Diálogo en terapia intensiva
Lenys Moreno / Maracaibo / lcmoreno@laverdad.com, 25-11-2016
Los analistas Oswaldo Ramírez y John Magdaleno concordaron en la posibilidad de que el proceso se finiquite pronto. Destacaron que ambas partes cometieron errores. La disposición en cuanto al tema electoral resaltaría como la principal razón de un probable quiebre
“Por lo que yo veo, si el 6 de diciembre no hay resultados, monseñor Claudio María Celli (enviado del Vaticano), tendrá que darle cristiana sepultura al diálogo”, fueron ayer las palabras de Henrique Capriles, gobernador de Miranda, en entrevista a Unión Radio, avivando los cuestionamientos sobre si los encuentros entre Gobierno y oposición realmente puedan sobrevivir después de este 2016.
A juicio de analistas, las posibilidades de que las conversaciones continúen son muy bajas. Todo depende de la disposición del oficialismo de ceder en lo electoral, proposición “medular” de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), fue claro en su posición: El organismo al que representa no está contento en cómo se viene desarrollando el proceso. Aseguró que el Gobierno parece querer controlar las reuniones y lo instó a cumplir con lo acordado, entre otras cosas, con la liberación de los presos políticos y la apertura del canal humanitario.
Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, acentuó que 75 por ciento de la población rechaza el diálogo. La gente no cree que genere resultados. “Las conversaciones pudieran no pasar de este año. Las escaramuzas verbales son muy altas entre ambos bandos”, señaló el analista político.
Apuntó que la MUD prácticamente fue “chantajeada” para sentarse en las mesas. Les aplicaron un elemento disuasorio con la liberación de los presos políticos, con el hambre, con la manipulación del miedo “por el uso del poder legítimo de la violencia”. A la final es al Gobierno a quien más le conviene mantener las conversaciones, ya que “son una medida dilatoria” y de “apaciguamiento” de la presión popular, la cual nunca debió abandonar la oposición.
“Quizás ese chantaje ya se acaba porque los actores ante la iglesia han comenzado a ver que la intención del Gobierno es ceder lo más mínimo”, destacó.
John Magdaleno, politólogo, indicó que la única manera de que los encuentros pasen de este año, es que el Gobierno haga concesiones relevantes, principalmente en lo comicial. “Las probabilidades de que el diálogo sobreviva básicamente están asociadas a esto. En realidad, la posibilidad de que continúen y de que se deriven acuerdos mínimos satisfactorios para ambas partes, es bastante baja”, dijo.
Recalcó que el Gobierno pareciera estar dispuesto a asumir los costos de un comportamiento autoritario. La única manera de que ceda es “con más presión nacional e internacional”.
Faltas
Al inicio del proceso, tanto el Gobierno como la oposición se comprometieron ante monseñor Claudio María Celli, enviado del papa Francisco, a “disminuir el tono de agresividad del lenguaje utilizado en el debate político”.
Ramírez apuntó que el oficialismo “no está aportando nada en su discurso. No se le ve intención de solventar los problemas”, lo que considera una falta grave para el buen desenvolvimiento de los encuentros. Aseguró que el gran error de la Unidad fue dejarse imponer narrativas del otro bando y frenar la presión popular.
Magdaleno precisa que el desliz del sector oficial fue utilizar las mesas de diálogo para ganar tiempo, mientras que por la oposición, están las contradicciones entre los diferentes líderes de la MUD, lo que tiene su efecto en una imagen negativa ante la opinión pública.
A juicio de analistas, las posibilidades de que las conversaciones continúen son muy bajas. Todo depende de la disposición del oficialismo de ceder en lo electoral, proposición “medular” de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), fue claro en su posición: El organismo al que representa no está contento en cómo se viene desarrollando el proceso. Aseguró que el Gobierno parece querer controlar las reuniones y lo instó a cumplir con lo acordado, entre otras cosas, con la liberación de los presos políticos y la apertura del canal humanitario.
Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, acentuó que 75 por ciento de la población rechaza el diálogo. La gente no cree que genere resultados. “Las conversaciones pudieran no pasar de este año. Las escaramuzas verbales son muy altas entre ambos bandos”, señaló el analista político.
Apuntó que la MUD prácticamente fue “chantajeada” para sentarse en las mesas. Les aplicaron un elemento disuasorio con la liberación de los presos políticos, con el hambre, con la manipulación del miedo “por el uso del poder legítimo de la violencia”. A la final es al Gobierno a quien más le conviene mantener las conversaciones, ya que “son una medida dilatoria” y de “apaciguamiento” de la presión popular, la cual nunca debió abandonar la oposición.
“Quizás ese chantaje ya se acaba porque los actores ante la iglesia han comenzado a ver que la intención del Gobierno es ceder lo más mínimo”, destacó.
John Magdaleno, politólogo, indicó que la única manera de que los encuentros pasen de este año, es que el Gobierno haga concesiones relevantes, principalmente en lo comicial. “Las probabilidades de que el diálogo sobreviva básicamente están asociadas a esto. En realidad, la posibilidad de que continúen y de que se deriven acuerdos mínimos satisfactorios para ambas partes, es bastante baja”, dijo.
Recalcó que el Gobierno pareciera estar dispuesto a asumir los costos de un comportamiento autoritario. La única manera de que ceda es “con más presión nacional e internacional”.
Faltas
Al inicio del proceso, tanto el Gobierno como la oposición se comprometieron ante monseñor Claudio María Celli, enviado del papa Francisco, a “disminuir el tono de agresividad del lenguaje utilizado en el debate político”.
Ramírez apuntó que el oficialismo “no está aportando nada en su discurso. No se le ve intención de solventar los problemas”, lo que considera una falta grave para el buen desenvolvimiento de los encuentros. Aseguró que el gran error de la Unidad fue dejarse imponer narrativas del otro bando y frenar la presión popular.
Magdaleno precisa que el desliz del sector oficial fue utilizar las mesas de diálogo para ganar tiempo, mientras que por la oposición, están las contradicciones entre los diferentes líderes de la MUD, lo que tiene su efecto en una imagen negativa ante la opinión pública.
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