Soluciones concretas y efectivas
Una permanente batalla campal se libra en todos los pueblos de Venezuela. El hampa avanza y controla las zonas territoriales convertidas en “franquicias”, por cuyo manejo se lían las megabandas que desatan guerras para asumir el tráfico de drogas, o el tremebundo negocio de los secuestros express. El panorama se complica, cuando la delincuencia organizada utiliza poderosos arsenales.
Mientras tanto, los jefes gubernamentales no enfrentan la evidente causa de este escandaloso ascenso de la violencia, que no es otra que la impunidad, que va de la mano del deterioro continuo del sistema judicial del país, politizado descaradamente. En medio de este cuadro se han desarrollado los tentáculos de los grupos parapoliciales, muchos de ellos integrantes uniformados, carnetizados e izando banderas en nombre de la "revolución".
Los gobiernos “paralelos” dentro de las cárceles es un hecho cierto y patético. El pranato es una figura que va en expansión, como también ocurre en el ámbito sindical, donde las mafias pugnan por apoderarse de sus estructuras. Con instituciones debilitadas y una corrupción galopante, el tráfico de drogas se abre caminos a su antojo, y si es con armas de avanzada tecnología, mejor. Es inocultable la complicidad entre funcionarios y jefes de megabandas para negociar material de guerra altamente sofisticado, adquirido con divisas de los venezolanos que terminan en manos de crueles asesinos.
La ausencia de articulación entre los estamentos nacional, estadal y las policías municipales es una debilidad que no permite un mejor desempeño para encarar este fenómeno. A eso se agrega la profundización de la pobreza, la crisis moral y de familia, en un país donde anualmente nacen más de cien mil niños de madres adolescentes. Antonio presentó el Plan Metropolitano de Seguridad el año 2009, que no fue tomado en cuenta a nivel oficial. Se trata de iniciativas hoy más vigentes que nunca.
La idea es aportar soluciones concretas y efectivas. Insistir en que el gobierno no reincida en esta alocada carrera armamentista con el pretexto de pelear con fantasmas y enemigos prefabricados. Que cierre ese capítulo del "enemigo imperial", porque la lucha hay que darla es contra la miseria que arrincona a millones de seres humanos quienes miran esos desfiles de tanques, aviones y soldados con fusiles, pasar frente a hospitales sin insumos y escuelas destartaladas. Es vergonzoso comprometer nuestras escasas divisas en compra de chatarra para la muerte en vez de invertir en educación, salud y alimentación. También debe ser prioridad el mejoramiento de los cuerpos policiales con equipos, tecnologías y remuneraciones dignas que permitan brindarles efectiva protección a los ciudadanos contra el hampa desbordada.
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