Sortean venta de bolsas de comida en San Francisco
Yasmín Ojeda / Maracaibo / yojeda@laverdad.com, 11-4-2016
El consejo comunal de Andrés Bello I y II, parroquia Los Cortijos, no recibió la cantidad suficiente para 15 familias pobres inscritas en censo del programa de abastecimiento municipal
Betzabe Villasmil no salió beneficiada en la venta de bolsas de comida en San Francisco. El consejo comunal de Andrés Bello I y II, parroquia Los Cortijos, no recibió la cantidad suficiente para 15 familias pobres inscritas en censo del programa de abastecimiento municipal.
“Lo que llegó tuvieron que sortearlo con cédulas porque nada más traían siete bolsas”, recordó la septuagenaria mientras intentaba lograr comprar dos paquetes de harina de maíz en una cola del mercado privado Súper Tienda Nuevos Los Cortijos. Sosteniendo el documento de identidad y guareciéndose del sol matutino, dijo esperar tener “mejor suerte” la próxima.
En una de las tres formaciones de compradores, señaló que los miembros del consejo comunal no tenían cómo ayudar a las familias y decidieron “meter las cédulas” para repartir sin manipulación de compra. “Cuando vayan a traer otra vez le darán a otros”, estimó Villasmil.
Lamentó perder el beneficio porque “hasta pollo y leche tenía la bolsa que costaba 800 bolívares”. En los barrios aledaños aún no llega el plan de abastecimiento que ideó la Alcaldía de San Francisco con la venta directa controlada por el ayuntamiento, tras la aplicación del decreto 199 que restringe la venta de productos regulados en los supermercados privados y coordina con las organizaciones sociales la distribución.
En el barrio Roberto Trujillo II no saben de gestión municipal. “Solo llegó una venta de comida y fue hace dos meses por Mercal”, red de distribución del Ministerio de Alimentación, aseguró Jean Carlos Hernández, habitante del sector.
La falta de continuidad hace volcarse a las familias pobres a los negocios que rodean la carretera vía a Perijá, límite de San Francisco con Jesús Enrique Lossada. “Las ventas no han dado resultado. No se ven por esta zona”, reclamó Hernández.
El trabajador a destajo lamentó el bajo ingreso diario que percibe para soportar la carga inflacionaria y especulativa en el precio de los alimentos. “No puedo ir a comprar a Maracaibo porque el dinero que gano en la semana no alcanza”.
En la cola para lograr dos kilos de harina, mezcla de arroz, a 220 bolívares, Mayamil Parra, ama de casa, comentó que las jornadas de ventas de comida llegan “algunos sectores, no a todos”. No confió en mensajes oficiales de acabar con las colas. “Aquí está una. Venden dos paquetes por persona”.
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