar la importancia que tiene la Asamblea, que sin duda, debe tenerla, de acuerdo al voto popular que se expresó. Por eso
pienso que es muy importante que los actores rescaten el significado del 6-D, lo hagan valer y defiendan el sentido de ese voto. Hay cosas que aún no
están definidas y que van a perfilarse mejor, una vez que se instale la Asamblea.
¿Cómo cuales?
Ahí comenzará la solicitud de créditos adicionales, autorizar el nombramiento de embajadores, autorizar viajes del presidente al exterior, aprobación de
leyes (expira la ley habilitante) y la Asamblea, seguramente recibirá propuestas de ley de parte del Ejecutivo. Sería interesante, sobre todo porque no
tenemos experiencia en este ciclo político del chavismo, ahora que la oposición tiene mayoría, una mayoría holgada, en un órgano fundamental del
Estado como es el parlamento. ¿Hasta qué punto va a ser nueva esa experiencia? Va a depender mucho de las dinámicas políticas, que se defienda el
resultado electoral, que se defienda el espacio de la Asamblea. Al mismo tiempo, pienso que esa mayoría calificada que tiene la oposición, que debe
respetarse, tiene mayor capacidad de influir, en la medida en que se mantenga un mínimo marco de comunicación institucional entre el Ejecutivo y la
Asamblea. Un escenario donde la cuerda se tensa, pero no llega a romperse, donde hay algunos espacios institucionales para las interacciones. Ese es el
escenario donde más poder puede tener la oposición con el resultado electoral del 6-D. Falta ver cuál va a ser la posición del gobierno. Pero allí van a
estar encontrándose esas, una a favor de mantener el estatus quo, otra a favor del cambio, en medio de un contexto que no cambia sustancialmente.
A simple vista, el margen de maniobra es muy reducido
Si bien el contexto es similar, se abre una senda, una brecha, con un horizonte de futuro hacia unas relaciones diferentes entre los poderes. Desde el
oficialismo, se ha dicho que la oposición debe entender que sólo tiene un poder del Estado, mientras la revolución controla los otros cuatro poderes del
Estado. Estas son, precisamente, como las cosas que no quisiéramos que se enfocaran en Venezuela. Debe haber instancias que por definición sean
independientes. Y esa es parte de la crisis, digamos, ese enfoque hay que superarlo para rescatar las instancias que ejercen el control. En todo caso, viene
esa etapa, donde van a estar en confrontación esas dos tendencias: una a tratar de iniciar una etapa nueva, en el sentido de que se pueda ejercer control
sobre el gobierno, en la que pueda haber ciertos equilibrios y otra que intentará minimizar a la Asamblea y a considerar que ese escenario no va ser
fructífero.
Jesús María Casal retratado por Andrés Kerese
Eso sería abrir un juego político distinto a la concentración absoluta del poder, que se inauguró en Venezuela a raíz de la abstención opositora
en 2005. Al chavismo le ha resultado muy placentero gobernar sin controles. ¿No sería una mortificación establecer esos mecanismos de diálogo
institucional? No creo que haya disposición de ánimo para eso.
Efectivamente hay una importante concentración de poderes y una forma autoritaria de conducir el gobierno, pero el 6-D abre una brecha democrática,
genera algunas oportunidades dentro de un marco político institucional que en términos generales se mantiene. Y tanto como sea posible, hay que
aprovechar esa brecha, esos espacios, y tanto puede cambiar el marco a la larga. Efectivamente, ese marco cerrado, donde no hay una apertura al
pluralismo, está allí. Pero la Asamblea Nacional puede contribuir abriendo unos surcos, pero dentro de lo que ya se avizora: un gran conflicto de poderes.
Lo difícil es ir a un escenario nuevo dentro de una gran conflictividad política Pero a pesar de eso, hay que tratar de identificar algunos espacios
institucionales para las interacciones entre los poderes.
Que yo recuerde, en Venezuela no habíamos vivido un conflicto de poderes como el que usted avizora —había debate, había discusiones, incluso,
había la famosa aplanadora en la IV República—, pero aquí estamos hablando de un conflicto de otro tenor. ¿Adónde podría conducir una
crisis si se agudiza?
Yo insistiría en que es esencial que los actores políticos traten de identificar esos espacios, aunque sean muy pequeños, de comunicación institucional.
Digámoslo así, para no hablar de diálogo, acuerdos, que tal vez serían deseables. Hablemos de espacios de comunicación, de interacción apropiada entre
los poderes, de mutuo reconocimiento. Pero es cierto, ya se avizora una alta conflictividad y al respecto hay quienes han planteado que, en ese caso,
habría que evaluar algunos caminos para el cambio político. Uno de ellos no debería causar mayor sorpresa, por ejemplo, el tema del referéndum
revocatorio. Es una figura perfectamente constitucional y el que se pueda discutir de ello no debería generar alarma. A partir del 1 de marzo puede
impulsarse el referéndum revocatorio, en el caso de que se cuente el período desde el momento de su elección. Ese es el cómputo más favorable para el
gobierno.
Tenemos la experiencia del referéndum revocatorio, de la llamada lista de Tascón que sirvió además como palanca para la discriminación
política.
Son temas que hay que estudiar, que hay que trabajar. Pero este tema está claramente establecido en la Constitución. El CNE dictó unas resoluciones en
2007 y, por ejemplo, la recolección de firmas exige el uso de las captahuellas. ¿Qué ocurre? Que a diferencia de un proceso electoral, todo el que vaya
está solicitando la revocatoria. Allí hay una diferencia importante con lo que es una diferencia electoral, al que concurren todos los venezolanos de todas
las corrientes políticas. Mientras el que solicita la revocatoria ya está asumiendo una posición política.
La figura del fallecido presidente Chávez, su caudal electoral y su capital político, quizás pudieron disuadir a la oposición, pero el presidente
Maduro no goza de esa cualidad.
Eso es parte del análisis que le corresponde hacer a los actores políticos. Pero lo que quiero destacar es que hay una vía, claramente establecida en la
Constitución. Ahí un tema puede ser la regulación provisional que dictó el CNE (que, entre otras cosas, exige la utilización de las captahuellas en la
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recolección de firmas), pero esa materia debe regularla la Asamblea Nacional a través de una ley de referéndums, ese podría ser un primer paso de la
Asamblea, dictar esa ley, para que la ciudadanía pueda ejercer ese derecho, sin tantas complicaciones. Se han planteado otras opciones legales (una
enmienda constitucional, una constituyente, entre otras), pero no me corresponde a mí analizarlas. Yo creo que hay que concentrarse en rescatar todo lo
que significa esa mayoría calificada en la Asamblea Nacional, lo cual no es excluyente en que en paralelo se rescate el espacio parlamentario, se
democratice la Asamblea.
A las dificultades que enfrenta el gobierno habría que agregar el tiempo que corre en su contra.
Tal vez conviene aclarar, ciertamente, que a partir de marzo se pudiera activar el referéndum revocatorio, pero antes hay que realizar un proceso de
recolección de firmas (20% del padrón electoral) y de manifestaciones de voluntad (que de acuerdo a la resolución del CNE tiene que acompañarse con
el uso de las captahuellas), todo eso lleva su tiempo, sin prejuicio de que una eventual ley de referéndums pudieran introducir cambios en esta
resolución. Pero sí, 2016 sería el año para esa convocatoria, porque si se hace dos años antes de que culmine el período, de acuerdo con la Constitución,
no se realizarían elecciones, sino que asumiría el vicepresidente Ejecutivo.
En Venezuela hay quienes piensan que vivimos sin un estado de derecho y, por lo que se avizora, tal vez nos permitamos el lujo de vivir sin una
Asamblea Nacional. ¿Cómo queda el estado de derecho con estas decisiones que se tomaron en diciembre (la elección de la sala Electoral y la
impugnación de los diputados de la MUD?
Yo pienso que uno de los grandes desafíos de Venezuela es construir los pilares de un estado de derecho. Y el resultado del 6-D es muy importante,
porque reivindica la posibilidad de que la Asamblea Nacional ejerza control sobre el gobierno. Reivindica el pluralismo político. Pienso que el camino
no va a ser ni corto ni fácil. Será una ruta llena de dificultades, pero no perdamos de vista ese horizonte, ese objetivo, de rescatar el estado de derecho,
que a pesar de la conflictividad y la diatriba política se entienda que son necesarios los límites al poder y a los gobernantes.
En el ciclo del chavismo y particularmente bajo los gobiernos de Hugo Chávez, el voto sirvió para posponer los conflictos, pero eso se acabó el 6-
D. Ya no hay esa posibilidad, a menos que se intente una vía que no sea institucional. ¿No están obligados los factores políticos a buscar una
solución al conflicto? En caso contrario, ¿no sería un acto de honestidad decirle a los venezolanos: señores aquí no vale la pena votar?
Yo creo que una consecuencia que se puede derivar del 6-D es ese mandato popular a que se resuelvan los conflictos de manera institucional. Es decir,
allí hubo una manifestación de voluntad mayoritaria a que los conflictos se resuelvan por una vía pacífica, por una vía electoral y yo pienso que esto debe
ser algo sagrado para los actores políticos, más allá de la diatriba y de la confrontación que lleven adelante. Pero no pueden desconocer per se este
mandato de que se resuelvan los conflictos institucionalmente. Nuevamente, la cuerda se va a tensar, pero que no se rompa, porque es esencial que el
cauce institucional y electoral se mantenga allí. Porque de lo contrario, lo que se estaría produciendo es una invitación, cínica, velada, a que los
ciudadanos se resignen, que su voto no cuenta. O a que se apele a mecanismos distintos que nadie quiere.
Comentarios
(8) Ivana Child 3 de enero, 2016 La pregunta de las 44 mil lochas es ¿Están los diputados electos a la altura del momento histórico tan delicado? 849 6 Belkis Duarte 3 de enero, 2016 Excelete articulo de analisis.
Luis Chacón 3 de enero, 2016 Sencillamente, nuestros 112 diputados deberán y deben estar preparados física y mentalmente para la CONFRONTACIÓN POLÍTICA DIRECTA (CPD), no hay otra opción ante la indigencia intelectual del gobierno de los ineptos. Ciertamente el planteamiento es el correcto. Tendremos tiempos duros y de mucha más incertidumbre pero debemos resolver el problema planteado en Venezuela por el comunismo ruso-castrista-saopaolista. De no defenestrar de cuajo este problema mayúsculo, Venezuela seguirá siendo destruida para convertirla en un despojo de país, un despojo como sociedad, seremos, los venezolanos, unos harapientos deambulando cual zombies en una tierra devastada y a merced de las mafias y bandas armadas. Debemos lucha sin descanso por y para nuestra Democracia.
Rodrigo J. Mendoza T. 3 de enero, 2016 El gobierno tiene muy claro que los resultados del 6D no alteran el manejo de los poderes de facto, básicamente los recursos de fuerza y los financieros. Su lectura de los cómputos electorales maneja esta ambigüedad: lo importante no es que gobierno y sus aliados hayan perdido más de dos millones de votos, sino que esa votación no se haya reportado masivamente sobre los candidatos de oposición. El gobierno, que ejerce el poder, que administra los recursos (es un decir), no se deslegitima porque una porción importante de sus partidarios estén hartos de esperar algo de eficiencia y honestidad en la gerencia del país. El énfasis, a ojos de Maduro y ad-láteres, es que el crecimiento del respaldo a la oposición fue pequeño. Lo grave de esto no es tanto el razonamiento político, sino las consecuencias y propósitos: ataques al proceso electoral, amenazas de agavillamiento y violencia, desconocimiento de la institucionalidad constitucional (invocación del “parlamento comunal”). Se deja así pasar la oportunidad de restituir a la política su razón de ser, como escenario de discusión y convivencia civilizada. Se debilita aún más el maltrecho orden jurídico y se desaprovecha una ocasión interesante de buscar terrenos de entendimiento, que permitan a la economía recuperar viabilidad. Las obsesiones del régimen parecen convertir una cierta concepción anacrónica y delirante de la lucha de clases en un afán de aniquilar al país. Ojalá se detengan a tiempo.
Freddy siso 3 de enero, 2016 Aunque se dude, el mango de la sartén lo tiene el pueblo democrático y pacifico de Venezuela y están las FANB obligadas a atender el mandato de ese pueblo.
CEFÁS ROCAFIRME 3 de enero, 2016 Si los UNIFORMADOS armados se mantienen en actitud PROFESIONAL e INDEPENDIENTE políticamente, serán -según estamos AVISORANDOen caso NECESARIO y para ABORTAR el ACTO INSURRECCIONAL-JUDICIAL, convocado contra los DIPUTADOS ELECTOS, “programado” por los DERROTADOS de PALACIO:; los que le pondrán “EL CASCABEL al GATO ” ! y los obligarán – con la CONSTITUCIÖN NACIONAL en la mano – a “PASAR por el ARO “!!! miriam harrar 3 de enero, 2016 El 5 de Enero la mayoría del pueblo venezolano hará respetar su voluntad acompanando a sus 112 diputados electos a la Asamblea Nacional.Nada ni nadie podrá impedirlo.Para ello están las instituciones militares al lado de este pueblo respetando la democracia.Sera una jornada en paz.El comienzo de un nuevo tiempo.
ane cristina saavedra 3 de enero, 2016 No olvidemos que el pueblo, ha preferido, las acciones pacíficas, hasta hoy, ha soportado humillaciones, hambre, etc. del régimen, ya se expresó contundentemente, gracias a los mecanismos democráticos que aún conserva la nación, sin embargo, el gobierno intenta burlarse de la decisiones pacíficas tomadas por el soberano, que no se sorprenda, cuando arrecie la situación de barbarie que se vive en el país el soberano ya no escuche que existen mecanismos pacificos en los cuales ya no creerá. al gobierno que no le sorprenda, ya que creen entender de marxismo y de masas.
(8) Ivana Child 3 de enero, 2016 La pregunta de las 44 mil lochas es ¿Están los diputados electos a la altura del momento histórico tan delicado? 849 6 Belkis Duarte 3 de enero, 2016 Excelete articulo de analisis.
Luis Chacón 3 de enero, 2016 Sencillamente, nuestros 112 diputados deberán y deben estar preparados física y mentalmente para la CONFRONTACIÓN POLÍTICA DIRECTA (CPD), no hay otra opción ante la indigencia intelectual del gobierno de los ineptos. Ciertamente el planteamiento es el correcto. Tendremos tiempos duros y de mucha más incertidumbre pero debemos resolver el problema planteado en Venezuela por el comunismo ruso-castrista-saopaolista. De no defenestrar de cuajo este problema mayúsculo, Venezuela seguirá siendo destruida para convertirla en un despojo de país, un despojo como sociedad, seremos, los venezolanos, unos harapientos deambulando cual zombies en una tierra devastada y a merced de las mafias y bandas armadas. Debemos lucha sin descanso por y para nuestra Democracia.
Rodrigo J. Mendoza T. 3 de enero, 2016 El gobierno tiene muy claro que los resultados del 6D no alteran el manejo de los poderes de facto, básicamente los recursos de fuerza y los financieros. Su lectura de los cómputos electorales maneja esta ambigüedad: lo importante no es que gobierno y sus aliados hayan perdido más de dos millones de votos, sino que esa votación no se haya reportado masivamente sobre los candidatos de oposición. El gobierno, que ejerce el poder, que administra los recursos (es un decir), no se deslegitima porque una porción importante de sus partidarios estén hartos de esperar algo de eficiencia y honestidad en la gerencia del país. El énfasis, a ojos de Maduro y ad-láteres, es que el crecimiento del respaldo a la oposición fue pequeño. Lo grave de esto no es tanto el razonamiento político, sino las consecuencias y propósitos: ataques al proceso electoral, amenazas de agavillamiento y violencia, desconocimiento de la institucionalidad constitucional (invocación del “parlamento comunal”). Se deja así pasar la oportunidad de restituir a la política su razón de ser, como escenario de discusión y convivencia civilizada. Se debilita aún más el maltrecho orden jurídico y se desaprovecha una ocasión interesante de buscar terrenos de entendimiento, que permitan a la economía recuperar viabilidad. Las obsesiones del régimen parecen convertir una cierta concepción anacrónica y delirante de la lucha de clases en un afán de aniquilar al país. Ojalá se detengan a tiempo.
Freddy siso 3 de enero, 2016 Aunque se dude, el mango de la sartén lo tiene el pueblo democrático y pacifico de Venezuela y están las FANB obligadas a atender el mandato de ese pueblo.
CEFÁS ROCAFIRME 3 de enero, 2016 Si los UNIFORMADOS armados se mantienen en actitud PROFESIONAL e INDEPENDIENTE políticamente, serán -según estamos AVISORANDOen caso NECESARIO y para ABORTAR el ACTO INSURRECCIONAL-JUDICIAL, convocado contra los DIPUTADOS ELECTOS, “programado” por los DERROTADOS de PALACIO:; los que le pondrán “EL CASCABEL al GATO ” ! y los obligarán – con la CONSTITUCIÖN NACIONAL en la mano – a “PASAR por el ARO “!!! miriam harrar 3 de enero, 2016 El 5 de Enero la mayoría del pueblo venezolano hará respetar su voluntad acompanando a sus 112 diputados electos a la Asamblea Nacional.Nada ni nadie podrá impedirlo.Para ello están las instituciones militares al lado de este pueblo respetando la democracia.Sera una jornada en paz.El comienzo de un nuevo tiempo.
ane cristina saavedra 3 de enero, 2016 No olvidemos que el pueblo, ha preferido, las acciones pacíficas, hasta hoy, ha soportado humillaciones, hambre, etc. del régimen, ya se expresó contundentemente, gracias a los mecanismos democráticos que aún conserva la nación, sin embargo, el gobierno intenta burlarse de la decisiones pacíficas tomadas por el soberano, que no se sorprenda, cuando arrecie la situación de barbarie que se vive en el país el soberano ya no escuche que existen mecanismos pacificos en los cuales ya no creerá. al gobierno que no le sorprenda, ya que creen entender de marxismo y de masas.
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