¿Qué se nos pide en las vísperas de estos días santos, frente a lo que Jesús emprendió? Dos cosas: creer en su amor, y dejarnos llevar…
En el silencio de una fe llena de asombro, dejémonos salvar, dejemos que el Señor siga el camino de la cruz, sin nosotros, pero para nosotros. Y aprendamos con asombro lo mucho que Jesús nos ama (…)
¿Y eso, de quién podemos aprenderlo? De la Virgen María que ella no tuvo que huir.
Pues comprendió que no había nada que hacer (...). Entendió que no se le había pedido nada más que dejar a Jesús actuar, y estar allí presente, a la sombra de la cruz, para recibir la salvación que su Hijo le obtenía.
De todos los discípulos, el único que se quedó fue el que siguió la voz de su corazón: San Juan, quien también dejó hacer y se dejó llevar.
En la escuela de María (...) en estos días santos, no se nos solicita otra cosa, sino creer en el amor de Jesús sorprendidos por la fe, dejándonos llevar por Él con plena confianza.
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