Dejen el tacticismo
Mientras uno de ellos hace chistes de aquel puñado de “nadas”, y los otros hablan sobre tumultos de sangre, los negociantes de la MUD se tornan tan chiquitos como unos carajitos que llegan el primer día al preescolar.
Mientras hago lo que ahorita hacen muchos venezolanos, que es abrirle otro hueco al cinturón, veo la televisión después de hacer sufrir mi mirada en la pantalla de la computadora. ¿Y que veo?
Veo que, más que una conversación o “diálogo”, lo que se plantea en el fulano encuentro entre gobierno y MUD es más bien una negociación, y así hay que asumirla. Ahora, lo que cuestiono es que no hay valentía para decir las cosas por su nombre; se inicia una negociación, y en la MUD y en el gobierno hay negociadores sentados frente al enviado del Santo Padre. Y les digo, estoy de acuerdo con la negociación política, y es más, es bueno que lo hagan antes que pongan los muertos.
¿Y qué más veo? Creo que predomina el tacticismo vulgar erosionador de algunos integrantes de los dos sectores, como contexto de lo que se abre el 11 de noviembre. De parte del gobierno, el afán de Maduro, de Diosdado y de otros ha sido el de desgastar las posiciones de la MUD alrededor de esa susodicha “mesa”, y en la propia MUD se aprecia la postura de algunos de sus voceros de pretender erosionar con su mediocre tacticismo la determinación de los factores democráticos que participan en un escenario que pudiera resolver “algunas cosas” con la transacción.
¿Y qué otra cosa veo? Lo diré de “cajón”: es clarito que el radicalismo de los dos bandos está trabajando al unísono y de manera sincronizada. Ante esta realidad, utilizo esta humilde trinchera para dispararle con mi fusilería a ese endurecimiento verbal, irreflexivo, amenazante e intransigente que han asumido los del gobierno y también algunos sectores y figuras del bando democrático, al punto que se han tornado siameses. ¿Qué veo entonces en esa pantalla mediática? Respondo que miro un monstruo de dos cabezas.
Ahora dejo de mirar. Ahora exijo a viva voz, que es la misma de millones, que cese el partidismo en estos momentos de transición calamitosa y compleja, complejísima indudablemente. Venezuela merece entendimiento, sentido común, civilización, racionalidad, temple, ponderación, ecuanimidad y hasta un lenguaje asertivo, antes que tacticismos legañosos. ¿Qué más zancadillas? ¿Hasta cuándo se seguirá mandando a lo mejor de nosotros los venezolanos a una ducha fría en su patetismo de pérdida de oportunidades y de opciones para que este país salga del atolladero por donde lo condujo el canto de sirena del populismo?
Hay otra cosa en que coinciden los ruines tacticistas: ellos manejan un discurso de supremacía moral, y se elevan muy, pero muy por encima de los desangelados “negociadores” que sentó la MUD frente a la sotana papal. Mientras uno de ellos hace chistes de aquel puñado de “nadas”, y los otros hablan sobre tumultos de sangre, los negociantes de la MUD se tornan tan chiquitos como unos carajitos que llegan el primer día al preescolar. Pues yo estoy con esos enanitos, porque seguro estoy que la lucha no se va a parar en la bodega del 11 de noviembre, pero ahora se hará con menos margen de maniobra para los irracionales, especialmente para el gobierno, que ahora tiene sobre sí la sombra del Vaticano.
Sin embargo, ¿cuándo será el día en que los Maduro, Diosdado y demás integrantes de la Hidra de Lerna que envenena la sociedad venezolana, dejarán los menosprecios a todo el genteril que piensa distinto a ellos, que piensa diferente de sus mentalidades reaccionarias y viles? ¿Cuándo llegará aquel momento en que los jacobinos y jacobinas de aquella “salida” irresponsable dejarán de manejar la política como la fumada de un cigarro a punto de acabarse?
Vallejobelis3@gmail.com
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